Seis grandes premios en una misma tarde, seis definiciones apasionantes e igual cantidad de festejos con emociones contenidas este miércoles en la reunión más esperada del primer semestre en el hipódromo de Palermo. Fue el día de los desahogos –en casos, tan entendibles como desmedidos–, de los reconocimientos y de un noble gesto repetido. Fue la tarde de El Kodigo, Ooty, El Éxito, Holy Joy, Che Evasora y Labrado, brillando cada uno en su categoría ante las tribunas llenas.
El Gran Premio República Argentina (G1-2000m) volvió a poner en primer plano a El Kodigo. El caballo del stud Juan Antonio que el año pasado se adjudicó la Polla de Potrillos, el primer paso de la Triple Corona argentina, y fue llevado a descanso tras ser segundo en el Nacional había reaparecido en marzo pasado con una victoria a pura garra. En su regreso a los clásicos, este feriado replicó el éxito por el pescuezo sobre Mezzopiano.
El Gran Premio República Argentina
“Habíamos tomado el riesgo de correr la categoría sin estar con los 10 puntos pensando en llegar muy bien al República”, recordó Juan Saldivia, su entrenador, que se animó a gritarlo casi cuando llegaban al disco. “Como el otro día, vino uno a ganarle y lo controló. Es guapo, gana siempre cortito, como si le gustara la pelea”, agregó después de que el jockey Gustavo Calvente se parara en los estribos para festejar, lanzara unos gritos al aire y se señalara el pecho con la mirada fija en la cámara que toma los metros posteriores a la llegada.
Ahí fue, además, donde recibió de inmediato la felicitación de Francisco Leandro Gonçalves, que había conducido al escolta. A días de haber recibido el Pellegrini del Año luego de batir el récord anual sudamericano en 2023 con sus 542 conquistas, el brasileño estiró su mano izquierda para reconocer a su eufórico colega en un instante donde cualquiera podría quedarse lamentando haber perdido por un puñado de centímetros. Y Calvente volvió a ganar ese cotejo después de 12 años, el tiempo que transcurrió desde que lo ganó por la cabeza con Expressive Halo, en otro desenlace para contener la respiración.
El gesto de Gonçalves ya había tenido un primer capítulo horas antes, al cabo del Gran Premio Jorge de Atucha (G1-1500m) que se le escapó por media cabeza luego de liderar desde el comienzo con Dulce Despertar, que no quería perder. Pero surgió otra invicta, Ooty, para quedarse con el triunfo por media cabeza, con un suspenso de la bandera verde que había sido spoileado por la mano derecha del brasileño extendida para felicitar a Juan Carlos Noriega apenas cruzaron el disco.
Además de seguir ganando grandes carreras a los 50 años, el cordobés es un ejemplo de profesionalismo y comportamiento, adentro y fuera de las pistas. Chupino luego se abrazó a Jorge Ricardo, el más ganador de la historia y también vigente, a los 62 años. Ricardinho le entregó la copa antes de invitarlo a sumarse al momento de las fotos y autógrafos que estaba reservado exclusivamente para el brasileño. Noriega no tardó en dejarle el protagonismo que estaba en el libreto, aunque el público demandaba por recuerdos de ambos, muy queridos. La potranca preparada por Roberto Pellegatta forma parte de la inversión de un propietario árabe en el turf argentino y está invicta en dos salidas.
El Gran Premio Jorge de Atucha
“Un día soñado. Nunca dejen de luchar por sus sueños, nunca se conformen, siempre traten de aprender de superarse y trabajen por lo que desean entregando todo”, fue el mensaje de Martín Valle, ya sin la excitación que mostró en las ampulosas celebraciones de las victorias de Holy Joy, en el Gran Premio Montevideo (G1-1500m), y El Éxito, en el Gran Premio De las Américas – OSAF (G1-1600m). Un doblete de lujo para el jinete que llegó a los ocho de ese nivel, a cinco años de haberse recibido de jockey.
