La Policía Nacional ha detenido a un destacado miembro de la Mara 18, una de las dos organizaciones criminales más temidas de Centroamérica. El encartado se fugó de su país, El Salvador, en 2018, donde está acusado de homicidio agravado, privación de libertad y extorsión agravada. Ahora, el Juzgado Central número 4 de la Audiencia Nacional debe decidir sobre su extradición, que reclama el gobierno de Nayib Bukele.
Los delitos los cometió en 2016, 2017 y 2019. En la actualidad, el sujeto tiene 25 años. Fuentes policiales explican a ABC que se sospecha que, desde el primer momento, el marero puso rumbo a España, concretamente a Móstoles. Allí residía con su pareja y la hija de ambos, de apenas unos meses. Había tenido su documentación en regla, pero acababa de quedarse ilegal y estaba en proceso de regularizarla de nuevo.
El dispositivo conjunto que ha dado con él, conformado por el Grupo II de Localización de Fugitivos, de la Udyco Central de la Policía Nacional, y los expertos en este tipo de bandas de la Comisaría General de Información, recibieron la notificación el jueves de la semana pasada. Se trataba de un aviso rojo de Interpol alertando sobre la presencia del encartado en nuestra región. Desde ese mismo día, los funcionarios policiales se pusieron manos a la obra. Lograron ubicarlo en muy poco tiempo: este lunes, el individuo se volvió a dar de alta en la Seguridad Social, para comenzar a trabajar en una obra en el distrito de Hortaleza. En los últimos meses, había tirado con algunas chapuzas aquí y allá, ñapas con las que iba manteniéndose peor que mejor.
Pero al aparecer en el registro oficial de la Seguridad Social, los agentes supieron que tenía domicilio en Móstoles. El martes, 16 de abril, lo siguieron y acudieron a la obra donde estaba empleado. Al llegar, avisaron al encargado de que lo pensaban detener y este fue colaborador. Finalmente, apresaron al marero allí, mientras manejaba maquinaria de obra como peón.
En un principio, se mostró nervioso, precisan fuentes del caso, preguntando la causa por la que le engrilletaban. Acudieron cuatro agentes, dos de cada unidad, que le interrogaron cuando lo trasladaron a dependencias policiales. Explicó que no había huido de El Salvador por los graves delitos de los que se le acusa, sino por miedo a las propias maras, que no le dejaban salir de ese mundo. Esta es una de las explicaciones que dan los pocos pandilleros de este calibre que se hallan en España, aunque los investigadores sospechan que su finalidad era librarse de la cárcel. De hecho, ya ha manifestado su intención de negarse a la extradición cuando el juez le pregunte, que es el procedimiento habitual. Lo normal, sin embargo, es que regrese a su país, donde las condiciones carcelarias impuestas por Bukele están poniendo en jaque la situación de estos criminales allí, donde se practica la mano dura. Ahora mismo espera la resolución en el penal madrileño de Soto del Real.
Los investigadores no han cerrado el caso: ahora van a indagar en el entorno con el que se ha estado moviendo durante estos años en España, por si, por ejemplo, ha intentado montar una banda similar aquí o se ha dedicado a otras actividades delictivas, explican a este periódico.
Un caso reciente
La Mara o pandilla Barrio 18 es una organización criminal transnacional que, tras su génesis en los suburbios de Los Ángeles, se expandió por los países del denominado Triángulo de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), creando un escenario de auténtica guerra, principalmente contra la banda rival, Mara Salvatrucha o MS13.
Hace un mes, el mismo equipo conjunto de la Policía Nacional cazaba a Roberto Armando Cruz Orellana, un miembro destacado de la Salvatrucha. Lo apresaron nada más llegar al aeropuerto de Barajas, tras la información aportada por Interpol. Con 35 años recién cumplidos, pertenece a la ‘clica’ (grupo) que en agosto de 2022 asaltó el caserío La Sabana, en el cantón de El Paraíso (Teotepeque) y acabó con la vida de dos hombres. Disfrazados con uniformes de las fuerzas salvadoreñas, pretendían robarles armas.
Fuente ABC