La final soñada por cualquier futbolista la vivió Ademola Lookman, delantero nigeriano de la Atalanta que marcó un ‘hat-trick’ descomunal para entregar a su equipo el primer título europeo de su historia. Los italianos montaron un enorme estropicio al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, que perdieron su primer partido de la temporada y también la posibilidad de celebrar un triplete a final de temporada. Los alemanes llegaban como favoritos, pero eligieron el peor día para mostrar el reverso de todas las virtudes que han desplegado este curso.
No era una final de clubes estelares, pero resultaba atractiva porque ponía en liza a dos de los conjuntos más vistosos del continente. Secundarios con afán protagonista, ‘outsiders’ hambrientos de días de gloria. Del Leverkusen ya se había contado casi todo, sus gestas y sus récords (51 partidos invicto hasta ahora). Pero la temporada de la Atalanta también es digna de analizar. Subcampeones de Copa, clasificados para la próxima edición de la Champions y ahora coronados en Europa por primera vez… Una rúbrica fantástica para un equipo que no ha dejado de crecer en los ocho años que lleva al mando Gian Piero Gasperini, desde ya una leyenda de la Dea. Y habrá que ver si este es su tope.
-
Atalanta
Musso; Zappacosta (Hateboer, min.84), Djimsiti, Hien, Kolasinac (Scalvini, min.46), Ruggeri (Tolói, min.90+1); Koopmeiners, Ederson; De Ketelaere (Pasalic, min.57), Lookman y Scamacca (El Bilal, min.84). -
Bayer Leverkusen
Kovar; Stanisic (Boniface, min.46), Tah, Tapsoba, Hincapié; Frimpong (Tella, min.81), Xhaka, Palacios (Andrich, min.68), Grimaldo (Hlozek, min.68); Wirtz (Schick, min.81) y Adli. -
Goles
1-0, min.12: Lookman. 2-0, min.26: Lookman. 3-0, min.76: Lookman. -
Árbitro
István Kovács (RUM). Amonestó con tarjeta amarilla a Djimsiti (min.22), Scamacca (min.35), Zappacosta (min.60) y Koopmeiners (min.70) por parte de la Atalanta, y a Wirtz (min.35), Tapsoba (min.67) y Andrich (min.73) en el Bayer Leverkusen. -
Estadio
Aviva Stadium de Dublín, 47.135 espectadores.
Para la final, el veterano técnico del pelo canoso preparó una receta volcánica y pegajosa, con once guerreros convertidos en lapas para los rivales. Era lo esperado, pero aun así sorprendió al Leverkusen. Alumbrados durante todo el curso por un fulgor incandescente, los de Xabi se encontraron de golpe en las tinieblas. Xhaka no acertaba un pase, Palacios ni los intentaba y Wirtz… La estrella de este Leverkusen padecía en tierra de nadie sin oler un balón. Qué decir de Grimaldo y Adli, las referencias ofensivas en el planteamiento de Xabi. Un desastre todo.
Del otro lado, la cosa se resumía en presión alta, esfuerzo y mucho pundonor. No había pelota que se escapase a Zappacosta, Ederson o Koopmeiners, los jefes en el centro del campo. Siempre atentos al corte, a sacar rédito de cualquier robo. Así llegó el primer tanto, con una pelota dividida en el costado derecho que se convirtió en un centro al área que aprovechó Lookman, anticipándose a un lento Palacios, para batir a Kovar.
El gol hacía justicia a un inicio arrollador. Pero la Atalanta no se detuvo ahí. Siguió con su matraca, insistiendo con un plan que les funcionaba igual de bien que el día que golearon al Liverpool en Anfield. Y el Leverkusen seguía sin respuesta. A la media hora llegó el segundo de Lookman, con un trallazo ajustado al palo desde la frontal. Un golazo que terminó de poner al Bayer contra las cuerdas.
En el banquillo alemán Xabi no disimulaba su agobio. Por su cabeza parecían cruzar miles de ideas. Y por el estadio sobrevolaban las dudas: ¿Hasta cuándo podrían mantener ese ritmo endiablado los italianos? ¿Se vendrían abajo en la segunda mitad? Remontar se ha convertido en un hábito, no demasiado sano, para este Leverkusen. Pero plantarse en el descanso de una final dos goles por debajo parecía forzar demasiado a los hados.
Al paso por el vestuario Xabi renunció a su idea inicial de jugar sin delantero centro y dio entrada a Boniface. Pero si quería llevarse el partido antes debía lograr que apareciese Wirtz, cosa que no ocurrió. Tampoco llegó el anunciado desfallecimiento de la Atalanta, por más que el equipo de Bérgamo entregase con gusto la pelota en la reanudación. Siguió sintiéndose cómodo, firme en la presión, ahora en bloque bajo, y sin conceder ocasiones al rival. Esperando algún contragolpe que terminase por matar el partido. Apenas hubo uno, pero Lookman, bicicleta, recorte y disparo cruzado mediante, no necesitó más para firmar el triplete.
Con la victoria, Gasperini se convirtió en el entrenador más veterano en ganar este título, superando a Mendilibar, que lo logró el año pasado. Y el futuro campeón de Champions, sea el Dortmund o el Real Madrid, ya sabe que le espera una visita al dentista, como definió Guardiola los duelos contra este equipo, cuando se lo cruce en la Supercopa de Europa.
Fuente ABC