CAMAGÜEY, Cuba. – La condesa María Luisa Gómez Mena y Vila fue una de las personalidades más afectadas por la llegada del régimen al poder. Nacida el 21 de julio de 1880 en La Habana, y fallecida el 18 de octubre de 1963 en Madrid, España, provenía de la familia Gómez-Mena, conocida por su gran fortuna y diversos negocios, incluyendo ingenios azucareros. La condesa era reconocida como una de las mujeres más adineradas de Cuba en su tiempo.
Aunque pasaba la mayor parte del año fuera de la Isla, en la Riviera francesa, París y Nueva York, siempre regresaba a Cuba durante los cuatro meses de invierno. Su residencia en el Vedado, La Habana, era famosa por ser el escenario de elegantes eventos a los que asistían políticos, empresarios y nobles extranjeros, incluyendo los reyes de Bélgica y los Duques de Windsor.
Sin embargo, todo cambió después de la toma del poder por parte de Fidel Castro en 1959. María Luisa abandonó el país y nunca más regresó. Su residencia, conocida como el Palacio de los Condes de Revilla de Camargo, fue expropiada por la dictadura y convertida en un museo.
En 1963, se descubrió una colección de valiosas obras de arte decorativas pertenecientes a la escuela francesa del siglo XVIII, que habían estado ocultas en una pared tapiada en los sótanos del edificio. Estas obras también fueron expropiadas por el régimen. Casi 40 años después, en 2013, se encontraron otros lienzos del romanticismo francés que habían estado ocultos detrás de cinco enormes paños de terciopelo dorado, los cuales se habían deteriorado con el tiempo.
La condesa también fue una conocida mecenas del arte cubano. En octubre de 1942, junto a Mario Carreño y José Gómez Sicre, fundó la Galería del Prado en La Habana. Durante los años 1942 y 1944, esta galería se convirtió en el epicentro de la vanguardia artística cubana.
Los directores del Museo de Arte Moderno de Nueva York mostraron un gran interés en el movimiento pictórico que surgía en la Galería del Prado. Fue allí donde la condesa, junto a Gómez Sicre y en colaboración con Alfred Barr, organizó la exposición colectiva “Pintores modernos cubanos” para el prestigioso museo neoyorquino. Esta muestra fue acompañada por una monografía de arte sin precedentes en Cuba, titulada “Pintura cubana de hoy”, financiada por la propia María Luisa.
El proyecto tuvo un impacto significativo a nivel internacional, ya que dio a conocer a los pintores cubanos y legitimó términos como “arte cubano” y “escuela de La Habana“. Desde entonces, y gracias a la condesa, la pintura cubana ha ocupado un lugar destacado en las galerías de vanguardia y los museos que exhiben arte latinoamericano.
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Fuente Cubanet.org