En esta noticia
Son tiempos de mudanza en la Casa Rosada. La salida de Nicolás Posse de la Jefatura de Gabinete desembocó en que Javier Milei decidiera reemplazarlo por Guillermo Francos, quien aceptó la propuesta, pero que optó por no irse al despacho que históricamente perteneció al jefe de Gabinete, ubicado en el primer piso de la Casa Rosada y con una puerta que comunica de manera directa al despacho presidencial.
Los motivos son más simples de lo que podrían imaginarse. Francos está cómodo en su oficina de la planta baja, lugar al que los funcionarios pueden acceder fácilmente y que está a pocos metros del despacho donde trabaja el vicejefe del Interior, Lisandro Catalán, su más estrecho colaborador.
Influyó que Milei sólo visita la Casa Rosada los días que tiene que presidir las reuniones de Gabinete -generalmente los martes y jueves-, cuando da unas entrevistas a medios nacionales o internacionales o en otra ocasión especial que lo amerite.
Salvo el jefe de Estado, los demás funcionarios asisten prácticamente todos los días y los pasillos que rodean al despacho de Francos son los más concurridos: incluso, a Santiago Caputo se lo ve bajar las escaleras varias veces al día para ingresar al ala que todavía conserva la chapa en bronca con la inscripción “Ministerio del Interior”.
El despacho que ocupó Posse tiene ahora dos nuevos dueños: la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el vocero presidencial, Manuel Adorni. Ambos mantendrán sus respectivas oficinas, pero utilizarán ese espacio común para trabajar juntos en algunas ocasiones. ¿Posible búnker de cara a las próximas elecciones?
Días atrás Milei reconoció que Adorni es un posible candidato, aunque dijo que será el vocero quien lo decida. No parece ser algo que se determine en el corto plazo. Lo mismo sucede para Karina, pero este caso es más sensible: su presencia diaria en la gestión es considerado más indispensable que cualquier otro funcionario.
El mensaje de Francos a sus ministros en Gabinete
Hasta hace un mes, una de las quejas recurrentes en todos los ministerios era que la autorización para las designaciones debía pasar por un doble chequeo de parte de Posse y sus hombres. “Eso generaba un cuello de botella. Varios recién fueron oficializados en abril o mayo y hay otros que recién están en ese proceso”, indica un funcionario que vivió en carne propia las tardanzas de ese proceso y que no cobró por varios meses.
Muchos explican que esto tenía una intención explícita del ex jefe de Gabinete de controlar todos los procesos administrativos, lo cual también perjudicó varias políticas y medidas oficiales que debían ser refrendadas en el Boletín Oficial. Incluso, generaba varios problemas en términos legales porque funcionarios de direcciones o entes clave no tenían “firma”.
Según pudo saber El Cronista, en la única reunión de gabinete que se hizo esta semana -el martes-, Francos fue terminante: “No precisan mi autorización, confío en las decisiones que tomen ustedes”. En síntesis, les dio la lapicera para que no tengan que pasar por su área todas las medidas que obligatoriamente no lo requieran. Se trata de un espaldarazo para reconocer las gestiones de sus ministros y agilizar la toma de decisiones.
“Van a empezar a ver muchas designaciones de mi área en las próximas semanas; son todos los que Posse había trabado en los últimos meses, no es que estoy metiendo ñoquis“, remataba, jocosamente, uno de los altos funcionarios que integra el grupo de WhatsApp que se llama “Gabinete Nacional”, en el que están Milei, Villarruel, los ministros y los secretarios presidenciales. Allí debaten y se comunican los asuntos importantes de la gestión.
El Caputo-Gate y las declaraciones de Spotorno
Un importante revuelo se armó entre el domingo y los primeros días de la última semana cuando habló el economista Fausto Spotorno y afirmó que el programa económico que lleva adelante el ministro Luis Caputo “es de transición”.
“El programa está bien planteado. Lo entiendo de transición. Cambiar la Argentina definitivamente lleva muchos años. Hasta ahora es un programa para ordenar la economía después de cómo terminó el año pasado. No es escepticismo, pero le faltan partes. No soluciona todos los problemas. Habrá que pensar desde el año que viene un programa más de largo plazo“, alertó y dijo: “Milei tiene otro economista de fuste que es [Federico] Sturzenegger”.
La declaración tomó especial resonancia porque el economista integra el grupo de asesores de Milei, que lidera Demian Reidel. Tanto Spotorno como este último tienen un estrecho vínculo con Sturzenegger, que en las próximas semanas arribará como ministro a la gestión mileista y que tiene una enemistad con Caputo que data de la gestión de Macri.
Cerca de Milei hablaron con Spotorno. “Está todo bien con él, no lo dijo con la intencionalidad que le dieron en los medios”, dijeron. El ruido fue tal que el Presidente sintió que debía respaldar con énfasis a Caputo y, entrevistado por Jonatan Viale el martes, dijo que “Nadie le va a tocar el culo a Toto”. Hay algo real y que no es impostado: la confianza que el libertario tiene sobre su ministro económico es total.
El Cronista publicó un día antes de las declaraciones de Spotorno que en Casa Rosada confían que habrá ministros que saldrán “por la puerta grande” luego de que cumplan los objetivos por los que habían sido convocados. Aunque la cita refiere a más de un funcionario, uno de los mencionados había sido Caputo. El plazo no está definido y Milei (y todo el Gabinete) le reconocen que logró manejar la cartera más grande de la gestión nacional en el marco de la crisis económica.
Lo cierto es que aparece en el horizonte una incertidumbre sobre lo que implicaría el pasaje de la “Fase 1” a la “Fase 2” del programa mileista. Ya entrando en supuestos, una eventual salida de Caputo no debería darse, al menos, hasta el “saneamiento” del Banco Central.
Vale la pena leer la disertación que el Presidente dio el 12 de junio en ExpoEFI, en donde habló largo y tendido sobre el vínculo entre el Palacio de Hacienda y el BCRA.
Ahí reconoció que la independencia del banco solamente se podría lograr una vez recompuesto su balance. Mientras tanto, el tándem que configuran el presidente del Banco Central, Santiago Bausilli, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno; es vital tanto para el Milei como para Caputo para resolver el intríngulis de los pasivos remunerados.
Fuente El Cronista