El hacha de guerra por el Mad Cool se ha enterrado. Una llamada telefónica zanjó este viernes la confusión respecto a la celebración del festival: el Ayuntamiento de Madrid y la Delegación del Gobierno se reunirán la próxima semana (previsiblemente el lunes) para rematar los últimos flecos de la organización de cuatro días de conciertos en el macrorrecinto del distrito de Villaverde. Todavía más: ambas partes mantendrán una «reunión política», a lo largo del mes de julio, para estudiar el futuro del polémico espacio Iberdrola Music.
Lo importante e inmediato: habrá Mad Cool los próximos 10, 11, 12 y 13 de julio. El evento repite por segundo año consecutivo en un recinto que el pasado verano levantó a los vecinos de Villaverde y del norte de Getafe —agrupados en la plataforma Stop Mad Cool Villaverde— por excesos de ruido y colapsos de tráfico. Y Mad Cool regresa a pesar del vaivén administrativo de la última semana. El rifirrafe empezó con unas declaraciones del delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del ayuntamiento, Borja Carabante, que aseguró que necesitaban la autorización de la Delegación del Gobierno en Madrid para diseñar el plan de movilidad. La Delegación replicó que carecían de competencias y, este mismo miércoles, Martín lanzó en una entrevista con Servimedia que «Mad Cool se celebrará si Almeida quiere».
La pelota ha saltado de uno a otro tejado hasta este viernes, cuando concejal y delegado hablaron por teléfono y alcanzaron un «principio de acuerdo», según afirmaron después ambas partes. «Ha habido reuniones preliminares con el promotor, con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, con la Delegación del Gobierno y con el Ayuntamiento de Madrid y se ha establecido un dispositivo en el ámbito de la seguridad y la movilidad que al ayuntamiento le parece adecuado», dijo Carabante. Ese dispositivo es «muy parecido» al de 2023, aunque desde Cibeles aseguran que se han abordado los problemas de movilidad en la M-45 con el Ayuntamiento de Getafe. También «se ha duplicado el número de tornos» para que los festivaleros accedan a la parcela.
A pesar de este «principio de acuerdo», las tiranteces no se han disipado. Una portavoz de la Delegación del Gobierno insiste en que no les compete conceder ninguna autorización y que, por tanto, aún no hay luz verde: «Estamos en el punto en que el Ayuntamiento de Madrid tiene que conceder la licencia». Es el trámite habitual. Los organizadores de este tipo de eventos deben recopilar varias decenas de documentos, presentar un informe al consistorio —plan de movilidad incluido— y, una vez revisada esa información, el Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad concede el permiso. Una portavoz de la concejalía prevé que otorgarán la licencia al Mad Cool la próxima semana, después de que se celebre esa reunión técnica —también forma parte del proceso ordinario— para verificar las condiciones de seguridad del evento.
Un máximo diario de 58.000 personas, 8.000 menos que el año pasado (una reducción de aforo del 12%), acudirán del 10 al 13 de julio al festival, que puede ser el último en el espacio Iberdrola Music. El delegado del Gobierno, el alcalde de Madrid y su homóloga de Getafe se citarán en una «reunión política», «antes de la celebración del Mad Cool», según aspiran desde la Delegación, para determinar el futuro del macrorrecinto de Villaverde.
Fuente ABC