Por Adalberto Agozino
El nuevo presidente de Senegal, Bassiroue Diomaye Faye realiza un gesto diplomático de distinción y acercamiento al Rey Mohammed VI en la inauguración de su mandato.
El cada vez más evidente crecimiento económico y la estabilidad política de Marruecos, acompañado por el mayor prestigio internacional del Rey Mohammed VI como líder africano, están modificando el mapa geopolítico y las esferas de influencia en África.
Un claro ejemplo de este proceso es la reciente invitación del nuevo presidente senegalés Bassiroue Diomaye Faye. A la ceremonia de asunción asistieron varios jefes de Estado y presidentes de las comisiones que forman parte de la Unión Africana, de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) y de la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA).
El único jefe de Estado invitado (en este caso representado por el jefe de Gobierno, Aziz Akhannouch) que no pertenecía a la región fue el Rey de Marruecos, Mohammed VI, en un claro gesto de reconocimiento a la influencia que el reino Alauí tiene en esta parte de la geografía africana.
El joven presidente Bassirouve Diomaye Faye, de tan solo 44 años, el más joven de África y de Senegal, pertenece al partido PASTEF (Sigla en francés como de “Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad”).
Todos analistas consideran al nuevo presidente Faye como un devoto musulmán, un panafricanista de izquierda.
Sin embargo, el nuevo mandatario ha demostrado gran pragmatismo dejando de lado su puntos de vista ideológicos para inclinarse, al momento de definir sus alianzas políticas, por un más eficiente realismo político al realizar un gesto de distinción y reconocimiento al prestigio del monarca alauí.
En esta forma, Senegal abre las puertas a un acercamiento con Marruecos mientras intenta escapar a la histórica vinculación económica con su antigua potencia colonial, hoy en retroceso en la región, Francia. Faye se propone abandonar la zona monetaria del Franco CFA, para crear su propia moneda nacional y planea enormes inversiones en los sectores agrícolas e industrial para absorber el desempleo que oficialmente ronda el 20% de la población económicamente activa. Buscando lo que sería una segunda independencia, esta vez de orden económica.
En los planes del presidente Faye esta el negociar los contratos con las empresas extranjeras: Bp Plc. (anteriormente British Petroleum), Kosmos Energy Ltd. O Woodside Energy Group Ltd., empresas con proyectos de petróleo y gas, deberán dejar una mayor participación para el gobierno senegalés.
Senegal este año comenzará a operar el la planta de gas natural licuado de Grand Tortue Ahmeyin, valorado en 4.800 millones de dólares, y la de explotación petrolífera Sangomar, con lo que podría dar un importante impulso a la economía senegalesa.
Los proyectos económicos del nuevo presidente senegalés abren interesantes oportunidades de negocios para las empresas y bancos marroquíes en la expansión hacia el África Atlántica conforme a la Iniciativa que en ese sentido está desarrollando el Rey Mohammed VI.
Al mismo tiempo, el gesto diplomático del presidente Faye es motivo de enojo para los grandes ausentes en los eventos: los presidentes de Argelia y Sudáfrica que no fueron invitados al evento.
Trabajando pacíficamente colaborando solidariamente con los pueblos hermanos de África, el Rey Mohammed VI neutraliza pacíficamente la hostilidad de sus rivales geopolíticos.