La presencia de hasta 200 pandillas, con 20 de ellas operando en la capital, Puerto Príncipe, ha exacerbado la situación.
Los disturbios han llevado al cierre de infraestructuras clave, la violencia y atques coordinados.
Grupos armados han quemado comisarías de policía y liberado a miles de reclusos de dos prisiones.
Uno de los líderes pandilleros describió estos eventos como un intento de derrocar al Gobierno del primer ministro, Ariel Henry.
Según la ONU, las pandillas controlan actualmente el 80% de Puerto Príncipe desde el asesinato del expresidente Jovenel Moïse en 2021, Haití ha enfrentado oleadas de delincuencia y disturbios.
En 2023, el número de homicidios denunciados en el país aumentó un 119,4% en comparación con el año anterior. Hubo 4.789 víctimas de homicidio, incluyendo mujeres, niños y niñas.
El primer ministro Ariel Henry ha luchado por contener la violencia, que también ha afectado la celebración de elecciones cruciales que han sido aplazadas repetidamente, finalmente renuncio.
El asediado líder de Haití, Ariel Henry, presentó su dimisión a última hora del 11 de marzo.
La renuncia fue comunicada por líderes regionales del bloque CARICOM.
Las bandas han estado atacando las estructuras gubernamentales y el orden social está al borde del colapso.
Henry dimitio “tras el establecimiento de un consejo presidencial de transición y el nombramiento de un primer ministro interino” según el líder de Guyana y actual presidente de la CARICOM, Irfaan Ali.
La ingerencia de Venezuela.
La cancillería de Venezuela ha expresado “preocupación” por los acontecimientos en Haití. Pero la cercania e intereses en Guyana, mas el narcotrafico liderado por el cartel de los soles, dirigido por militares, suman preocupación.
Supuestamente bogan por una solución al conflicto y se ofrecen a contribuir en la construcción conjunta de una respuesta solidaria.
Venezuela propone iniciativas como el diálogo inclusivo, la reinstitucionalización de los poderes públicos, la reinserción en la economía internacional y la formación de fuerzas de seguridad efectivas y un ejército propio para Haití. Tal vez, en realidad, estas manifestaciones solo sean la pantalla para hacer pie en Haití, muy al estilo ruso haciéndose fuerte en zonas conflictivas de África.
La situación en Haití es crítica y requiere una atención urgente para restaurar la estabilidad y la seguridad en la isla caribeña. Curiosamente, la ONU se niega a enviar un contingente para contener la violencia.
Arde Haití: ¿qué está pasando en medio de la violencia y el caos?
Por Marcos Calligaris
El país caribeño vive una escalada de violencia, con pandillas que controlan el 80 % de su capital. Bukele ofreció ayuda, poniendo tres condiciones para intervenir.
La capital de Haití, Puerto Príncipe, está experimentando una ola de violencia con ataques coordinados por pandillas contra las fuerzas del orden y las instituciones estatales.
El primer ministro, Ariel Henry, se encuentra actualmente en Puerto Rico y no puede regresar a su país debido al control que las pandillas ejercen sobre gran parte de la capital. Estas pandillas han pedido su renuncia, atacaron el aeropuerto, liberaron a criminales peligrosos de las cárceles y ordenaron el arresto de jefes policiales y ministros. Además, se han registrado tiroteos cerca del Palacio Nacional.
Según Naciones Unidas, las pandillas controlan actualmente el 80 % de Puerto Príncipe. Esta ola de violencia surgió mientras el primer ministro Henry estaba en Kenia, donde firmó un acuerdo para desplegar 1.000 agentes de policía en Haití, con el objetivo de restaurar la seguridad.
La ONU señaló en un informe reciente que el número de homicidios denunciados en Haití en 2023 aumentó un 119,4 % en comparación con el año anterior. En 2023, hubo 4.789 víctimas de homicidio, incluyendo 465 mujeres, 93 niños y 48 niñas. Solo en ese año, 8.081 personas fueron víctimas de la violencia de las pandillas, incluyendo muertes, heridos y secuestros.
Qué está sucediendo
El 7 de julio de 2021 el presidente Jovenel Moïse fue asesinado por mercenarios colombianos. Ariel Henry había sido designado primer ministro dos días antes del magnicidio y permanece en el cargo, aunque oficialmente su mandato terminó el 7 de febrero de 2022, según un acuerdo firmado en diciembre de 2022.
Desde entonces, y ante el pedido de elecciones, Henry ha llamado a la calma, destacando los esfuerzos policiales y rechazando una transición prolongada.
No obstante, el país caribeño no ha celebrado elecciones desde 2019, y la violencia reciente coincide con la visita de Henry a Kenia para firmar un acuerdo bilateral que autoriza la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS) en Haití.
