
Los etarras Asier Arzallus Goñi, alias ‘Santi’, y Aitor Aguirrebarrena Beldarrain, apodado ‘Peio’ han reconocido este miércoles ante el tribunal que les juzga en la Audiencia Nacional que eran miembros del comando Totto y fueron responsables de la bomba colocada en una vivienda de la localidad navarra de Cintruénigo que no llegó a explotar por un fallo técnico pero pudo matar, al menos, a la mujer y su hijo pequeño que vivían en el inmueble.
Asumen así la condena de 52 años de cárcel que insta para ellos la Fiscalía y dejan al tercero en discordia visto para sentencia: Javier García Gaztelu, Txapote, está acusado en calidad de jefe de aquel comando y así, de las instrucciones para atentar, pero ante el tribunal se ha enrocado en la posición que lleva años manteniendo en la sala de vistas, a caballo entre el silencio y el activismo. «No quiero formar parte de esto», ha zanjado.
Arzallus ha sido algo más elocuente y no ha dado ni tiempo a la presidenta del tribunal a recordarle sus derechos cuando se ha acercado al micrófono y en castellano, ha dicho que comparecía «únicamente para reconocer los hechos» sin aceptar preguntas de nadie en la Sala. Su compañero de abogado y de comando, Aguirrebarrena, más pausado, sí ha requerido a la traductora para acabar diciendo lo mismo: «todas las acusaciones en sí, las acepta».
Pero ha habido un matiz aquí y lo ha servido la fiscal, que le ha brindado la oportunidad de decir algo a la víctima, la mujer que tuvo tres meses 10,4 kilos de titadyne escondidos en el macetero de la ventana del comedor, justo bajo la habitación donde dormía su niño. «Hay otros sitios mejores que este para hacerlo», ha dicho, retirando la mirada mientras abandonaba su sitio ante el tribunal.
Comparaba la representante del Ministerio Público su reacción con la del también etarra, cofundador e integrante de Totto y amigo de Arzallus y Aguirrebarrena, José Antonio Guridi Lasa, que compareció desde prisión este martes como testigo en el juicio y no se acordaba de nada de lo importante: el papel de liderazgo de Txapote en este y otros atentados del comando del que habló a la policía cuando fue detenido y que reflejaban las kantadas o autocríticas al respecto que en su día, remitió a la dirección de ETA.
«Ni un mínimo detalle con las víctimas»
«Cuando acabó el juicio, Guridi tuvo la deferencia de decir que lamentaba los daños causados y respetaba el dolor de las víctimas. Es poco, lo sé, pero algo es. Estas personas no han tenido ni un mínimo detalle con las víctimas», decía la fiscal a las magistradas como broche final a su intervención. Ha mantenido intacta su petición inicial de condena, sin rebajas por el reconocimiento tardío de aquella bomba que iba dirigida a un guardia civil que ya no vivía en el inmueble.
Porque Guridi ha sido el protagonista en la sombra de este juicio, ya que es la principal clave de que Txapote haya acabado en el banquillo. No ya sólo por aquella declaración policial de la que el martes sólo recordaba sus propias alegaciones de tortura y que nunca llegó a ratificar ante un juez, sino por los escritos que, según los peritos, eran de su puño y letra. En ellos daba cuenta de que el comando Totto respondía ante él.
«Tenemos datos objetivos que corroboran todas las declaraciones que hizo en dependencia policial Guridi. En la vez anterior, sentado en el banquillo, no quiso mantenerlas y ahora como testigo ha ido matizando lo que le venía bien. Cuando hablábamos de Aitor y Asier que eran sus amigos, sí ratificaba lo que había dicho, pero en cuanto le habíamos referencia a Txapote se echaba para atrás y decía como excusa que era mucho tiempo y eso no lo recordaba», resumía la fiscal en su informe definitivo.
«Le he contado a Txapote lo de la chica y me ha dicho que bien. Las cuentas que se rendían a Txapote eran continuas»
Y añadía: «Sí se acordaba de lo de Asier y Aitor pero no de lo de Txapote, lo que nos lleva a pensar, que ese miedo, respeto o jerarquía que le tenían en la época parece que en la actualidad sigue existiendo». De hecho, el reconocimiento que ambos han enunciado por los dos lo es de su propia participación individual. Ninguno le salpica ni sitúa en el contexto de aquel atentado fallido en Navarra. De eso, sólo silencio.
Esas declaraciones policiales en las que dijo que fue García Gaztelu quien le abrió las puertas de ETA y le indicó que formase un comando, terminaron con un reconocimiento fotográfico en el que Guridi le señaló, aunque tampoco de eso se acordaba. «No era su amigo, claro, era su jefe», diría la fiscal al respecto.
Se suman las agendas intervenidas que recogen las citas de García Gaztelu con el comando Totto, primero en su conjunto -Guridi, Santi y Peio- y luego a solas con este último para tratar asuntos que quedaron reseñados con referencias como «entrega material», pero también una comunicación orgánica de la cúpula de ETA que él integraba en la época dirigida a esta célula y otras referencias, como una frase anotada por Guridi sobre la etarra que era su novia y que para la Fiscalía, es toda una delación: «Le he contado a Txapote lo de la chica y me ha dicho que bien». «Las cuentas que se rendían a Txapote eran continuas», ha zanjado.
Fuente ABC