El proceso de electrificación de las operaciones de las compañías de Oil & Gas en Vaca Muerta es una tendencia global que representa desafíos de corto y mediano plazo para las petroleras, en el marco de la transición energética.
En ese nuevo escenario de reducción de la huella de carbono, Genneia como la mayor generadora de energías renovables del país enfoca su estrategia a encabezar ese cambio de paradigma que, paradójicamente, permita a las petroleras dejar atrás el uso de combustible fósiles.
La empresa que a comienzos de este año acaba de superar 1 Gw de generación renovable tiene con la petrolera Vista un contrato de abastecimiento hasta 2037 para abastecer sus equipos con energía 100% de los parques eólicos y solares para electrificar parte de algunas de sus instalaciones y equipos en el campo.
Más recientemente, a mediados de marzo, hizo lo propio con Shell Argentina con un contrato de provisión de energía verde que tiene una duración de 7 años -a partir de mañana el 1° de mayo. La energía renovable será suministrada desde un pool de activos de parques eólicos y solares.
Para apuntalar esa oferta al mercado, la empresa tiene 21 proyectos en operación en los que invirtió más de u$s 1500 millones desde 2016 con presencia en 6 provincias.
En la actualidad, tiene en construcción un parque eólico en Tandil, con una inversión de u$s 260 millones, que en semanas terminará de incorporar los primeros 100 Mw, y avanza con dos proyectos solares en las mendocinas Malargüe y Luján de Cuyo, con un fondeo de u$s 178 millones.
A partir de esa experiencia, Genneia proyecta incrementar su participación en el proceso de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en el que se embarcaron prácticamente todas las compañías que operan en la formación no convencional.
Barril de bajas emisiones
Gustavo Anbinder, Director de negocios y desarrollo de Genneia, explicó hoy en un webinar organizado por el Mercado Electrónico del gas (Megsa) que la empresa está dedicada a acompañar a las operadoras que buscan llegar a un barril de bajas emisiones.
Esa tarea incluye la medición de la huella, el plan de mitigación, la eficiencia operativa, y le inversión en electrificación para abastecimiento de energía renovable.
Para consolidar su posición en Vaca Muerta, ofrece como compañía de transición energética contratos de energías renovables de largo plazo en el Mercado a Término, un recurso de alto impacto en la huella de las petroleras y a menor costo asegurado que la que puede obtener en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM).
También trabaja en la obtención de certificados basados en estándares y protocolos internacionales que hacen una auditoría de los balances energéticos y certifican la reducción de emisiones al ambiente y la obtención del Protocolo I-Rec que permite certificar la utilización de energía renovable para la búsqueda de financiamiento.
Un barril de petróleo de baja emisiones permitirá un mejor acceso a los mercados de exportación, la gran aspiración de Vaca Muerta para los próximos años.
Así se tendrán en cuenta las regulaciones ya existentes o próximas a entrar en vigencia en Europa, Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón y Canadá, que están legislando sobre los contenidos de GEI de los productos a importar.
Para 2027, se espera que las compañías que van a exportar tengan un sistema de medición, monitoreo y reporte para que en 2030 todos los contratos de importación tengan que ajustarse a la intensidad de carbono y metano impuestas por esos mercados.
Estos mecanismos ya se aplican en materias primas desde 2023 con límites de CO2 para hierro acero cemento y fertilizantes y dentro de este 2024 se extienda a madera, papel y productos alimenticios.
Todos los exportadores de crudo deberán atender en sus contratos de exportación las exigencias de restricciones o requerimientos de carbono y metano en los productos.
Fuente El Cronista