En ese contexto, resuena cada vez y a fuerza de terror, el nombre del líder pandillero Jimmy Chérizier, alias ”Barbecue”, quien anunció un intento de golpe de Estado, la intención de capturar al jefe de la Policía, así como a ministros y evitar el regreso de Henry a Haití.
La conexión de las pandillas con la política
Las pandillas en Haití han tenido una conexión histórica con la política, según consigna The Associated Press.
En 1990, tras el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide, un embargo y aislamiento internacional afectaron a la clase media, según indicó Michael Deibert, autor de dos libros sobre el país.
Después de la expulsión de líderes golpistas en 1994, un acuerdo respaldado por el Banco Mundial devastó la sociedad agrícola rural al importar arroz estadounidense. Fue entonces cuando la falta de empleo y oportunidades llevó a jóvenes a unirse a pandillas en Puerto Príncipe, algo que muchos políticos utilizaron como brazo armado barato.
Por ejemplo, en 2001 el oficial policial Guy Philippe intentó un golpe, y Aristide convocó a pandilleros para defenderlo. Paulatinamente, la debilidad policial y estatal permitieron que las pandillas ocuparan un papel prominente en la sociedad, ganando autonomía en los últimos tres años.
Hoy, como ha sucedido en otros países vecinos, las pandillas son un poder en sí mismas, comparándolas con una especie de Estado paralelo. Esa autonomía alcanzó un punto crítico, permitiéndoles imponer condiciones al Gobierno.
Según Naciones Unidas, en Haití operan aproximadamente 200 pandillas, dedicadas al tráfico de armas, drogas, extorsión, secuestro, asesinato y violencia sexual. En Puerto Príncipe, 23 bandas controlan el 80 % del territorio. Dos coaliciones principales, G-9 y Familia y Aliados, liderada por ”Barbecue”, y G-Pèp, están involucradas en guerras territoriales.
¿Quién es ”Barbecue”?
En las últimas horas circulan en las redes imágenes de un pandillero caníbal comiendo carne de la pierna de un ciudadano al que han prendido fuego. Así operan los pandilleros que responden a Jimmy Chérizier, alias ”Barbecue”, líder de G-9 y Familia y Aliados, una peligrosa alianza de pandillas haitianas.
Le dicen ”Barbecue” porque su familia tenía un negocio de carne a las brasas; aunque otros sostienen que su alias se debe a su costumbre de quemar las casas y los cadáveres de sus víctimas.
Ese es parte del antecedente de este expolícia nacido en Puerto Príncipe y que ha participado en distintas operaciones con saldos de horror y muerte. Tras dejar la policía, dirigió la banda Delmas 6, haciéndose con el control de varias zonas de Puerto Príncipe con la connivencia del gobierno de Moïse.
Se le atribuye participación en diversas matanzas, y en 2018 fue sancionado por Estados Unidos. En octubre de 2022, la ONU le impuso sanciones, incluyendo un embargo de armas y la congelación de activos. Chérizier amenazó luego con una “guerra civil” si Ariel Henry permanecía en el poder, calificando a su gobierno como ilegítimo. En una entrevista reciente, se autodenominó “revolucionario”, en lucha contra un gobierno corrupto.
El ofrecimiento de Bukele
Si alguien ha logrado mostrar la reversión de una situación tan o más acuciante que la de Haití, es el presidente Nayib Bukele, quien con sus políticas de mano dura, no exentas de polémica, ha logrado mutar a El Salvador del “país más violento del mundo” al “más seguro de Latinoamérica”.
El Salvador lleva dos años bajo un polémico régimen de excepción implementado en marzo de 2022, renovado mensualmente sin interrupciones. La medida suprime ciertos derechos constitucionales y de asociación, permite la intervención de correspondencia y celulares de sospechosos, y extiende hasta 15 días la ventana para detenciones administrativas.
Ante las últimas noticias en Haití, Bukele ofreció colaboración para solucionar el caos y la violencia, poniendo tres condiciones: una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y cobertura de todos los gastos de la misión.
“Podemos arreglarlo”, escribió el mandatario en su cuenta de la red social X, respondiendo a una publicación que muestra la dura situación de Haití.
La crisis en Haití encuentra en la oferta de ayuda de Bukele un llamado a la acción internacional. Es poco probable que el salvadoreño termine involucrándose en el conflicto haitiano, pero su declaración debe leerse como una apelación a la comunidad internacional a unirse en un esfuerzo coordinado y sobre todo efectivo para restablecer la gobernabilidad y la paz. La situación en Haití no solo afecta a su población, sino que también tiene implicaciones regionales. Un región de la que Argentina forma parte.
Fuente: Cadena3-Total News Agency