Por Dr. Jorge Corrado*
“Las nuevas guerras no serán hijas de la primera Guerra del Golfo, sino hijastras de Chechenia y Somalia”
Hans Magnus Enzensberger
1.-Consideraciones preliminares.
El pueblo argentino y en general el Iberoamericano, somatiza una profunda sensación de angustia y desesperanza por el futuro. La crisis cultural y política se tornó endémica, transformándose en decadencia. Todos hablan de un agravamiento del escenario social pero nuestra obligación como académicos es penetrar y llegar a las causas profundas de nuestra crisis, buscando llegar al concepto central, su centro de gravedad siguiendo a Clausewitz. Los efectos ya son públicos y más que evidentes
Hans Magnus Enzensberger, en su ensayo “Perspectiva de Guerra Civil” (1994), planteó el concepto “de guerra civil molecular a escala planetaria”, expresada en ámbitos urbanos y vinculada a las subculturas de tipo marginal.
Es un conflicto sin objetivos políticos claros, con un alto grado de violencia, y en ese sentido, el escritor alemán advierte que “cualquier vagón de subterráneo puede convertirse en una Bosnia en miniatura”.
El desarrollo de esta guerra es, en un comienzo, incruento. Se inicia en forma imperceptible, ya que no necesita movilizar ejércitos, pero ya está presente en las sociedades occidentales cuyos focos comienzan a formar parte cotidiana de muchas grandes ciudades.
“Poco a poco en la calle se van acumulando basura. En el parque aumenta el número de jeringuillas y de botellas de cerveza destrozadas. Por doquier las paredes se van cubriendo de graffitis monótonos, cuyo único mensaje es el autismo: evocan un yo que ya no existe. Los colegios aparecen con el mobiliario destrozado. Nos hallamos ante una declaración de guerra, aunque pequeña, muda, el urbanista experimentado sabe interpretarlo”.
Lo verdaderamente grave de este tipo de conflictos es que no están regulados por el derecho internacional, ya que ocurren en el seno de los Estados, por lo que la aplicación del derecho humanitario se hace impracticable; y lo que es peor; el agresor no reconoce leyes regulatorias ni le interesa la antijuridicidad de sus actos.
En estas últimas semanas se han producido hechos dramáticos en el campo de la seguridad estratégica y de la seguridad pública, tanto en el ámbito nacional cuanto en el internacional. Las crisis en la ciudad de Rosario y en nuestro vecino País Ecuador son el ejemplo más nítido.
La escalada de la inseguridad interna es incontenible y, desde varias décadas, el Estado juega su rol cada vez más alejado de la realidad circunstancial, refugiándose en forma suicida en concepciones ideológicas cuyas consecuencias agravan el baño de sangre, dolor y angustia en que vive la población. Una vez más nos apercibimos de cuan lejos está nuestra “corporación dirigencial” para asumir la realidad mundial y regional, en la que Argentina está inmersa.
El conflicto contemporáneo no es comprendido por nuestra actual dirigencia, ocupada en asuntos crematísticos, ideológicos o electorales. La seguridad, como “bien público”, es hoy un bien mostrenco. No solo está ausente la idoneidad estratégica, también lo está la “voluntad política” para enfrentar la realidad. Ello aumenta progresivamente la desconfianza del “soberano” y la falta de representatividad de los funcionarios.
Ninguno de ellos ha podido explicar razonablemente el “porqué” de la sangre que corre en nuestras calles, el dolor de ver a diario a nuestros hermanos muertos a mansalva y sin piedad. Han muerto decenas de ciudadano y agentes del orden en los últimos años, cifra record y que denota un estadio de guerra civil, en ocasión de robo o secuestro. Pero, ¿quién puede calcular con exactitud la cifra de muertos civiles, en ocasión de delitos violentos?. La cifra real de secuestros, tomas de rehenes, zonas liberadas al narcotráfico, asaltos a mano armada, robo de ganado en el interior del país, piratas del asfalto, tráfico de personas y un sinnúmero de hechos delictivos, sólo demuestran a las claras un hecho central: la carencia de Estado y por ende de las Instituciones Necesarias.
