
Un hombre fue objetivo de un francotirador en el edificio El Ruedo, el coloso de ladrillos que preside la M-30 desde el lateral del distrito de Moratalaz. Se trata de un complejo de 350 viviendas de protección construido a finales de los años 80 para el realojo de familias de distintos poblados chabolistas ya desaparecidos. Se ha convertido en un continuo foco de conflictos y delincuencia.
El 3 de mayo, sobre la una y media de la tarde, se presentó allí un peligroso delincuente, José Rufino M. V., español de 43 años. Lo hizo acompañado de otros tres varones y con unas intenciones nada buenas: buscaba a su exmujer, sobre la que tenía una orden de alejamiento en vigor por malos tratos.
Llegaron vociferando insultos y amenazas: «¡Hija de puta, vengo a matarte!», gritaba, mientras mencionaba su nombre. Lo que no esperaban estos cuatro sujetos era que alguien iba a abrir la ventana de su casa (el diseño del edificio, en espiral y con un enorme patio abierto, está rematado por una colmena de ventanucos) y les iba a disparar. Tres veces, en concreto. Los acompañantes de José Rufino pusieron pies en polvorosa. Él se quedó.
La Policía Municipal recibió el aviso del tiroteo a las 13.45 horas, según ha podido saber ABC. Una patrulla de paisano y en un vehículo camuflado, por lo complicada que es esa zona, acudió a la calle de Félix Rodríguez de la Fuente, 1, uno de los flancos del Ruedo, y allí vio a un hombre junto a un Megane con el capó abierto.
Los agentes se fijaron en él porque vieron cómo intentaba ocultar algo, un movimiento sospechoso. Se identificaron y le preguntaron si sabía qué había pasado. «Pues me han disparado a mí, desde esa ventana», reconoció José Rufino, señalando a la vivienda en cuestión. Efectivamente, el vehículo presentaba un orificio de bala en el lado izquierdo del capó.
Los funcionarios pidieron apoyo de la Comisaría Central de Seguridad, los antidisturbios del Cuerpo local, para dar segurdad a la zona. Subieron al domicilio señalado y a los más próximos, pero nadie abrió. La ley del silencio impera en este submundo de Madrid.
Pero al bajar, la exmujer del tipo abordó a los agentes. «Yo soy su expareja. Él tiene una orden de alejamiento sobre mí de mil metros. Pero ha llegado con tres matones más gritándome que me iba a matar, por mi nombre», explicó, visiblemente nerviosa.
Lo cierto es que no se pudo identificar al autor de los balazos, que fueron realizados con arma corta, pero detuvieron al maltratador. Efectivamente, ella aparecía en el registro de VioGén de personas de especial protección, por lo que se lo llevaron arrestado por un delito de quebrantamiento de la medida cautelar, que podrá ampliarse a amenazas si la instrucción así lo prueba.
Intento de homicidio en 2013
José Rufino M. V. ya protagonizó un hecho violentísimo el 8 de julio de 2013, por el que fue condenado a cuatro años de cárcel por homicidio en grado de tentativa. Conduciendo por la M-30, tiroteó a otro coche en el que circulaban su propio hermano, la mujer y los cuatro hijos pequeños de ambos.
Tras la persecución, se produjo una colisión entre ambos vehículos, momento en el que el condenado se puso en paralelo y disparó contra la ventanilla derecha, en el lado del copiloto, que era precisamente su hermano Luis, rompiendo la luna, aunque el proyectil quedó alojado en el radiador.
La condena no fue mayor porque ni la Audiencia Provincial de Madrid ni, luego, el Tribunal Supremo apreciaron la agravante de parentesco, al no hablarse los hermanos desde hacía años, una sentencia que llamó la atención entonces.
Fuente ABC