Todavía hay sitios que se mantienen envueltos en un halo de misterio, casi como una leyenda, con años de historia y dueños reconocidos socialmente. Como el Château d’Ancón, una casona con casi un siglo sobre sus espaldas, que fue y es un ícono en la región del valle de Uco, una de las zonas más prósperas de Mendoza. La vivienda de estilo ecléctico, con reminiscencias neo-coloniales californianas y francesas de la tradicional familia Bombal, rodeada de viñas y custodiada por el Cordón del Plata, abrió recientemente sus puertas para recibir huéspedes y mostrar sus secretos.
La mansión fue construida en 1933 por Domingo Lucas Bombal, perteneciente a una poderosa familia local, con materiales y mobiliario traídos especialmente de Francia, Italia y Portugal para recrear la aristocracia europea en su casa de verano. Domingo llegó a Inglaterra de chico, estudió en Eton y en Cambridge y luego residió muchos años en París. Su madre, Lucila, que enviudó muy joven, una reconocida dama mendocina comprometida con brindar ayuda social, donó tierras para crear varias escuelas en la provincia y comenzó con el negocio vitivinícola en la familia, que su heredero continuó en la estancia de 2300 hectáreas donde se levantó la casa.
Lucy, una de las hijas de Domingo, que llevaba el mismo nombre que su abuela y el mismo espíritu benefactor, se encargó de sumarle su impronta y de dirigir la bodega.
“La casa tiene mucha historia y se ha mantenido muy misteriosa; en los últimos 50 años tuvo muy pocas aperturas al público, por eso los mendocinos ahora están muy expectantes”, cuenta Jorge Bailey, anfitrión y marido de Lucy, fallecida el año pasado.
El castillo de 2500m2 tiene 15 habitaciones, pero solo cinco se reacondicionaron para recibir huéspedes como hotel cinco estrellas, que acceden a una propuesta gastronómica de autor y pueden disfrutar de paseos entre bosques de nogales, vides, castaños, cerezos, caballos y ganado Aberdeen Angus.
El distrito de Ancón está a 80 kilómetros al sur de la capital provincial.
Por el túnel del tiempo
“Entrar en este castillo es como pasar por el túnel del tiempo para ver la belle époque en Tupungato. El mobiliario es el original, que fue traído en 200 containers por Domingo, cuando con su mujer inglesa vinieron a vivir al país. Quisieron que la casa luciera con lo mejor que habían visto en Europa. Lucila se encargó de mantenerlo como en el 33, está todo como estaba en ese momento. La biblioteca, por ejemplo, es una de las más completas de un alumno de Eton con libros en inglés y francés y todos los clásicos, dicho por la embajada inglesa. Un piano Steinway & Sons de 1914 domina la sala de música”, detalla Bailey. El anfitrión asegura que desde 1995, año en el que se casó con Lucy, se apasionó por la historia de la familia y muy especialmente por el castillo, donde pasaban largas estadas.
También destaca las obras de arte y esculturas que lo vuelven un pequeño museo, la vajilla de porcelana francesa Limoges y la cristalería de Bacarat. Las galerías tienen pisos de mármol y el jardín fue diseñado por el paisajista francés Carlos Thays.
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Según explica Bailey, que ahora reside de manera permanente en Antón, por la casona eran habituales las visitas de embajadores, políticos y empresarios: “Siempre fue un punto de encuentro, muy frecuentada por gente muy importante”.
La nueva propuesta de alojamiento incluye pensión completa y la posibilidad de realizar cabalgatas, travesías en 4×4 por los viñedos, caminatas por la estancia, que está en plena producción, y degustaciones de vinos en la bodega.
En Ancón, los cultivos de la huerta, que luego llegan a la gran mesa que comparten los huéspedes con Jorge, se rigen por criterios de la biodinamia, que sigue el ciclo lunar. Los lácteos de producción propia, como el dulce de leche y el yogur que sirven en el desayuno, las frutas, las flores y hierbas aromáticas orgánicas son protagonistas. La cocina está a cargo del chef Hernán Simesen.
Además, en agosto planean sumar una nueva propuesta gastronómica con la inauguración del restaurante que se llamará El Granero, también en la estancia.
Muy cerca del casco, se destaca la bodega, que fue inaugurada en 1926 y remodelada en 1999, que elabora vinos de altura, ya que el terreno está a más de 1400 metros sobre el nivel del mar. “Domingo fue pionero en los vinos de altura. Durante muchos años fueron los únicos vinos que se elaboraron en la región. Con la apertura de Château d’Ancón, también queremos reivindicar su legado, la elaboración de champagne y vino”, finaliza Bailey.
Fuente La Nacion