De los 25 jugadores que Deschamps se ha llevado a Alemania para la Eurocopa, 19 son de raza negra y de esos 19, 12 tienen ascendencia africana. Los padres de Upamecano son de Guinea-Bisáu, los de Mendy senegaleses, los de Saliba y Tchouaméni cameruneses, los de Koundé de Benin, los de Konaté, Kanté y Fofana de Mali, los de Kolo-Muani del Congo, los de Barcola de Togo, el progenitor de Mbappé es camerunés y su madre argelina, y el padre de Dembélé es maliense y su madre senegalesa. Además, otros cuatro ni siquiera han nacido en Francia: Camavinga lo hizo en Angola, Thuram en Italia, Samba en el Congo y Maignan en la Guayana Francesa.
Con este mestizaje, habitual desde hace ya bastante tiempo en el país galo y, por extensión, en sus equipos nacionales, el vestuario de Francia se ha presentado en tierras teutonas con un doble objetivo: ganar el único título que se le resiste en la era Deschamps y convencer a su país que hay que salir a votar masivamente para frenar la que, ahora mismo, parece una victoria cantada de Le Pen en los comicios legislativos de finales de mes.
El llamativo resultado de las elecciones europeas en Francia ha provocado un terremoto en el mapa político continental y el anuncio de comicios de Macron (previstas primera y segunda vuelta para el 10 de junio y el 7 de julio) pueden significar el ascenso al poder de la ultraderecha del país vecino, con todo lo que ello significaría: «Estamos en un momento crucial de la historia de nuestro país. La Eurocopa es importante, pero somos ciudadanos y no estamos desconectados de lo que pasa en nuestro país. Somos una generación que puede hacer historia. Sabemos que los extremos están a las puertas de nuestro poder. Llamo a todo el mundo a votar, a tomar consciencia de la situación. Estoy en contra de la división. Mis valores son el respeto y la tolerancia», reflexionó Mbappé en la previa del Austria-Francia.
El capitán de Francia calificó el momento político de su país en un tema mucho más importante que el partido de este lunes, lo mismo que ya hicieron anteriormente otros compañeros: «Me parece muy grave la victoria de Marine Le Pen», confiesa Thuram, a la vez que pide luchar para que no vuelva a ganar la líder de la Agrupación Nacional. El contundente mensaje del delantero del Inter muestra lo caliente que está el vestuario de Francia. Pero hay más. Dembélé, poco dado a hablar ante los medios y bastante prudente en sus escasas apariciones, también ha pedido al pueblo francés votar como nunca antes en las próximas elecciones. Hay preocupación por lo que pueda venir y, aunque no es habitual en el fútbol de élite, los jugadores se han posicionado de un modo evidente.
Tanto que han pedido a su Federación que les ayude para que ellos también puedan votar. La primera vuelta de los comicios coincidiría con el hipotético cruce de octavos de los de Deschamps y la segunda vuelta con los cuartos, siempre y cuando los ‘bleus’ accedan a ambas rondas. Ya sea a través de sus familiares que están en Francia, por correo o por el sistema que legalmente sea posible, los internacionales galos quieren votar y esperan que así sea, a pesar de estar compitiendo en Alemania: «Creo ha sonado la campana de alarma en Francia. Debemos movilizarnos e ir a votar a todos juntos», alienta el atacante del PSG, una de las estrellas del vigente subcampeón del mundo.
Hace ocho días, el domingo 9, Francia jugó contra Canadá su último partido amistoso antes de su estreno oficial en la Eurocopa ante Austria, este lunes en Düsseldorf (21.00 horas, TVE). Tras el partido, jugado en Burdeos, el equipo regresó a Clairefontaine bajo el impacto de unos resultados tan preocupantes como esperados. Las voces más implicadas y comprometidas del vestuario llevan meses avisando de la deriva de Francia y entienden que, ahora, cuando el país entero tiene los ojos puestos en ellos, tienen que aprovechar su relevante altavoz: «Es la triste realidad de la sociedad de hoy. Hay que ir a votar, pero no es suficiente. También debemos explicar cómo hemos llegado hasta este punto de máxima gravedad. Todos mis compañeros piensan como yo», argumenta Thuram.
Patata caliente para la Federación
La bomba le ha explotado de lleno a la Federación, que tras lo sucedido el domingo prohibió las entrevistas individuales y pidió a los jugadores que no se pronunciaran sobre ningún asunto político, pero el organismo sabía que no conseguiría acallar a sus jugadores. De hecho, ha provocado el efecto contrario. Cada conferencia de prensa en Paderborn, el lugar de concentración de Francia, situado 100 kilómetros al este de Dortmund, es un mal rato para la Federación, tanto que no ha tenido más remedio que hacer público un comunicado en el que solicita la no utilización política de la selección.
El ente asegura que todos los jugadores se han expresado libremente, según sus propias convicciones y su propia sensibilidad, y aboga por la libertad de expresión y la convocatoria al voto como exigencia democrática, pero a diferencia de sus internacionales, evita posicionarse: «Queremos que todos comprendan y respeten nuestra neutralidad como institución, así como la de la selección nacional de la que es responsable. Por tanto, conviene evitar cualquier forma de presión y utilización política del equipo francés». Va a ser difícil. Imposible, de hecho. Le Pen irrumpe con fuerza en el debut de Francia en la Eurocopa.
Fuente ABC