LA HABANA, Cuba.- Hasta hace poco, encontrar aceite para cocinar no era una tarea demasiado complicada, bastaba disponer del dinero para comprarlo. Pero hoy salí en busca de aceite y ni siquiera en las mypimes había.
Caminé desde 10 de Octubre y Lacret en La Víbora, hasta Ayestarán, a más de cuatro kilómetros, y de los 50 establecimientos que visité donde por lo general ofertan el aceite, solo había en seis lugares, y solo en uno de ellos había con envase de un litro al precio de 1.000 pesos, que fue el que adquirí. En los otros cinco lugares eran botellas de 900 mililitros, cuyo valor oscilaba entre 1.000 y 1.300 pesos. Mi asombro fue grande al ver en la etiqueta el lugar de origen de este aceite: Turkiye. O sea, lo trajeron desde el otro extremo del planeta Tierra.
Hasta hace un mes se compraba el mismo litro por unos 750 pesos, y en ocasiones a precio algo menor en ciertos establecimientos, pero se hallaba en casi todos los lugares privados sin dificultad, excepto el precio.
La cuota de aceite que aún dan por la llamada “canasta familiar normada”, la Libreta de Abastecimiento, es media libra por consumidor cada dos meses. Costaba primero 36 pesos, y últimamente subió a 57.
Es evidente que esa pequeña cantidad no alcanza para cubrir las necesidades básicas de una persona en dos meses, ni aunque la administre por cucharaditas o goteros.
Antes del reordenamiento económico, comprar un litro de aceite en las tiendas en CUC, aunque también era algo caro, no presentaba las dificultades actuales. Las personas que no tenían CUC lo podían adquirir en las Casas de Cambio (Cadeca) a 25 pesos el CUC. El litro valía entre 1.95 y 2.15. Por tanto, se podía comprar un litro por una cantidad que oscilaba, al cambio, entre 48 y 56 pesos.
En estos momentos, las tiendas que venden artículos en Moneda Libremente Convertible (MLC) no ofertan aceite de girasol, solo el aceite de oliva importado, a precios alcanzables para los que reciben grandes remesas o los altos funcionarios del Gobierno.
Antes de la Revolución, gran parte del aceite que se consumía se hacía en el país. La marca “El Cocinero”, que era muy popular, elaboraba el aceite con semillas de girasol. Esta industria, situada en la calle 11 esquina a 24, en El Vedado, hoy es el centro cultural Fábrica de Arte Cubano.
Después de 1959, El Cocinero, que pasó a ser propiedad del Estado, siguió su producción con el mismo nombre en otras fábricas y con materia prima importada. Pero hoy casi no se ve.
Durante un tiempo se hizo también aceite de soya, por iniciativa del Comandante en Jefe. Pero al igual que en otros alimentos, la proporción de soya usada era bastante elevada y con efectos dañinos para los seres humanos. Pero parece que ya tampoco hay soya.
Existen plantas en nuestro suelo de las cuales se pueden obtener también aceites para cocinar: el palmiche, el maní, la semilla de calabaza, el maíz. Valga la pregunta: ¿Por qué nuestra industria nacional no produce aceite y tiene que importarlo del exterior?
La manteca de cerdo es tradicionalmente muy usada en la cocina cubana. Lo dañino para la salud de la manteca depende de la cantidad que se use. En mi casa, antes de la Revolución, se cocinaba con manteca y el aceite que se compraba era el de oliva, para las ensaladas.
Hoy, la manteca es un lujo. En los puntos de los agromercados en que venden carne de cerdo, el precio de la libra no baja de 450 pesos. Y si venden manteca, un litro puede costar hasta 1.000 pesos. O sea, es tan cara como el aceite.
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Fuente Cubanet.org