La tramitación de un proyecto de ley para estimular el reclutamiento militar de los judíos ultraortodoxos se enfrenta a una incierta votación en la Knéset, que, probablemente, se alargará más allá de la madrugada de este martes.
El plan, al que muchos caracterizan como una maniobra del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para ganar tiempo mientras el Tribunal Supremo insta al Gobierno a reclutar a más ultraortodoxos para las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), plantea reducir la edad a la que los estudiantes de las yeshivot pueden evitar el servicio militar obligatorio.
Esta reducción permitiría a muchos judíos ultraortodoxos sumarse al mercado laboral y contribuir a la economía, al tiempo que establecería una serie de requisitos de reclutamiento para las escuelas religiosas y penalizaciones a las subvenciones que reciben si no los cumplen.
Técnicamente, los legisladores no estarían dando su apoyo al proyecto de ley, sino que simplemente permitirían su paso a un comité donde el proyecto, probablemente, quedaría enterrado, ya que la norma fue aprobada en primera lectura durante un Gobierno anterior (el de Yair Lapid y Naftali Bennet de 2021) y quedó en suspenso tras su disolución.
Las leyes israelíes requieren tres lecturas para aprobarse y, entre medias, pasan por varios comités que pueden alterar completamente su contenido.
El reclutamiento de judíos ultraortodoxos es un asunto que ha provocado grandes divisiones dentro de la sociedad israelí y en el Gobierno, especialmente con la guerra en Gaza, y se espera que los legisladores comiencen a debatir la medida a partir de la medianoche, en parte para evitar el escrutinio de los medios.
La Justicia considera que la exención militar de los ultraortodoxos es discriminatoria y la fiscal general, Gali Baharav-Miara, avisó a comienzos de abril al estamento militar que debe comenzar a elaborar un plan de reclutamiento para los estudiantes religiosos tras expirar una disposición temporal que protegía la exención.
Todo apunta a que la Knéset permitirá el avance de la medida, aunque es todavía una incógnita si los partidos ultraortodoxos (Shas y Judaísmo Unido de la Torá), de quienes depende la coalición de Gobierno israelí, darán su apoyo a un proyecto al que se opusieron cuando fue presentado en 2022 por, según defendieron, poner en riesgo su estilo de vida.
Quien sí votará en contra de la medida será el ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien ya ha avisado de que se opone a un plan de reclutamiento que apenas contempla un ligero aumento de los reclutas ultraortodoxos, en un momento en que las FDI están críticamente necesitadas de soldados por la guerra en Gaza y la tensión en la frontera con el Líbano.
A Gallant podrían unirse miembros del partido Likud del primer ministro que se oponen a una exención militar para los ultraortodoxos.
Mientras, el jefe de la oposición, Yair Lapid criticó a Netanyahu por “abandonar a los soldados del Ejército israelí en plena batalla en favor de una política mezquina, interesada, cobarde y cínica”.
Por su parte, el líder del partido Unidad Nacional, Benny Gantz, que fue quien propuso la norma de reclutamiento en 2022, también ha anunciado que se opondrá a la maniobra de Netanyahu, y, de hecho, animó a votar en contra de la propuesta ayer, al anunciar su salida del Gobierno de emergencia israelí.
Cuando propuso la norma, Gantz la defendió como un primer paso hacia un plan de reclutamiento más amplio y equitativo que tuviese en cuenta a los ultraortodoxos y a la población árabe israelí, aunque después ha asegurado que las necesidades de las FDI, en especial tras el comienzo de la guerra en Gaza, son muy diferentes a las de entonces, por lo que no tiene sentido adoptar su texto.
Fuente Aurora