Por Fernando Prieto Arellano
La guerra de Ucrania solo puede tener un final negociado, dado que no se vislumbra una derrota completa de ninguno de los dos bandos, afirma en entrevista la politóloga serbia Mira Milosevich.
Milosevich acaba de publicar su último libro “El imperio zombi. Rusia y el orden mundial” (Galaxia Gutenberg), donde sostiene que Rusia es un estado de naturaleza imperial pero con una idea de imperio basada no en el esquema metrópoli-colonias, típico de los imperios británico o francés en su tiempo, sino en un modelo de expansión de fronteras y de “zonas tapón”, sostenido en la actualidad por un sistema de índole casi totalitaria en lo político.
Esta idea, señala, es la que llevó a la guerra en Ucrania, y a sus episodios previos, con la invasión de Georgia en 2008, y de los territorios ucranianos del Dombás y Crimea, en 2014, esta última anexionada entonces a Rusia.
De este modo, sostiene Milosevich en la entrevista, el presidente ruso, Vladimir Putin, lo que hizo fue retomar un concepto ya expresado en el siglo XVIII por la zarina Catalina la Grande: “La única manera de proteger mis fronteras es expandirlas”.
La guerra surgida de la invasión rusa de Ucrania de febrero de 2022 es producto de ese concepto, considera Milosevich, investigadora principal del Real Instituto Elcano.
“El final de la guerra va a ser negociado porque no veo una derrota completa de ninguno de los dos dos actores que la libran”, Rusia y Ucrania, indica la analista.
En opinión de Milosevich, “incluso aunque Ucrania recuperase Crimea, eso no supondría una derrota total de Rusia, porque a Rusia solo se la puede derrotar totalmente en Moscú”.
Por otro lado, la analista serbia hace referencia a la actual situación de la guerra, cuyo final prevé aún lejano, y que está produciendo una sensación de “fatiga”, no solo entre los propios ucranianos sino en el conjunto de la población europea, pero no así en Rusia, al menos aparentemente.
“Si Donald Trump llega a la Casa Blanca” tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos del próximo noviembre, “puede que se acelere el final de la guerra, pero, en cualquier caso, gane quien gane en esos comicios, la reconstrucción de Ucrania la va a pagar Europa”, afirma.
Según Milosevich, “la guerra va para largo; estamos en una situación de desgaste. Es una guerra basada en un modelo muy antiguo, de posiciones fijas, de trincheras, de movimientos de tropas poco espectaculares”.
Milosevich se refiere a la expresión “paciencia estratégica”, como elemento referencial de la praxis rusa en esta guerra y en todas las que ha librado a lo largo de la historia y que consiste en “no dar nunca nada por perdido”, y pese a que ello suponga un gran coste humano y material.
“Ambas partes creen que todavía pueden ganar la guerra y por eso ni se plantean negociar”, destaca la politóloga serbia, quien afirma que “los ucranianos negociarían una solución a la guerra si tuvieran garantías de seguridad, pero aún no las tienen. Ni siquiera saben quién va a ocupar la Casa Blanca a partir de noviembre”.
Y todo ello nos lleva, a juicio de la analista, a situarnos “en un momento de realismo”, a pensar que la guerra de Ucrania ya no queda tan lejos “y que puede tocarte a ti”, y glosa la advertencia que le hizo en ese sentido durante el último Consejo Europeo el primer ministro polaco, Donald Tusk, a su colega español, Pedro Sánchez.
Las políticas de rearme e incluso de restablecer el servicio militar obligatorio que están emprendiendo muchos países de Europa, o las recientes manifestaciones del presidente francés, Emmanuel Macron, sobre la posibilidad de estudiar un envío de tropas terrestres a Ucrania son indicativas de que “estamos en un momento de realismo total”, basado en el axioma “prepárate para la guerra”, considera Milosevich.
En opinión de Milosevich, “la guerra de Ucrania es la consecuencia del aumento de la rivalidad entre las grandes potencias”, la cual es, a su vez, causa del auge de las que denomina “potencias revisionistas” (Rusia, China e Irán, sobre todo) y cuyo objetivo es desmantelar, o debilitar al menos, el orden liberal liderado por Estados Unidos.
Para ello, señala, ejecutan guerras, ya sea como la de Ucrania -con la participación directa de Rusia-, o libradas por “proxys”, por aliados, como por ejemplo la de Gaza, en la que Hamás, un “proxy” de Irán – a su vez un “proxy” de Rusia- trata de desgastar a Israel y, por extensión y como meta, a Estados Unidos. EFE
Fuente Aurora