Holy Joy fue el potrillo que contuvo las atropelladas en su primera experiencia clásica, inmediatamente de salir de perdedor. En Firmamento, su criador y propietario, le tuvieron confianza para que muestre más y respondió ante rivales experimentados. Llevado por la alegría, Valle estuvo casi 30 segundos entre alaridos y brazos extendidos mientras sofrenaba al pensionista de Alfredo Gaitán Dassie. Lo había elegido para correr entre las dos opciones –la otra, Bluclette Rim (6°)– de la caballeriza de la que es primera monta.
El Gran Premio Montevideo
Mucho menos efusivo (pero igual de feliz) se mostró el correntino más tarde al completar la hazaña del doblete propio, aunque en plena celebración pareció buscar a alguien a quién dedicarle la conquista mirando hacia atrás. Curiosidades detrás de otro final spoileado, pero por el nombre del ganador: El Éxito. Hizo un gran trabajo el jockey con el pupilo de José Cristóbal Blanco para mantenerlo escondido en el desarrollo, encontrar el lugar para avanzar en medio del lote y pasar de largo, en lo que representó la primera victoria de Grupo 1 para el stud F. Enrique y otra más para el haras El Paraíso.
En el Gran Premio Criadores (G1-2000m) hubo premio triple para Che Evasora, que ganó la carrera, la versión para yeguas del Campeonato Palermo de Oro y la clasificación a la Breeders’ Cup, prevista para el 2 de noviembre en Del Mar, uno de los hipódromos de California. Hasta las lágrimas festejó Jorge Peralta después de ser uno de los damnificados cuando las competidoras más cerca de los palos comenzaron a quedar sin espacio. No obstante, se rehízo e inventó una atropellada justo a tiempo para arrebatarle el primer lugar a la aguerrida Hawaiian Love. Para el azuleño que, al igual que Valle lleva los breeches de Ospat, un gran éxito en la larga distancia era como una cuenta pendiente y llegó en su mejor momento.
El Gran Premio Criadores
Marcelo Sueldo entrena a la defensora del stud Montana, que tuvo su primera copa por un triunfo de Grupo 1 y tiene por delante la decisión de definir si harán el viaje a Estados Unidos para competir en el Distaff o seguirán buscando alegrías en el país. “Se dio en la más difícil, después de tener muchas complicaciones a poco de largar y donde estuvieron cerca de caer algunos jockeys”, recreó a Revista Palermo el preparador, que fue haciendo un trabajo meticuloso en la alimentación de la alazana para que mejore físicamente en el último año y se preste para un entrenamiento más completo para este tipo de carreras. “Es el resultado de un plan de cinco meses”, aseguró tras el resultado más sorpresivo de los clásicos.
Y al anochecer, Labrado dio otra muestra de velocidad, guapeza y jerarquía para quedarse con el Ciudad de Buenos Aires (G1-1000m) y Wilson Moreyra, su jockey, pasó por varias etapas emocionales. Desde el descargo con enojo pidiendo silencio a los que le adjudicaron responsabilidad en algunas situaciones hasta las dificultades para hablar porque lo vivido le hacía un nudo en la garganta. Fue un grito que esperó cinco meses, tiempo que pasó desde que volvió a competir el caballo que, paradójicamente, está acostumbrado a ganar y lo peor que tiene es un tercer puesto.
El Gran Premio Ciudad de Buenos Aires
El ejemplar entrenado por Ángel Bonetto en Venado Tuerto lleva 10 primeros en 14 carreras, una cosecha que incluye cinco éxitos de Grupo 1 y en todos los casos con Moreyra, que debió lidiar (no siempre con buena resolución) con el mal genio del caballo en las gateras en más de una ocasión en 2023. “La gente puede ser muy dura con algunas críticas, pero Labrado no tiene nada que demostrar. Pueden ganarle, porque así son las carreras, pero les va a costar”, advirtió el jinete de uno de los ejemplares más convocantes en las últimas tres temporadas.
Y Wilson, que prefiere quedarse con el vaso medio lleno, no es rencoroso, pero tiene memoria. Como Labrado, al que lo traicionó la furia en algunas ocasiones, pero sabe bien dónde está el disco como para arremeter desde casi el fondo del lote y dominar en el final por medio cuerpo para cerrar el festival de grandes premios con la adrenalina bien arriba.
Fuente La Nacion