Sea cual fuere la situación o escenario, existen muchas personas que recurren a un método rápido para evitar tener que enfrentar diversos problemas: la mentira. Se trata de una expresión contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente. Y encontrar un alguien que no haya recurrido a esta acción, por más mínima que sea, es casi imposible. En línea con este tema, un experto en psicología habló de las señales para detectar cuándo una persona está faltando a la verdad, y aseguró que el lenguaje corporal juega un rol preponderante.
Richard Wiseman, profesor de comprensión pública de la psicología en la Universidad de Hertfordshire, en Inglaterra, realizó una entrevista para la BBC y ofreció consejos sobre cómo identificar a un mentiroso. Además, dio recomendaciones respecto de cuándo es necesario mentir.
Asimismo, se refirió a un mito que sugiere que cuando uno miente mira hacia arriba y hacia la derecha. Sobre el mismo, argumentó: “Hemos investigado eso. Es uno de los mitos más populares que existen. Conozco gente que ha basado grandes decisiones en esta creencia, es bastante preocupante. Parte de esto es que estamos tratando de reducir el número de caras que nos vienen a la cabeza porque las caras consumen mucha potencia de procesamiento”.
“Cuando intentas recordar algo, a menudo miras hacia otro lado, pero todo el mundo lo ve como una señal de engaño”, completó. Asimismo, aseguró que no hay indicios de que los movimientos oculares tengan relación con las mentiras.
Cómo identificar a un mentiroso por su lenguaje corporal
Sobre el lenguaje corporal, el experto indicó que algunas personas suelen ocultar cuando mienten. Sin embargo, la mayoría no puede hacerlo con seguridad. “Lo que se tiende a buscar en el trabajo de detección de mentiras es una desviación de la norma de la persona. Si alguien se rasca la nariz, podría ser señal de que está mintiendo o de un comportamiento perfectamente normal. No sirve de nada mirar una acción y decidir que están mintiendo porque miraron hacia otro lado, tal vez hagan eso todo el tiempo”, comentó.
En tanto, explicó que es clave buscar señales verbales: “En el trabajo de detección de mentiras, establecemos una línea de base y luego buscamos ciertas señales que se alejan de esa línea de base. Y esas señales tienden a ser verbales. Estás buscando las vacilaciones, un mayor distanciamiento entre el final de la pregunta y el comienzo de la respuesta mientras piensan en la mentira, estás buscando una pérdida de detalle”.
¿Puede una persona convertirse en un buen mentiroso?
Desde una perspectiva psicológica, el experto mencionó que, al mentir, muchos suelen sentirse culpables. Por ese motivo, aparecen señales como transpirar y moverse de manera incómoda. No obstante, cuando ya se vuelve costumbre, es posible que no surjan estas distinciones.
“También es importante recordar que muchas mentiras pertenecen a esa categoría; las mentiras explosivas son solo una parte muy pequeña de esta manifestación. La mayoría de las veces mentir nos une. Te encuentras con alguien en la calle y le dices que es genial verlo. Quizás eso sea cierto, pero también podría ser una mentira para proteger sus sentimientos”, indicó.
Por otro lado, y desde una perspectiva cognitiva, aseguró que mentir es muy difícil: “Si la mentira está ensayada, no vas a presentar este tipo de señales y la misma persona termina creyendo sus dichos debido a que los expresó en varias ocasiones”.
¿Los detectores de mentiras son confiables o no?
Respecto del instrumento de medición utilizado para el registro de respuestas fisiológicas, conocido universalmente como “detector de mentiras”, el experto despejó diversas dudas al respecto. “Es un sofisticado equipo que indica cuán fisiológicamente activa está una persona. Le dirá cuánto está sudando, su frecuencia cardíaca, su frecuencia respiratoria”, señaló.
Sobre esto, mencionó que, si una persona se ve rodeada de monitores con luces, es factible que se ponga nerviosa. Además, sostuvo que aquellos que cuentan una mentira repetidas veces no suelen sentirse incómodos: “No van a dar esas señales. Entonces, mi propia perspectiva es que no son especialmente confiables. Es posible que le den una idea, pero no es una evidencia del 100%. La mayoría de ellas no son pruebas admisibles en el tribunal y eso me tranquiliza bastante”.
Fuente La Nacion