Primeros pasos del nuevo jefe de la Casa Militar
Por Edgardo Aguilera
Sebastián Ibáñez, flamante titular del organismo encargado de la seguridad del Presidente, realizó una recorrida por la Casa Rosada.
El flamante jefe de la Casa Militar, coronel Sebastián Ibáñez, inició el lunes una recorrida de presentación ante autoridades militares. A su paso por el edificio Libertador, sede del Ejército y del Estado Mayor Conjunto, el hombre encargado de la seguridad del presidente Javier Milei saludó al general de brigada Luis Presti, y más tarde al brigadier general Xavier Isaac.
Momentos protocolares que siguieron a la tormentosa despedida de su antecesor el coronel mayor Alejandro Guglielmi. La partida de Guglielmi, quien permaneció siete años en el puesto bajo las administraciones de Mauricio Macri y Alberto Fernández, se vio envuelta en dimes y diretes de palacio atribuidos a cierta rispidez con la secretaria general Karina Milei y otro actor de pasado castrense, Jorge Antelo, secretario de Estrategia, mano derecha del jefe de Gabinete Nicolas Posse.
Rumores incomprobables que alimentaron un hecho por demás natural en el mundo militar, el relevo de personal que ha cumplido su tares en un destino ordenado por sus superiores. La rotación en la Casa Militar se cumple habitualmente cada dos años. Es cierto que allí llegan candidatos previamente seleccionados y Guglielmi reunía características personales que lo convirtieron en un favorito por el trato y cintura en el mundo político. La excesiva permanencia le jugó en contra.
Pasó de ser un militar asignado a funciones de alta responsabilidad nada menos que con la figura presidencial a creerse que podía permanecer sin tiempo final en la misión. El cruce en un pasillo de la Casa Rosada con quien más tarde sería su sucesor y que éste no le anticipara la movida exasperó a Guglielmi.
Fue simiente y su propia usina de trascendidos que luego se enriquecieron con el pasar de las horas con datos de color como el que se atribuye sobre prestarle el despacho a la vicepresidente Victoria Villaruel. El ordenamiento de la estructura bajo la administración de la Secretaria General y la Casa Militar ya había comenzado a principios de marzo cuando se decidió el traspaso de los aviones de presidencia a la Fuerza Aérea Argentina.