Por Nicolás J. Portino González
La reciente aprobación de la ley de bases en el Senado ha destrabado lo que promete ser la reforma del Estado más grande en la historia contemporánea argentina, superando incluso las transformaciones implementadas durante la presidencia de Carlos Menem. Esta hazaña legislativa, lograda con apenas siete senadores propios, marca un hito sin precedentes y sitúa al gobierno de Javier Milei como un agente de cambio radical en el escenario político local y global.
El análisis político basado en los últimos 200 años de historia ya no se aplica al gobierno actual. Desde su asunción hace seis meses, una nueva era ha comenzado, redefiniendo las reglas del juego y estableciendo un antes y un después en la historia de la nación. Milei es un CISMA, un fenómeno disruptivo que ha fracturado las estructuras del viejo régimen y está creando nuevas, más adaptables y alineadas con los tiempos modernos.
Es inevitable preguntarse: ¿Estamos ante un nuevo movimiento nacional histórico? La respuesta es un rotundo sí. El surgimiento de La Libertad Avanza (LLA) no es meramente la consolidación de un partido político, sino la cristalización de un movimiento nacional que promete perdurar al menos un siglo. Este nuevo paradigma significa que las discusiones y diferencias políticas se desarrollarán dentro de las nuevas estructuras establecidas por LLA, no desde las obsoletas y vencidas estructuras externas.
Los partidos tradicionales como la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Justicialista (PJ) se enfrentan a una realidad inexorable: forman parte del pasado y, en esta nueva era, deberán disolverse para siempre. Todas sus “banderas” han quedado relegadas a la memoria de un mundo en vías de extinción.
En esta nueva configuración política, la máxima es clara: nada fuera del imperio, todo adentro del imperio. Este imperio, forjado por Milei, no solo redefine la política argentina sino que también impacta en el escenario mundial. La capacidad de adaptación y la visión de futuro que caracteriza a LLA aseguran que cualquier debate significativo se dará dentro de sus estructuras, consolidando su hegemonía y relevancia.
La aprobación de la Ley de Bases es solo el comienzo de una transformación profunda que no solo cambiará la forma de gobernar, sino también la forma en que los argentinos entienden su lugar en el mundo. Milei y su movimiento han llegado para quedarse, y con ellos, una nueva Argentina comienza a escribir su historia