DESDE HACE 25 AÑOS nuestro Instituto ha expuesto, en cuanto ámbito académico le ha tocado participar, el riesgo que corría Latinoamérica ante el avance de la amenaza del Crimen Organizado Transnacional, y específicamente del NARCOTERRORISMO. Ha alertado sobre su modo de acción y sus consecuencias para el desarrollo de la Región. Su amenaza vehemente a todas las estructuras de los Estados, para feudalizarlos, como objetivo central de la maniobra.
Al mismo tiempo, con insistencia y autoridad académica, hemos expresado la perversidad arcaica y disfuncional de nuestro sistema de Seguridad y de Defensa, para afrontar los nuevos riesgos estratégicos. Hoy vemos que un número considerable de legisladores, se aperciben que nuestro sistema de Seguridad no existe y que debe ser reformulado ante las nuevas formas de agresión.
Pero debimos llegar al borde del abismo para que la dirigencia política y los “medios de comunicación” hablen, por supuesto en forma superficial y con un notorio grado de desconocimiento del tema.
Un viejo proverbio oriental puede explicarnos tanta irrazonabilidad:
“Si miras que el viento ya no mueve tu barco, es tiempo de que ajustes las velas”.
Pero, ¿estamos en tiempo para ajustar nuestras velas? La situación es crítica. Tenemos contaminadas gran parte de las estructuras de los poderes del Estado. Hay un generalizado clamor por el relevo y el cambio. Las Fuerzas de Seguridad estuvieron durante décadas afectadas, manoseadas, sin Dirección Política. El Estado sin planeamiento estratégico. Las Fuerzas Armadas sin misiones y consecuentemente sin el despliegue, el equipamiento y el adiestramiento mínimos. Maniatadas política y legalmente por el relato unidireccional de los “Derechos Humanos”, que las sacó del Estado, dejándolo huérfano de Planeamiento Estratégico para las nuevas formas de guerras internas que el mundo soporta hoy (Hibridas, Asimétricas, de 7° Generación) Zonas territoriales con altísima densidad de población, totalmente inaccesibles al Estado, atestada de drogas y con gran cantidad de armas de todo tipo. Un poder judicial obsoleto, sin recursos y disfuncional. Un sistema carcelario desbordado y anarquizado. Altísimos niveles de desocupación, pobreza, hambre y condiciones miserables de vida, rozando con lo infrahumano. Desnutrición y mortalidad infantil.
Esto es lo que percibimos a diario y es lo que somatizan nuestros espíritus. ¿Qué hay detrás de todo esto?. ¿Qué es lo da origen a tanta perversidad? Y la pregunta del millón: ¿Podremos estar peor?. Para cambiar, ¿Será necesaria más sangre? ¿Terminaremos en una guerra civil franca y abierta?, o ¿Habrá capacidad de reacción ante tanta estupidez, egoísmo e ignorancia?
Los escenarios posibles y alternativos que se nos presentan no son muchos:
- La revolución autodestructiva, montada sobre sofismas y utopías ideológicas. Es la regresión que nos lleva a la disgregación.
- La restauración de la cultura originaria, de la ética de nuestra identidad; el rápido ingreso a la etapa de la civilización del conocimiento y la rehabilitación institucional Es la recuperación de la identidad, el progreso y la inserción internacional; escenario éste esbozado por la actual administración elegida por el 56 % del electorado.
- La intervención externa, inducida por un incidente, provocado o no provocado, o bien la reacción por impotencia, como detonante de una escalada sangrienta. La guerra civil de la “tercera especie”.
La reconstrucción urgente de un mínimo “Estado Necesario” se torna imprescindible para contener al Crimen Organizado y su manifestación en nuestra región Iberoamericana, el NARCOTERRORISMO.
La confluencia de la agresión estratégica y el delito común será la nota distintiva del agravamiento del conflicto regional.
Si nuestros dirigentes no advierten la realidad estratégica que nos abarca, estarán justificando las sospechas de ignorancia o complicidad que los inmovilizan.
El drama de la guerra civil enlutará a nuestras comunidades. Sólo pedimos, en estas horas críticas, un mínimo de claridad conceptual y de patriotismo, dejando de lado las críticas estériles y el cuestionamiento sin propuestas. Recordemos una sentencia de un gran filósofo chino:
“No maldigas a la oscuridad, sólo prende una vela”.
