
El Rey de la Transición empezó a pensar en su renuncia en 2012 y todo se aceleró en 2014. La dimisión de Rubalcaba desencadenó un proceso impecable, discreto y veloz
Juan Carlos I recibe al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Es 26 de mayo de 2014. Audiencia semanal ordinaria en el Palacio de la Zarzuela. La víspera se han celebrado elecciones europeas, en las que el PP y el PSOE han obtenido un mal resultado. El presidente le sugiere al Rey que es el momento de poner en marcha el plan que una decena de personas lleva unas semanas preparando por decisión del Monarca. El Rey lleva un par de años mascullándolo, pero se acerca la hora de la verdad, la hora de abdicar en su hijo, el Príncipe Felipe. Se trata de un asunto de la máxima relevancia política, sin antecedentes ni legislación que lo ampare. Toca actuar sobre la marcha, y es un tema de Estado.
Tres días después, el jueves 29, Don Juan Carlos convoca una reunión al máximo nivel: su hijo y Heredero; Mariano Rajoy, presidente del Gobierno; Alfredo Pérez Rubalcaba, líder de la oposición; el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno; y Soraya Sáenz de …
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Fuente ABC