El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, se enzarzó este lunes con familiares de los rehenes en la Knéset, a quienes reiteró que no apoyará ningún acuerdo de tregua con Hamás al considerarlo un “suicidio colectivo“.
“Liberar a cientos de asesinos con las manos manchadas de sangre, Dios no lo quiera, podría conducir al asesinato de muchos judíos“, aseveró Smotrich, en referencia al posible canje de cautivos por presos en una tregua.
“Cuando Hamás exige poner el fin de la guerra, mientras sobrevive en Gaza, eso significa que volverá a armarse, cavar túneles, comprar misiles, y que muchos judíos podrán ser asesinados y secuestrados en otro 7 de octubre“, agregó Smotrich, poco antes de abandonar enfadado la reunión del Comité de Finanzas.
Algunos de los familiares le reprocharon también que, durante estos ocho meses de guerra, no se haya reunido ni una sola vez con ellos.
Durante las conversaciones, otro diputado del partido ultraortodoxo, Judaísmo Unido de la Torá, Yitzhak Pindrus, acusó también a la madre del rehén Yagev Buchshtav de intentar politizar la situación para conseguir derrocar al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
“Aquí hay familias desconsoladas. Quieres convertir este asunto en un tema político porque quieres echar a Bibi y deshaceros de él“, dijo este diputado.
Pese a que este sábado el Ejército israelí logró rescatar a cuatro rehenes con vida, la angustia y desesperación de los familiares del resto de cautivos aumenta al tiempo que las negociaciones de tregua siguen sin avances.
Muchos de estos familiares viven con el miedo de no volver a ver con vida a los suyos o de poder enterrarlos.
De los 251 secuestrados el 7 de octubre, quedan en el enclave 116 cautivos, un tercio de ellos muertos según Israel; mientras que otros cuatro permanecen cautivos desde hace años, de ellos dos soldados muertos.
Agencias contribuyeron con este artículo de Aurora.
Fuente Aurora