Las Américas, como el resto del planeta, reciben y perciben el efecto de la globalización tecnológica post Guerra Fría impulsada por la revolución de las comunicaciones y el transporte y contemporáneamente el proceso de reafirmación de los particularismos nacionales, de las identidades, que se confronta con un globalismo universal que trata de desintegrar a través de maniobras políticas-financieras-culturales las identidades nacionales. Ese es el gran enfrentamiento a nivel global que pasa desapercibido para nuestras dirigencias. Tradición, cultura, valores centrales de nuestra identidad vs. globalismo relativista, nihilista, negacionista.
Hay menos tensión ínter-estatal, pero aumentó el conflicto intra-estatal y actores privados presionan al Estado Nacional o bien lo agreden, feudalizándolo.
El Crimen Organizado Transnacional es uno de ellos. Y dentro de éste el Terrorismo Internacional unido al sostén financiero del Narcotráfico Internacional. Estas agresiones estratégicas tienen, en algunos casos, una conducción de altísimo nivel técnico y jurisdicción internacional, dividiendo sus actividades según las conveniencias que le presentan los espacios geográficos. Hasta el momento, esta es una ventaja fundamental de los carteles, frente a la fragmentación política de los Estados.
Los Estados actúan individualmente o con leves coordinaciones, frente a un enemigo privado transnacional, con comando unificado. Los Estados tienen problemas diferenciados y reacciones distintas e individuales, ante un enemigo monolítico, sin códigos y normalmente máspoderoso; que tiene la iniciativa, impone la división del trabajo y explota las crisis de la transición de era, de la moral pública y de la debilidad estructural de nuestros estados.
En el Continente Americano:
Bolivia y Perú son productores del insumo básico, la hoja de coca. Si eliminan las plantaciones., lanzan a los brazos de la guerrilla a los desocupados y agravan su situación.
Colombia es espacio de destilación de la pasta básica y base de los principales carteles que apoyan a las guerrillas. El Gobierno, bajo sospecha, no controla gran parte de su territorio.
México es el principal país puente, con relación a EE.UU.. Los países puente se hacen consumidores, lavadores y organizan carteles. Estos ocupan progresivamente al Estado. Núcleo central de la acumulación del Fentanilo. Aclaremos: la agresión de ésta amenaza en nuestro hermano País ha causado 180.000 muertos en casi 12 años…tres veces la cantidas de bajas de EEU en 10 años de guerra en Vietnam….y algunos creen todavía que se trata de una amenaza policial, de Seguridad Pública, que puede ser contenido con UFIS y Juzgados.
EE.UU. es el principal consumidor y el tamaño de su economía facilita el lavado de dinero, que en mayor o menor medida se realiza en todos los demás estados.
Brasil, hoy nuestro principal aliado, tiene una situación particular. Limita con los principales países productores y destiladores, a través de fronteras selváticas y montañosas que dificultan enormemente el contralor del tráfico. Su numerosa población y la existencia de antiguas organizaciones criminales, han llevado a algunos analistas a señalarlo como la futura “potencia narco” de la Región.
Una respuesta continental unificada, a ésta situación estratégica de muy difícil resolución, a pesar de las continuas reuniones internacionales que provoca, no se ha logrado y sus consecuencias están a la vista en toda América.
Quienes se oponen a la consideración estratégica de éste conflicto, que afecta al Estado y a la sociedad como un todo, demuestran un alto grado de confusión o despiertan diversos grados de sospecha.
A veces, extrañamente se presenta a ésta agresión como un mero problema social, de drogadicción; otras considerándolo como un hecho policial o de seguridad pública y entre militares, es común observar una visión exclusivamente táctica, traducida en esta expresión: “nos quieren reducir a Guardias Nacionales“. Se imaginan con perros, controlando valijas en las aduanas y esa es la razón de su equívoca actitud.
