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El Gobierno declaró la “pre emergencia” en materia de gas. Pese a que en el país se encuentra Vaca Muerta, la segunda reserva más grande del mundo de gas no convencional, hay cortes en 200 estaciones de GNC y en industrias con contratos interrumplibles.
El Ministerio de Economía informó que esta situación, que mantiene en alerta al sector, se debe a tres motivos: la ola de frío, el menor abastecimiento de Bolivia y la desinversión producto de los congelamientos tarifarios. Sin embargo, desde el sector privado agregan un cuarto factor: la falta de planificación oficial para las importaciones, en la búsqueda de mostrar un mayor superávit fiscal.
Ola de frío
A través de un comunicado, aseguraron que tomaron medidas “en el marco de la presencia anticipada de bajas temperaturas, que han sido más bajas que las pronosticadas (y más propias del invierno)”.
La ola de frío, que es más propia de los meses de junio o julio, se adelantó a mayo, lo que llevó a un “consumo excepcionalmente alto de la demanda prioritaria (usuarios residenciales) de gas natural”, agregó Economía.
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Por ejemplo, este domingo 26 de mayo, la temperatura mínima fue de 4 y la máxima de 11 grados en Buenos Aires, según informó el ENARGAS en base al Servicio Meteorológico Nacional (SMN), lo que da un promedio de 7,5 grados. En la misma semana, pero del 2023, el promedio había sido 18 grados.
La ola de frío derivó en un pico de consumo: este domingo, la demanda prioritaria de los hogares fue de 74,9 millones de metros cúbicos por día. En la misma semana, pero del 2023, había sido de 43,7 millones de m3/día. Por lo que casi que se duplicó respecto al año anterior.
Gasoducto Néstor Kirchner inconcluso
Además, en el comunicado, el Gobierno aseguró que las medidas se realizan en el marco de “la vulnerabilidad del sistema gasífero derivado de su infraestructura insuficiente desde hace décadas por falta de inversión (lo que genera cuellos de botella en el fluido del gas), según en el Decreto 55/23 de emergencia energética.
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Desde el sector privado son críticos de lo ocurrido con el gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK). Si bien el caño fue finalizado por el Gobierno anterior, con una inversión de más de u$s 2.000 millones, por problemas en las importaciones no se concluyeron las plantas compresoras, que permiten comprimir el gas para inyectar mayor volumen.
Luego, en el cambio de gestión, producto de la paralización de la obra pública, se demoraron las obras y no se concluyeron las plantas compresoras, que tienen un costo entre los u$s 50 y los 80 millones. Actualmente, el gasoducto transporta 11 millones de m3/día, cuando podría hacerlo por el doble, por lo que funciona “a medias”.
Menos energía de Bolivia y Brasil
En el comunicado del Gobierno sumaron un tercer factor: “La reducción del suministro desde Bolivia, en base a acuerdos de la gestión anterior”.
Por el declino de las cuencas en Bolivia, este domingo ingresó al sistema 5,5 millones de m3/día. El promedio de mayo del 2023 fue de 6,2 millones de m3/día. Además, después de casi 20 años de provisión, desde agosto el contrato pasará a ser “interrumplible”.
En su informe de gestión, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, reveló que debieron cerrar un “swap de gas” con Brasil para que no falte energía.
Es que el fin del contrato con Bolivia debía haberse llevado a cabo con la inauguración del llamado “Reversal del Norte”, para poder utilizar la infraestructura existente para llevar el gas desde Vaca Muerta al norte argentino. De nuevo, la paralización de la obra pública llevó a demoras en el inicio de la obra, que recién podría estar para agosto.
Además, hay temor por el impacto que pueden tener las inundaciones en Brasil en la provisión de energía eléctrica.
Falta de planificación
Sin embargo, los analistas suman un cuarto factor: la falta de planificación y articulación del Gobierno.
Daniel Montamat, exsecretario de Energía, dijo a NA que por una mala programación “se importaron 20 barcos de GNL y posiblemente se hayan tenido que haber importado más”.
El gerente gerenal de una de las empresas más importantes del sector gasífero aseguró que el Gobierno tiene como “prioridad uno” el superávit fiscal, y eso lo llevó a querer ahorrar todo lo posible, lo que llevó a que se quedaran cortos de importaciones.
Por este motivo, compraron barcos con combustibles líquidos que costaron u$s 500 millones, y harán una nueva licitación para GNL, que podría costar otros u$s 300 millones.
En esa línea, Emilio Apud, uno de los armadores del plan energético para la campaña de Patricia Bullrich, aseguró que el Gobierno heredó una situación complicada, pero “también se durmió un poco en los laureles, ya que tendría que haber evaluado acelerar los pagos a las firmas que están haciendo las plantas compresoras para contar con 10 millones m3 más diarios”.
Por su parte, Cecilia Garibotti, ex secretaria de Planeamiento Energético durante la gestión de Sergio Massa, afirmó: “El gobierno nacional salió ahora a comprar barcos de gas y barcos de combustibles líquidos. Esto genera un costo de 500 millones de dólares cuando terminar las obras del gasoducto significaba un costo mucho más bajo”.
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Como falta de planificación, en el sector suman que este año no se contrató el buque regasificador de Bahía Blanca.
Además, se estimaba que por la suba de tarifas iba a haber una “sensibilidad” mayor en la demanda “que hoy no se observa”, debido a que se pospusieron los aumentos de gas previstos para el invierno, y los usuarios de ingresos medios y bajos tuvieron subas más graduales.
Fuente El Cronista