Por Sebastián Fest
“Rosario sangra. Y no necesita un simple torniquete para mejorar. Necesita una cura definitiva. Por eso vamos a ir a fondo. Con firmeza, sin que nos tiemble el pulso”, afirma Patricia Bullrich, ministra de Seguridad
En 2023 fue la amenaza a la familia política de Lionel Messi, y este año, el asesinato de taxistas y conductores de autobuses como mensaje mafioso: tan enquistados están el narcotráfico y la violencia en Rosario, la segunda ciudad de Argentina, que se necesitan estímulos potentes para devolver su historia trágica al primer plano informativo.
Este sábado volvió a suceder. La historia es más que potente. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, anunció que aplicará la ley antiterrorista para combatir la violencia narco en Rosario y en toda la provincia de Santa Fe. Para ello convoca a las cinco fuerzas federales de seguridad y sumará el apoyo de las Fuerzas Armadas en tareas específicas.
“Si no ponemos un freno urgente, la violencia va a seguir escalando”, dijo Bullrich en una carta enviada a los medios de comunicación y reproducida en sus redes sociales.
“Rosario sangra. Y no necesita un simple torniquete para mejorar. Necesita una cura definitiva. Por eso vamos a ir a fondo. Con firmeza, sin que nos tiemble el pulso”, añadió.
“Vamos a tomar las medidas necesarias para que todo hecho de violencia perpetrado en la vía pública o en el interior de lugares públicos sea inicialmente considerado como un intento de aterrorizar a la población o condicionar a las autoridades y, por tanto, se denunciará como un acto de terrorismo. También tenemos previsto solicitar el apoyo de las Fuerzas Armadas, siempre dentro de los términos de la Ley de Seguridad Interior”, precisó la ministra.
Bullrich ya fue ministra de Seguridad de Mauricio Macri entre 2015 y 2019, y es vista por un sector importante de los argentinos como una mujer que pone “orden” en un asunto cada vez más complejo, el de la seguridad ciudadana ante la narco criminalidad.
Su ambición era ser presidenta, pero tras quedar tercera en las elecciones de 2023 protagonizó una fulminante reconciliación con el hoy presidente Javier Milei, que de acusarla de terrorista que ponía bombas en jardines de infantes pasó a convertirse en su gran defensor.
Así, cuando se cumplen tres meses de la alianza Milei-Bullrich, el gobierno argentino se enfrenta a una encrucijada en la zona más caliente del país. Rosario es una ciudad pujante, con un puerto desde el que se exporta buena parte de la producción agropecuaria de la Pampa Húmeda. Ese puerto, sobre el río Paraná, conecta con Bolivia, Paraguay y Brasil y es codiciado por los narcos, tanto como plataforma de exportación de la droga como así también como terminal para el creciente mercado interno de consumo.
ADMIRACIÓN POR BUKELE
Dos semanas atrás, Bullrich se vio en Estados Unidos con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, mundialmente conocido por haber reducido drásticamente la criminalidad en un país que estaba cerca de ser un Estado fallido. Lo hizo con enorme éxito, a tal punto que ganó recientemente la reelección de forma arrasadora, aunque también violando garantías constitucionales y llenando las cárceles de inocentes.
Bullrich es admiradora de Bukele, al que en aquel encuentro en Washington DC felicitó por haber “salvado la vida de millones de personas”, toda una exageración para un país de apenas 6,3 millones de habitantes como es la nación centroamericana.
Maximiliano Pullaro es desde diciembre el nuevo gobernador de Santa Fé. Pullaro pertenece a la Unión Cívica Radical (UCR), el partido socialdemócrata liderado en los ’80 por Raúl Alfonsín, que en la actual etapa democrática jamás había gobernado la que es una de las tres provincias más importantes del país, casi siempre dominada por el peronismo.
Pullaro, joven y dinámico político, se encontró con una situación de seguridad desastrosa, con los delincuentes mandando en las cárceles y ordenando desde allí robos y asesinatos. Días atrás, una imagen circuló: los presos eran revisados en forma exhaustiva, y lo que se veía parecía calcado de ese “método Bukele” que dio la vuelta al mundo.
La venganza narco no tardó en llegar. Comenzaron a acumularse los asesinatos de taxistas en las noches. y cuando los taxistas hicieron una huelga en señal de protesta y auxilio, las balas se dirigieron a un conductor de autobuses urbanos. Balas que, se confirmó luego, pertenecían a la Policía de Santa Fe, un cuerpo sospechoso de connivencia activa con los narcos. De ahí que Bullrich quiera instalar las fuerzas federales en esa provincia.
“Hoy innegablemente se está poniendo el dedo en la llaga, que es el sistema carcelario”, dijo Pablo Javkin, alcalde de Rosario, de origen radical y perteneciente también a una fuerza socialdemócrata. “No se puede retroceder”.
Javkin, ignorado en su desesperación durante los cuatro años del gobierno del peronista Alberto Fernández, pidió ayuda: “Si vamos a poner más presión en la cárcel también hay que tener más despliegue en la calle para cuidar a los ciudadanos. Porque las víctimas que tuvimos esta semana eran personas que trabajaban en la ciudad”.
Fuente El Mundo