Por Sofía Diamante
La canciller Diana Mondino habló pocos minutos en el summit de la AmCham, pero dejó un mensaje claro: la Argentina debe integrarse al mundo. “Los últimos 20 años hemos estado particularmente cerrados, pero esta es una política que lleva varias décadas. Tal vez con algunas consignas que parecían interesantes, pero que en definitiva fueron tergiversadas por el uso o malintencionadas, digamos de protección de industrias o de castigar al sector agropecuario, o de no facilitar que nuestros estudiantes o los científicos puedan intercambiar con otras organizaciones en el resto del mundo. Y todo eso es una de las cosas que más queremos cambiar”, dijo la ministra, antes más de 700 líderes de negocios.
Mondino dijo que “hay pocas cosas que ayuden más al bienestar de una sociedad que integrarse al mundo”. Pero aclaró que no solo es más beneficio desde el punto de vista del comercio, sino también desde lo cultural y científico.
“En todas las cosas, el poder tener colaboración con otros países, es francamente la mejor y la más rápida manera de poder crecer o tener mejor desarrollo. Lo conocemos de toda la vida y, sin embargo, la Argentina ha crecido poco por estar poco integrado al mundo”, indicó.
Luego enumeró tres grandes objetivos que se planteó el Gobierno. “En primer lugar, desde el punto de vista comercial, tenemos que generar más tratados internacionales. Eso facilita una enorme cantidad de cosas. No es solamente los aspectos arancelarios, sino homologación de condiciones sanitarias. También tenemos muchísima necesidad dentro de estos tratados de igualar la cancha, de que no estemos en desventaja contra otros países que puedan producir lo mismo que nosotros, pero que llegan más barato al resto del mundo”, dijo la economista.
Mondino dijo que para ello, el país se “inflige” algunos costos. Y explicó: “Puede haber aranceles en un país al cual uno quiere exportar, pero a su vez nosotros también ponemos retenciones o dificultades para exportar. Tenemos problemas de escala”.
Otro objetivo principal es tener una mejor integración con la región. “Piensen cada vez que van a visitar Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia o Chile, las dificultades que tienen para pasar. Imaginen eso para un camión. Los costos logísticos que tenemos en la Argentina son monumentales y la integración que tenemos con estos países es muy limitada. Por lo tanto, lo que nosotros hagamos con fronteras es una de las cosas que más va a facilitar nuestra actividad”, dijo.
En tercer lugar, señaló que había un objetivo “mucho más ambicioso” y de largo plazo: “Que la voz argentina vuelva a ser escuchada con respeto en el mundo. Ustedes notan en las Naciones Unidas, hay veces que queda vacío el auditorio cuando alguien va a hablar. Nosotros quisiéramos que en algún momento volvamos a tener relevancia, que podamos ser árbitros en disputas internacionales. Ese es un objetivo de muy largo plazo, no es un objetivo económico, pero claramente muestra la confiabilidad del país, la estabilidad de las instituciones y muestra que tenemos un camino de largo plazo”.
Finalmente, la canciller habló sobre la economía y dijo que en “estos casi 100 días hemos cambiado un montón de las restricciones que afectaban a la política monetaria”. Pero hizo hincapié en el aspecto fiscal: “Si logramos ser un país sin déficit, sin necesidad de financiación espuria, sin emisión y sin inflación, vamos a tener una estabilidad donde la productividad va a ser crítica. Algunos de estos objetivos no son negociables, no por una cuestión ideológica, sino porque no se puede tener déficit perpetuamente. Y si alguien cree que lo puede tener, por favor, díganme de dónde saca la plata para poder mantenerlo”, concluyó.
Fuente La Nacion