La agencia de calificación de deuda Fitch rebajó este miércoles a ‘negativas’ sus perspectivas sobre la economía china ante los “crecientes riesgos” para las finanzas públicas y las incertidumbres en el marco de la transición para dejar atrás un modelo de crecimiento dependiente del inmobiliario.
En un comunicado publicado en su página web, Fitch apunta asimismo que mantiene en ‘A+’ (“alta calidad de crédito”, otorgada cuando la agencia ve bajo el riesgo de impago y valora la fortaleza de las capacidades de pago) su calificación para la deuda china.
“Los amplios déficits fiscales y la creciente deuda gubernamental en los últimos años han erosionado los colchones fiscales (…). La política fiscal tiene cada vez más papeletas para desempeñar un papel importante a la hora de apoyar el crecimiento en los próximos años, lo que podría mantener la deuda en una tendencia ascendente”, indica el informe.
La agencia cree que el déficit general del Gobierno chino aumentará desde el 5,8% del PIB de 2023 al 7,1% en 2024, la tasa más alta si se exceptúa el 8,6% de 2020, el primer año de la pandemia: “Desde 2020 los déficits han sido altos, situándose casi al doble de la media de 3,1% sobre el PIB de 2015-2019″. Asimismo, la deuda gubernamental general se elevará desde el 56,1% al 61,3%, según los pronósticos de la calificadora, que señala un “claro deterioro” con respecto a la cifra marcada en 2019, del 38,5 %.
Otros factores citados son los vientos en contra para el crecimiento del PIB, que Fitch lo estima en un 4,5% en 2024, por debajo del objetivo oficial de “en torno a un 5%”; o la amenaza de la deflación, aunque descartan que ese fenómeno se pueda producir durante un “período prolongado”.
Vigilar la deuda regional
En opinión de Fitch, los riesgos derivados de pasivos contingentes también podrían aumentar a medida que las menores tasas de crecimiento nominal del PIB “exacerben los desafíos” de gestionar el apalancamiento en el conjunto de la economía. El informe también hace mención específica a los canales informales de financiación conocidos como ‘vehículos financieros de gobiernos locales‘ (LGFV), a través de los cuales las administraciones regionales chinas han acumulado una gran cantidad de ‘deuda oculta’ en los últimos años, algo sobre lo que Pekín ya ha mostrado su preocupación.
Los LGFV son entidades semipúblicas que fueron creadas para esquivar las limitaciones al endeudamiento de las autoridades regionales, y se extendieron por toda China tras la crisis financiera de 2008, acumulando una deuda total de unos 66 billones de yuanes (9 billones de dólares, 8,5 billones de euros), según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, más del doble que en 2017.
Pese a todo ello, la agencia deja intacta la nota ante el gran tamaño y la diversificación de la economía china, las perspectivas “todavía sólidas” de crecimiento, su papel en el comercio mundial de bienes, finanzas exteriores “robustas” y el estatus del yuan, la divisa nacional, como moneda de reserva. Estas fortalezas, apunta el informe, mantienen el “equilibrio” frente a las altas tasas de apalancamiento, los “crecientes desafíos” en materia fiscal y niveles de renta per cápita y de calificación de gobernanza por debajo de otras economías con nota ‘A’.
Fitch podría elevar su nota para China si se cumplen factores como una reducción del déficit más rápida, una estabilización de la ratio de deuda general del Gobierno a medio plazo, perspectivas de crecimiento más fuertes, una aproximación del PIB per cápita al de economías de tamaño similar o una reducción de riesgos macrofinancieros y pasivos contingentes.
Esta no es la primera acción de este tipo que se toma al respecto de China, ya que Moody’s, otra de las grandes calificadoras mundiales, también rebajó a ‘negativo’ su pronóstico sobre la segunda economía mundial el pasado mes de diciembre, manteniendo asimismo su nota en el nivel A1.
La agencia de calificación de deuda Fitch rebajó este miércoles a ‘negativas’ sus perspectivas sobre la economía china ante los “crecientes riesgos” para las finanzas públicas y las incertidumbres en el marco de la transición para dejar atrás un modelo de crecimiento dependiente del inmobiliario.
Fuente El Confidencial