Olía que alimentaba. Un paraíso para los forofos de la carne. Lo que no podían imaginar los clientes (ni tampoco la Policía Nacional, hasta que dio con el escondrijo) era que semante aroma a chuletones, gambas y huevos rotos servía para camuflar lo que se cocía en la trastienda del asador. Literalmente, porque detrás de un pasadizo secreto se encontraba un laboratorio de drogas de síntesis y una buena remesa de hachís. Era la tapadera perfecta.
Hasta hace dos semanas, que la Udyco Central le puso los grilletes a cinco de los implicados, todos de nacionalidad rumana, como una parte de las especialidades de la carta del restaurante. El establecimiento, que sigue abierto al público aunque con su perfil de Instagram suspendido por petición propia, se encuentra en la avenida de Aragón, en un costado de la A-2 (carretera de Barcelona).
La operación Magu echó a andar hace casi un año, a mediados de 2023. Todo comenzó cuando los investigadores conocieron que existía una red de importación de cocaína en la que, como suele ocurrir, se utilizaban empresas fantasma. Siguiendo la pista a los integrantes, vieron que sus reuniones las celebraban en el restaurante, normalmente en una zona reservada al resto de comensales.
Además, hubo otro dato extraño: muchas veces quedaban bastantes personas los días en que cerraba el local y solamente estaban dentro unos 20 minutos. Complicado era que se dedicaran allí a comer, con esos horarios.
Tras meses de vigilancias y otras diligencias policiales, los agentes supieron poner negro sobre blanco la estructura de la mafia, con el reparto de tareas de cada uno de los involucrados. También identificaron a los socios que traían la cocaína utilizando el puerto de Valencia, unos colombianos que residían en esa ciudad.
A principios de este mes de mayo, en uno de los seguimientos, observaron un constante trasiego de vehículos. Esto hizo sospechar que se podría estar produciendo una entrega de sustancia estupefaciente, aprovechando la ausencia de clientela.
Los encartados iban y venían con bolsas, lo que precipitó la entrada de los funcionarios. Nada más llegar al interior notaron un fuerte olor a productos químicos en el ambiente, como el azufre, por lo que desalojaron el lugar inmediatamente y lo precintaron, ante el peligro de que se produjera algún tipo de explosión.
Cuando por fin pudieron moverse sin peligro, comprobaron que en la misma finca, en una vivienda adyacente al asador, había un montón, decenas, de sillas apiladas. Y que detrás de ellas había un butrón que lo que hacía era comunicar ambos espacios: así descubrieron el laboratorio de droga, concretamente de metanfetaminas.
La peste a productos químicos era extraordinaria, pero lo simulaban con los olores de la cocina del restaurante; concretamente, con dos parrillas de carbón (una interior y otra exteriro) de grandes dimensiones, explican fuentes del caso.
Una caja fuerte con dinero
Durante el registro, los policías se intervinieron 5 kilos de hachís que se encontraban en una de las neveras dispuestos en ladrillos envasados al vacío, un cargador de pistola, diversas armas blancas y un detector de balizas. En otra de las estancias, escondida en un doble fondo de un armario, encontraron una caja fuerte de seguridad de grandes dimensiones empotrada en la pared. Tras más de tres horas de trabajo (dadas las medidas de seguridad con las que contaba), consiguieron abrirla, localizando e interviniendo casi 60.000 euros en billetes falsos de su interior.
En la vivienda del líder de la organización, había una pistola eléctrica, unos grilletes, una defensa extensible, numerosas navajas y machetes, así como varios equipos radiotransmisores y balizas GPS. Precisamente, uno de los flecos que quedan es localizar al cabecilla. Tres de los cinco rumanos arrestados han pasado a prisión provisional: son la pareja del jefe y dos miembros encargados de vigilar y dar seguridad al recinto.
Los otros detenidos tenían acceso a la droga y al laboratorio, además de colaborar en todas la actividades relacionadas con el tráfico de sustancias, y mantenían la tapadera dotando de aparente legalidad al negocio, que ayer seguía despachando parrillas.
Fuente ABC