Por Luisa Corradini
Los líderes del bloque aceptaron la posibilidad de usar los intereses de los haberes rusos congelados desde que empezó la invasión para ayudar militarmente a Ucrania; el Kremlin dejó de llamar la ofensiva como “operación militar especial”
22 de marzo de 2024
ARÍS.– Los líderes de la Unión Europea (UE) aceptaron la posibilidad de utilizar los intereses de los haberes rusos congelados desde que comenzó la guerra para ayudar militarmente a Ucrania. La propuesta, que podría generar unos 3000 millones de euros este año, provocó aun más ira de Moscú, que reconoció, por primera vez oficialmente, que el país se encuentra “en estado de guerra”, justo en el día en que la capital rusa sufrió un “sangriento atentado terrorista” -como lo calificó el Kremlin- en una sala de conciertos, que dejó por lo menos 115 muertos y más de 100 heridos.
La guerra en Europa no es para mañana. Pero eso no impide prepararse para tal eventualidad. Sobre todo para evitar su materialización. Así lo confirmó el jueves Josep Borrell, responsable de la diplomacia europea, en el primer día del Consejo Europeo que reunió a los jefes de Estado y de gobierno del bloque en Bruselas.
“El llamado lanzado a los europeos para que sean conscientes de los desafíos que enfrentamos es bueno. Pero tampoco debemos exagerar. La guerra no es inminente. Tenemos que prepararnos para el futuro, aumentar nuestras capacidades de defensa, y las capacidades de nuestra industria de defensa. Pero no hay que asustar inútilmente a la gente. Lo que es inminente es la necesidad de ayudar a los ucranianos”, dijo.
Ese mismo jueves, el Instituto para el Estudio de la Guerra anunció desde su sede en Washington que “varios indicadores financieros, económicos y militares rusos sugieren que Rusia se prepara para un conflicto convencional a gran escala con la OTAN; no en forma inminente, pero probablemente en un plazo más corto de lo que ciertos analistas occidentales supusieron inicialmente”. También los servicios de inteligencia alemanes habrían manifestado recientemente su inquietud ante la “carrera armamentista desenfrenada de Rusia, que podría sugerir los preparativos de una guerra con Occidente en los próximos dos años”.
Un temor justificado por el cambio de tono del Kremlin que este viernes, a través de su vocero, Dimitri Peskov, reconoció por primera vez desde que invadió Ucrania, que el país se encuentra “en estado de guerra”.
“Estamos en estado de guerra. Sí, esto comenzó como una operación militar especial. Pero desde que ese grupo se formó allá. Desde que, colectivamente, Occidente participó junto a Ucrania, para nosotros, se convirtió en una guerra. Y todos deben comprenderlo”, explicó el vocero del presidente Vladimir Putin, que acaba de ser elegido para un quinto mandato.
La decisión de utilizar los intereses de los fondos rusos congelados en Europa pareció concretarse ayer tras un año de negociaciones centradas en la posibilidad legal de utilizar unos 190.000 millones de euros congelados en Euroclear, organismo internacional de depósitos y pagos con sede en Bélgica. Durante todo ese tiempo, hubo que superar el habitual bloqueo del primer ministro húngaro, Viktor Orban, tenaz opositor al uso de ese dinero para armar militarmente a Ucrania. Ahora, según el comunicado final, la Comisión Europea se encargará de ajustar los detalles para lanzar la operación.
Según la presidenta del Consejo Europeo (CE), Ursula von der Leyen, de los 3000 millones de euros de intereses que podrán ser utilizados este año, Europa podría liberar los primeros 1000 millones en julio. Von der Leyen también reveló que la UE estudia la posibilidad de aumentar las tarifas aduaneras del grano ruso que entra en Europa, que incluye el que roba en Ucrania.
El miércoles, víspera del primer día de cumbre en Bruselas, el Kremlin afirmó que la decisión de utilizar los beneficios del dinero ruso congelado para ayudar a Ucrania sería una violación del derecho internacional. Los europeos rechazan esa acusación.
Según el documento final, el objetivo de esta cumbre era utilizar todos los medios posibles para reforzar las capacidades de defensa del continente, así como ayudar a Ucrania “todo lo enérgicamente que sea necesario”.
“Se trata, en resumen, de poner término en Ucrania a las veleidades neo-imperialistas rusas”, explica una fuente europea.
“Rusia estima que el tiempo está de su lado, que puede soportar las pérdidas y esperar las próximas elecciones en Estados Unidos”, analiza Borrell. “Europa debe en consecuencia aumentar su apoyo a Ucrania, cueste lo que cueste. Conservar la unidad y prepararse para lo que venga… Que será difícil”, reconoce Borrell, sobre todo si el republicano Donald Trump ganara las elecciones norteamericanas del 5 de noviembre próximo y pusiera fin al apoyo militar a Ucrania.
Los Estados miembros del bloque ya destinaron 31.000 millones de euros en ayuda militar a Kiev: 20.000 millones suplementarios fueron anunciados para este año.
Bienes y tecnologías sensibles
Europa también ha decidido tratar poner freno a la elusión de sanciones occidentales “incluidas las filiales de empresas europeas” instaladas en el extranjero. En ese marco, estimando que “es necesario limitar todo acceso de Rusia a bienes y tecnologías sensibles que presenten un interés en el campo de batalla, incluyendo entidades en terceros países que lo hagan lo posible”, la cumbre encargó a la Comisión Europea en su declaración final que prepare nuevas sanciones contra Belarús, Corea del Norte e Irán.
En el espacio europeo propiamente dicho, el objetivo será “reforzar el estado de preparación” del bloque y “sus capacidades globales en materia de defensa”. En particular, aumentando la producción de la industria local. “En un contexto de aumento de las amenazas” y para “reducir sus dependencias estratégicas”, de Estados Unidos, ante todo.
Y como el nervio de la guerra es evidentemente el dinero, la cumbre solicitó a los países miembros y a la Comisión “estudiar todas las posibilidades de movilizar fondos” y preparar un informe para junio. Particularmente complicada, la idea de un gran empréstito europeo, como el realizado para comprar las vacunas anti-Covid-19, sigue sobre la mesa de discusión. Si bien Francia y los países Bálticos están de acuerdo, los llamados “frugales”, como Alemania y Países Bajos, se siguen oponiendo. Hasta ese momento, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha sido invitado a “adaptar su política de préstamos” a la industria de defensa. Extremadamente restrictiva, la misma está actualmente reservada a los bienes “de doble utilización”, civil y militar.
Como la seguridad de Europa no pasa solo por las armas, la cumbre también subrayó la necesidad de crear “un estado de ánimo” general, una preparación del conjunto de la sociedad para hacer frente al mal tiempo. El expresidente finlandés Sauli Niniisto, cuyo país acaba de abandonar la neutralidad para incorporarse a la OTAN, recibió el encargo de preparar para el otoño boreal un informe sobre la forma de mejorar esa preparación europea, en materia civil y de defensa.
“En Finlandia, la preparación en materia de defensa no solo es responsabilidad de los militares. Es asunto de todos”, señaló Von der Leyen. “Para que la población finlandesa pueda estar preparada a todas las situaciones de urgencia, incluidas las amenazas militares, híbridas o las catástrofes naturales”, agregó.
A su vez, Niniisto subrayó que “Europa debe ser mucho más fuerte que ahora. No para la guerra, sino para garantizar la paz”.
Fuente La Nación