La respuesta a este inédito ataque y ocupación del Estado (a sus instituciones), a través de la capacidad de compra de voluntades de las poderosas organizaciones criminales, debe ser necesariamente innovadora y requiere de las de las Fuerzas Armadas y de Seguridad…ACTUANDO BAJO UNA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL EN FORMA CONJUNTA…y que requiere sus mejores hombres para la tarea de planificación estratégica combinada y conjunta; en la conducción y perfeccionamiento del sistema de comando y control, en el alto mando; en la operación de la radarización aérea, naval y terrestre de la Región; en el cruzamiento de los controles en todos los niveles y áreas intervinientes y en la supervisión de la cooperación internacional e interinstitucional.
La ejecución táctica será desempeñada por las FFSS que ya están desplegadas en las fronteras o en los lugares precisos.
Las FF.AA. deberán aportar el cerebro y el sistema nervioso central de la nueva estructura conjunta y combinada, dejando a la Gendarmería, Prefectura, PSA, Policías Federales y Provinciales el sistema de procedimientos tácticos sobre el terreno. EE.UU. lo viene haciendo desde 1988.
Actualmente, de acuerdo a las leyes vigentes, los argentinos estamos haciendo exactamente lo contrario, invirtiendo las jerarquías institucionales, como ya fue dicho. Además, “pedimos peras al olmo”.
La expansión del Narcoterrorismo revela no solo el deterioro generalizado de los Estados y de la autoridad gubernamental, como manifiesta tendencia finisecular, sino que el ritmo de su avance lo ubica como la amenaza estratégica principal para la Región.
A pesar de ello, este fenómeno mundial que afecta particularmente a las Américas, “permanecerá invisible, en gran medida, en tanto el Poder Político no tenga la voluntad para reconocer la relación entre grupos Terroristas en la región, y el narcotráfico que incluye la producción, tráfico, consumo, lavado de dinero y fuerzas sistémicas mundiales más amplias…”.
La “Seguridad Nacional”, que conceptualmente ya se trataba en la Universidad de Yale en 1790, que el Secretario de Marina Forestal empleó en el Congreso de los EE.UU. en 1945 y que se difundió desde 1947, a través del Acta Nacional de Seguridad al ámbito de la comunidad académica internacional, en Iberoamérica es una expresión contaminada por su vecindad fonética con la “Doctrina de la Seguridad Nacional”, creación falaz, pero muy eficaz en relación con sus fines, del teólogo Comblin.
Debido a éste condicionamiento ideológico, en la legislación argentina de los años ‘80 se utiliza la palabra “Seguridad” sin consideración de su contenido universal y sin adjetivación alguna. Se la define, por ley, como una situación “de hecho”(¿?), sin distinción entre Seguridad Estratégica o Seguridad Pública.
Las confusiones conceptuales legislativas trajeron consecuencias gravísimas en la institucionalidad de la Seguridad y Defensa Nacionales y en la disfunción del Estado Nacional argentino. Dada la caracterización de los conflictos que enfrenta Iberoamérica, es indispensable abarcar con urgencia el concepto que la ciencia le otorga a la “Seguridad Nacional”, sin determinantes ideológicos. Concientes de estas falacias, es frecuente repetir en discursos parlamentarios aquello de que “las cuestiones de seguridad, constituyen políticas de Estado”, pero en los hechos el Estado no está cumpliendo con sus roles centrales, en la mayor parte de la Región. La Seguridad y la Defensa carecen de Institucionalidad.
Ante la ambigüedad y diversidad conceptual que hemos recogido en nuestro Instituto acerca de la “Seguridad Nacional”, deseamos retener este concepto brindado por la “Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales” (1968): “La habilidad de una Nación para proteger sus valores internos de las amenazas externas”. Su amplitud permite abarcar la naturaleza de la crisis cultural-política que arrasa con los valores de nuestra cultura hispano-criolla, conmoviendo las soberanías y corrompiendo a las sociedades y a las instituciones. La “protección” de esos “valores internos”, en mi país no existe y las “amenazas externas” han dejado de ser potenciales. Son hechos presentes en los frentes internos.
Amerita un párrafo específico la ligazón que la “Política Nacional de Seguridad” debe tener actualmente con la “Política de Defensa Nacional”. La naturaleza de la presente agresión estratégica, en todos los frentes de la actividad pública, obliga a interrelacionar las políticas, las estrategias y los planes de la seguridad nacional y de la defensa nacional. Para ello hemos trabajado infructuosa y arduamente en los últimos 25 años, proponiendo reformas estructurales, a fin de lograr el “Estado Necesario” en el pórtico del siglo XXI.
