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Horas después de asegurar que las clínicas privadas “se van a fundir” y que los profesionales de la salud vuelvan a remarcar las deplorables condiciones de trabajo en la provincia de Buenos Aires, el titular de la cartera de Salud decidió renovar el mobiliario de sus oficinas.
El mes de mayo arrancó con muchos problemas para el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak. Tantos, que anticipó que insistirá con el proyecto de crear sociedades de estado para enfrentar la crisis que atraviesa su cartera en el territorio bonaerense. La iniciativa, impulsada por Axel Kicillof, es rechazada de plano por un elevado porcentaje de profesionales de la salud.
La crisis no sólo golpea a los hospitales públicos, desde donde tanto médicos como trabajadores en general exigen una recomposición salarial y condiciones dignas de trabajo. Un breve paseo por los hospitales bonaerenses permite vislumbrar el estado de total abandono de los mismos. A ellos se les suman ahora las clínicas privadas, que viven un verdadero cóctel explosivo entre los recortes de los subsidios nacionales, la inflación y el retraso de las prepagas.
Al respecto de éstas últimas, Keplak respondió sin miramientos ni empatía: “Se van a fundir”. La respuesta a todos los reclamos que se sientan a esperar respuestas sobre el mostrador del ministro de Salud bonaerense es la misma y pareciera emular el slogan presidencial: no hay plata.
A pesar de este funesto escenario y de las culpas que vuelan sin escalas desde su despacho hasta Casa Rosada, Kreplak no pudo con su genio y se lanzó a un recambio de muebles en la sede central del ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires en el que insumirá varios millones de pesos.
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Nacional, popular, pero también coqueto, pareciera exclamar la medida ministerial. Escritorios, sillones, sillas, mesas de reuniones, bibliotecas, sillones ejecutivos, nada pareciera haber quedado al azar en la remodelación de Nicolás Kreplak. La licitación, que lleva el proceso de compra Nro. 102-0061-CME24, tendrá un presupuesto estimado de 74.864.450 pesos.
Para los profesionales de la salud, los hospitales públicos y las clínicas privadas quedará, al menos, el alivio de saber que la próxima vez que el ministro de Salud los atienda, será en sillones nuevos y confortables.
Fuente Realpolitik
