SAN LUIS POTOSÍ, México.- La Isla de los espías, una serie del periodista Juan Manuel Cao, ha revelado grabaciones e información sobre operaciones de agentes cubanos en Estados Unidos.
El trabajo de investigación periodística, que se transmite tras la reciente captura del exdiplomático Víctor Manuel Rocha, declarado culpable de espiar para Cuba durante cuatro décadas, exhibe material inédito sobre la actuación de agentes de inteligencia cubana y demuestra que el régimen ha llegado a autoagredirse militarmente para construir una postura victimista.
El material rescata el caso de un oficial de la inteligencia cubana en Nueva York que intercambiaba información secreta con su agente en Miami.
Cao y el equipo de investigación que logró captar conversaciones del espía, consiguieron el testimonio del por entonces embajador cubano ante la ONU, exiliado actualmente en EE.UU.
Más de 30 años después de haber seguido con las cámaras al agente “Raúl”, nombre con el que se identificaba Carlos Manuel Collazo Usallán, el programa de Cao exhibió los métodos de que se valía para el espionaje el que fuera tercer secretario de la delegación cubana en la ONU.
El agente “Raúl”
El hecho data de antes del caso de Ana Belén Montes y el de la Red Avispa pero no recibió mucha atención en los medios de prensa.
La Isla de los espías muestra al diplomático Collazo seguido por las cámaras del periodista Juan Manuel Cao en plena labor de espionaje.
El agente, considerado como “torpe” por el entonces diplomático Alcibíades Hidalgo -quien compareció en el programa de Cao-, había incluso admitido que tenía órdenes de matar y estaba dispuesto a ello.
Disímiles conversaciones y videos mostraban el modus operandi de “Raúl”. El captaba los mensajes recibidos a través de Radio Habana Cuba y los descifraba y fue filmado en múltiples ocasiones cuando se reunía con otro agente.
Al ser evidenciada su implicación en espionaje, y tras el escándalo que supuso el caso, fue expulsado inmediatamente de territorio estadounidense.
El régimen de La Habana debió contar públicamente que el delegado había sido cesado del cargo pero nunca reconoció las razones por las cuales lo obligaron a abandonar EE.UU.
“Panchito” y los autoataques del régimen
Las investigaciones mostradas por Cao revelaron también las acciones del régimen para autoatacarse y acusar a EE.UU. de ello.
Al respecto, se abordó el caso de Franciso Ávila, “Panchito”, jefe militar de Alfa 66 pero doble agente: por un lado, agente de la inteligencia castrista, por otro, del FBI.
Francisco Ávila Azcuy llegó a Miami el 11 de noviembre de 1979. Había estado preso en Cuba desde 1987, tras ser capturado cuando intentaba infiltrarse en la isla.
Instalador de losas en Miami, fue contactado en Miami por la inteligencia cubana y según él mismo ha revelado comenzó a pasarle información al FBI. Se convirtió en doble agente, al mismo tiempo que ocupaba la jefatura militar de Alfa 66.
En esa función mantuvo al FBI al tanto de las instrucciones que recibía de Cuba, así como de las actividades que planificaba Alfa 66.
A partir de las investigaciones y de las declaraciones del propio Ávila, se expone que el régimen usó 12.000 dólares para comprar una lancha usada por la organización Alfa 66 para hacer una incursión militar a Cuba.
El entonces doble espía tenía varias identificaciones falsas para usarlas en caso de que tuviera que escapar del país. Los documentos habían sido emitidos por autoridades estadounidenses, lo que podría indicar que la inteligencia cubana también puede penetrar esas instituciones, expuso Cao.
El espionaje cubano
La investigación, que se transmite entre el 17 y el 21 de junio también presenta documentos clandestinos que descubren las técnicas utilizadas por el espionaje cubano.
Desde mensaje encriptados, mensajes de radio abierta, mapas con rutas de escape, puntos de contactos en EE.UU., México o en lugares fronterizos de Cuba, licencias y tarjetas de seguro social con nombres falsos e intrucciones de distinto tipo dadas por el régimen de La Habana a sus agentes.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos confirmó en diciembre que Víctor Manuel Rocha, de 73 años, exembajador en Bolivia y Argentina y miembro del Consejo de Seguridad Nacional, había sido acusado de espiar para el régimen cubano por 40 años.
Rocha fue arrestado en Miami como parte de una investigación de contrainteligencia llevada a cabo por el Buró Federal de Investigaciones (FBI, sigla en inglés). El exfuncionario fue acusado de servir secretamente como agente de la dictadura cubana.
En las últimas décadas no han sido pocos los agentes y funcionarios que han realizado espionaje para el régimen de La Habana. Seguramente, los casos más conocidos son los de la Red Avispa, célula desactivada por el FBI a finales de los años noventa, y de Ana Belén Montes, una analista de inteligencia de alto rango del departamento de Defensa estadounidense, quien fuera acusada en octubre del 2001 de entregar al castrismo información clasificada sobre Defensa. Sin embargo, no son los únicos.
Otro caso fue el del matrimonio compuesto por Carlos Álvarez, un profesor de psicología de la Universidad Internacional de Florida (FIU, sigla en inglés), y Elsa Álvarez, trabajadora social en una escuela.
Ambos fueron acusados en enero de 2006 de trabajar como agentes durante 30 años y alimentar al régimen de La Habana con información sobre agentes estadounidenses y grupos de exiliados anticastristas. La pareja se disculpó entre lágrimas a una corte y fueron condenados por delitos menores.
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Fuente Cubanet.org