Los procesos de integración regionales, las fuertes tendencias al continentalismo y la caracterización internacionalizada del agresor común, exigen la urgente revisión del Sistema de Seguridad Interamericano y en particular del Iberoamericano, absolutamente inoperantes o inexistentes. Hemos propuesto en ámbitos políticos y académicos la necesidad de acordar en la Región la Seguridad Colectiva y la Defensa Común, en oportunidad. Sin embargo, por las razones ya expuestas, estos temas no ingresan en las agendas de los dirigentes políticos.
2.-La Situación Estratégica Continental y su Relación con la Seguridad y Defensa.
Clausewitz homologaba a las formas de los conflictos y de la guerra con un camaleón, que adapta su color al espacio y tiempo por donde transita. La guerra, hecho socio-político “espectacular”, evoluciona con la situación internacional y con los medios tecnológicos disponibles. Es consecuencia en sus formas, del progreso, de la civilización, del cambio. La Seguridad y la Defensa tienen la paradójica función de preverla, para evitarla. Ello exige tener percepciones claras, para no prever lo que pasó y no captar lo que pasará.
Los Estados no se preparan y desarrollan un Plan de Seguridad para el “delito abstracto”, sino para uno o más conflictos determinados, y se estudian para eludirlos, superarlos o ganarlos. Ello supone contar con el Estado Necesario, con Instituciones funcionales y operativas, con personal idóneo, actualizado conceptualmente, en constante seguimiento y comprensión del alto ritmo de evolución de los procesos que signan a las últimas décadas.
Cinco siglos antes de Cristo, Sun Tzu establecía en su importantísimo tratado sobre el conflicto:
“Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro. Si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla. La guerra es de vital importancia para el Estado: es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o pérdida del Imperio. Es forzoso manejarla bien. No reflexionar seriamente sobre todo lo que le concierne es dar prueba de una culpable indiferencia en lo que respecta a la conservación o pérdida de lo que nos es más querido y ello no debe ocurrir entre nosotros”. (Los subrayados son nuestros)
A pesar de esta severa advertencia, 2500 años después la “culpable indiferencia”, que más arriba hemos citado como una “irresponsable inconciencia dirigencial”, está presente en gran parte de Iberoamérica. “Todo lo que le concierne” a la guerra, es materia de la Seguridad y Defensa Nacional, responsabilidad excluyente del Estado y de la de Política, como inteligencia del Estado. La Política ha sido desplazada por las meras ideologías y el Estado, sus Instituciones, se encuentran licuadas. “El dominio de la vida o de la muerte” y de loque “nos es más querido”, carecen de conducción, aunque siga siendo “forzoso manejarlo bien”, como primaria responsabilidad esencial del Estado y sus Instituciones.
Las políticas de seguridad, en sus aspectos legales, deben reflejar el nuevo ambiente internacional y no escenarios pasados. Pero los pensadores estratégicos deben hacer estrategia y no táctica. Debemos ir de lo general a o particular. No deben legislar para hechos que ocurrieron 50 años atrás, sino para el futuro previsible. De lo contrario estaríamos caminando hacia adelante, de espaldas al frente. Si así lo hacemos, iremos de tropezón en tropezón, tratando de resolver a diario los efectos de cada trastabillar, colocando parches urgentes por todos lados.
3. Consideraciones finales a propósito de la situación actual y el accionar del gobierno nacional.
Hemos querido resumirlas a modo de cuadro a fin de ser claros en nuestras apreciaciones:
De carácter positivo:
- Denota una loable preocupación sobre la situación de gravedad institucional respecto a la situación de la Seguridad Pública.
- Crea un marco de excepcionalidad que desde el punto de vista psicológico marca una bisagra en las expectativas de la población en general y coloca al tema en un sitial de preocupación extrema.
- Propone debatir las causas y no los efectos del conflicto.
- Demuestra la intención manifiesta de utilizar TODO EL PODER DEL ESTADO, para resolver la crisis planteada en la ciudad de Rosario, pero pone su análisis también al escenario probable de expansión de éste fenómeno en otras zonas de riesgo estratégico, el AMBA por ejemplo.
