LA HABANA, Cuba. – Medio millón de dólares están pidiendo por una de las mansiones más próximas a Punto Cero. Se trata de una casona situada en Jaimanitas, en la calle 9na., entre 236 y 238, construida en la década de los años 50, que hasta finales de los años 90 se mantuvo como “medio básico” del Consejo de Estado y que, habiendo recibido el permiso para “desvincularse”, pasó a convertirse en propiedad de la familia Vilaragut, quizás como premio por la extensa hoja de servicios prestados a la dictadura mientras Fidel Castro retuvo las riendas del poder.
El inmueble, cuya venta hoy se promociona en internet apelando explícitamente a su cercanía a la que fuera la zona más restringida y custodiada de la Isla, ocupa una extensión de casi 2.000 metros cuadrados, más un área recibida en usufructo de 6.000 metros cuadrados, lo que la convierte en una de las mayores propiedades a la venta en Cuba, un detalle que no debiera pasar inadvertido para quienes conocen que se trata de terrenos cuya venta estaba prohibida una década atrás si no contaban con una serie de permisos emitidos por los ministerios del Interior, de Turismo, más las demás autorizaciones que normalmente exige la ley para los actos de compraventa de viviendas.
Otro detalle que tampoco debiera pasarse por alto son los sucesivos propietarios de la mansión. Antes, el ya fallecido Ángel Vilaragut Sánchez, amigo personal de Fidel Castro; y, actualmente, su hijo Ángel Vilaragut Montes de Oca, quien fuera viceministro primero del Ministerio de la Construcción, y hermano de Juan Carlos e Iván Vilaragut Montes de Oca, quienes aparecen como directivos al frente de varias empresas registradas en Panamá, algunas en fecha tan reciente como marzo de 2017.
Iván Vilaragut aparece como director de ECO-Ciudad L-1123 S.A., una empresa dedicada al saneamiento en varios distritos de Ciudad de Panamá, además de desempeñar un cargo similar en AML International, Inc., enfocada en el asesoramiento financiero e inversiones.
Aunque la mayor parte de la familia Vilaragut-Montes de Oca reside desde hace varios años tanto en Panamá y España como en Estados Unidos, es significativo no solo el hecho de quiénes están vendiendo la casa ―la mayoría sujetos estrechamente vinculados al régimen y comprometidos con él― sino que, al ser quienes son, les hayan permitido poner libremente en venta una propiedad en una zona de alto interés para el desarrollo turístico —una vez que, muerto Fidel Castro, ha dejado de serlo para la “seguridad nacional”—, más cuando colinda con los terrenos que ocupa el centro de salud La Pradera e incluso con la residencia del primer ministro, Manuel Marrero Cruz, además de con otros vecinos “de interés” por sus historiales de servicios a la dictadura.
Desde ese punto de vista, y de acuerdo con la opinión de fuentes consultadas por CubaNet, vinculadas a los Vilaragut, la venta del inmueble no parece tanto un acto individual y excepcional de sus propietarios como sí parte de una venta masiva de inmuebles, realizada por el propio régimen como una alternativa financiera para captar dólares en un momento de crisis agudizada en la que las divisas escasean.
Una venta masiva simulada tras actos de compraventa en apariencia individuales, y prueba de ello son las decenas de mansiones y apartamentos de lujo que desde hace meses han salido a la venta en internet con precios similares, en zonas anteriormente “congeladas” de Playa y Nuevo Vedado, muchas de las cuales sirvieron como residencias temporales de altos funcionarios del Gobierno o como “casas de protocolo” tanto del Consejo de Estado y el Ministerio del Interior hasta hace apenas un par de años.
Otro detalle que conduce a sospechar de la operación son algunos de los gestores de venta o intermediarios usados para la venta. Casi en su totalidad se trata de sujetos vinculados —ya sea directamente o por lazos familiares— a las Fuerzas Armadas, el Ministerio del Interior y hasta al propio Consejo de Estado, como son los casos de Brian Caraballo y Abelardo Díaz. El primero, sobrino de un alto oficial de las Fuerzas Armadas vinculado a GAESA y de Marcos Caraballo de la Rosa, vicefiscal general de Cuba; y el segundo, desmovilizado del Ministerio del Interior en el año 2018, y desde el 2019 dedicado a la compraventa de casas, la importación y venta de autos de lujo y el mercado informal de divisas.
La cartera de ofertas de Brian Caraballo, por ejemplo, incluye apartamentos en venta incluso en la Torre Atlantic, propiedad de GAESA y hasta hace muy poco de renta exclusiva a extranjeros pero, quizás debido a la falta de liquidez, hoy a disposición de cualquiera que esté dispuesto a pagar su precio en dólares, puesto que no se acepta la moneda nacional.
La Torre Atlantic, situada frente al Malecón, cuenta con servicios de cuota de condominio, piscina, televisión por cable, servicios de limpieza y mantenimiento, seguridad y grupo electrógeno, por lo que el precio de venta de sus apartamentos comienza sobre el medio millón de dólares para unidades de una sola habitación y hasta más de 2 millones las de cuatro habitaciones, de acuerdo con los datos ofrecidos a CubaNet por los propios gestores.
Por otro lado, entre las propiedades más atractivas de las muchas que tiene en venta Abelardo Díaz, se encuentran varios apartamentos en el famoso edificio Someillán, en El Vedado, cuya costosísima remodelación estuvo a cargo de la Inmobiliaria Palco por encargo del propio Consejo de Estado (propietario de la inmobiliaria) puesto que, a raíz del “deshielo”, varios de sus pisos serían rentados a la futura Embajada de Estados Unidos, en especial el apartamento ubicado en el penthouse.
Sobre el acuerdo, en 2015 fueron revelados varios documentos del Departamento de Estado, accesibles en el Federal Procurement Data System, sobre el presunto acto de renta por el Gobierno estadounidense.
El periodista Tracy Eaton en junio de 2015 igualmente reveló que la Oficina de Intereses en La Habana había pagado 4.414.03 dólares a la empresa Star Creations Inc., de Brooklyn, por un equipo de cocina para el penthouse del Someillán. El acceso al artículo de Eaton actualmente no es posible puesto que el blog donde apareció fue eliminado, aunque algunos reportes de prensa de ese año dan cuenta de la información, así como de la renta de los apartamentos para la futura Embajada de Estados Unidos.
Actualmente, una parte del edificio Someillán ha sido rentada como oficinas a la hotelera española Iberostar. No obstante, muchos de los apartamentos continúan disponibles para la renta a extranjeros y hasta para la venta en dólares a quienes deseen asumir semejante riesgo ahora que el régimen, sediento de dólares, está casi a punto de vender Punto Cero, y posiblemente mucho más.
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Fuente Cubanet.org