Rescate imposible (Land of Bad, Estados Unidos/2024). Dirección: William Eubank. Guión: David Frigerio y William Eubank. Fotografía: Agustín Claramunt. Música: Brandon Roberts. Edición: Todd Miller. Elenco: Liam Hemsworth, Russell Crowe, Luke Hemsworth, Milo Ventimiglia, Rickie Wittle. Distribuidora: Imagem Films. Duración: 113 minutos. Calificación: solo apta para mayores de 16 años. Nuestra opinión: buena.
Rescate imposible es un hiperviolento relato bélico sobre la misión casi suicida de un grupo comando del ejército estadounidense en el corazón de la selva filipina. Allí hay un rehén clave para las operaciones encubiertas de las tropas norteamericanas y un gran obstáculo que se opone al operativo militar para liberarlo: una red terrorista de origen islámico a la que se subordinan los grupos insurgentes locales.
La película se concentra durante sus casi dos horas en contar cómo un vigoroso sargento (Liam Hemsworth), mucho más preparado para la acción que para el cálculo, sobrelleva toda clase de adversidades para cumplir la misión. La descripción de esa tarea se hace con intenso y elocuente realismo, suficiente para que el Hemsworth más popular de todos (Chris, el Thor de Marvel) se sienta orgulloso de la resistencia física y la convicción para la lucha física de su hermano menor. Lo mismo le pasará seguramente con Luke, el de mayor edad dentro del clan y el menos conocido de los tres, que suma su aporte también con ropa de comando.
A los dos, pero sobre todo a Liam, les tocará recibir golpes, magullones, caídas, impactos de toda clase de proyectiles que estallan muy cerca y sesiones de tortura, siempre con la cámara bien cerca, dispuesta a mostrar mucha sangre o dientes que saltan por un trompazo. Rescate peligroso es una película deliberadamente explícita en términos de violencia y quiere ser verosímil porque desde esta descripción aparece sin disimulo la voluntad de aproximarse al verdadero cuadro de las guerras actuales.
¿Y cómo serían las guerras del siglo XXI de acuerdo con esta mirada? Con operaciones encubiertas ejecutadas por militares de elite sobre terrenos adversos, con escaramuzas en las que no se cumple ninguna de las reglas o convenciones de la tradición bélica, con armas y apoyo aéreo dirigido y manejado a distancia. El otro gran protagonista del relato es el capitán Reaper (Russell Crowe), encargado de la unidad que controla a kilómetros del teatro de guerra la operación de drones y misiles.
Como un aguerrido boxeador y su sabio, curtido y paternal entrenador, Hemsworth y Crowe tratan de superar dificultades y desafíos varios (frente a enemigos bastante estereotipados y algo de fuego amigo) a la usanza de los videojuegos. Las escenas de acción, tanto las que transcurren a cielo abierto como las peleas mano a mano, están filmadas de un modo que siempre consigue capturar la energía más poderosa de cada combate.
Esa destreza no se contagia del todo a la trama, que fluye hasta más o menos la mitad con fluidez, aplomo y un visible equilibrio entre la acción en la selva (filmada en escenarios de Australia) y las escenas de interiores. De allí al final hay unas cuantas elipsis forzadas que le quitan un poco de densidad y congruencia a lo que veníamos viendo. Por suerte está Crowe, que se roba la película casi sin necesidad de levantarse de la silla, en su nuevo lugar de actor secundario rebosante de humor, nobleza y carisma cinematográfico.
Fuente La Nacion