- Propone soluciones en materia de cambio o modificación de la legislación actual de Defensa y Seguridad como también respecto a Seguridad Pública en el ámbito de la ley penal, penitenciaria y policial.
De carácter negativo o ausentes:
- Carencia de una ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL, tanto a nivel regional como nacional. Única forma de enfrentar a las nuevas amenazas transnacionales. (Narcotráfico, Terrorismo, Narco-Terrorismo, Mafias, Tráfico de armas Químicas, Bacteriológicas y Nucleares, es decir a las guerras y conflictos actuales (7° Generación). Que conducen inexorablemente a la situación de Estado Fallido, fundamentalmente a través de dos manifestaciones claves: la pérdida del monopolio de uso de la fuerza por parte del Estado y la falta de control territorial por parte del mismo. Los dos comienzan a darse en nuestro país
- Medidas aisladas y de carácter táctico. Salvo el caso de las propuestas en educación, pero que deberían ser complementadas con directivas de creación de nuevas ciudades productivas en el interior.
- Carencia de estructura de Inteligencia Estratégica para evaluar los escenarios posibles y probables a fin de asistir a la Estrategia de Seguridad Nacional
- No se hace distinción entre los riesgos que afecta a la Seguridad Estratégica del Estado (detallados en el punto a.) respecto a los riesgos a la Seguridad Pública (enumerados en el Código Penal). De acuerdo a nuestra Ley de Seguridad Interior dichos riesgos estratégicos deben ser previstos y planificados por las policías. Los resultados están a al vista. La elevación del índice de delitos en la Seguridad Pública en forma exponencial se homologa con la fiebre de un enfermo con neumonía (Riesgo estratégico). Si no entendemos éste concepto central aplicaremos aspirina en vez de penicilina. El enfermo seguramente morirá. Será nuestro destino?
- Desconocimiento que juega el manejo de la información y su procesamiento para la toma de decisiones. Vivimos una etapa civilizatoria donde EL EJE DEL PODER ES EL CONOCIMIENTO Y LA VELOCIDAD EN QUE SE LO TRANSMITE. Gana el que tiene más información y decide más rápido. El Crimen Organizado actúa en red, en tiempo real, sin freno legal, aprovechando al máximo la globalización en las comunicaciones, y sirviéndose de la misma. El Estado con procedimientos del siglo XIX, en forma piramidal y burocrática, amén de la corrupción. Enfrentamos procedimientos del siglo XXI con los nuestros del siglo XIX.
- Reformulación total de las fuerzas de Seguridad y del sistema judicial. Basado en la tarea conjunta y en tiempo real de la instrucción y la decisión, el liderazgo organizacional, el entrenamiento intensivo, la conceptualización estratégica y la elaboración de una nueva Teoría del Conflicto Contemporáneo (carencia de conocimiento Polemológico en nuestro País), de la cual derivaría como lógico correlato su correspondiente Doctrina, teniendo como sustento la situación planteada en los primeros puntos de éste informe.
Éste artículo surge de la necesidad de aclarar algunos puntos que resultan del agravamiento de la situación en la ciudad de Rosario, pero que son una manifestación inicial de escenarios similares que podrían plantearse a futuro. Por supuesto el tema es de tal magnitud que exige un compromiso total de todos los sectores de la comunidad, y especialmente del nivel dirigencial, que hacen ineludible el estudio de las causas profundas de nuestra grave situación en materia de seguridad.
Y queremos dejar expresamente aclarado que nuestro Instituto realizó el Primer Simposio Internacional de Narcoterrorismo en el Teatro Gral. San Martin de CABA, año 1988, es decir hace 25 AÑOS…conclusión NADIE ESCUCHA…!!! Las consecuencias y la sangre en las calles están a la vista..!
* El Dr. Jorge Corrado es Abogado, diplomado en la Universidad de Buenos Aires, Director del Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires, Profesor Titular de Ciencia Política, Estrategia y Geopolítica en la Universidad Católica de La Plata, profesor del Campus Internacional para la Defensa y Seguridad, Sevilla, España.