Nicolás J, Portino González
Es fascinante cómo la ficción puede ofrecer un espejo tan claro y a la vez distorsionado de nuestra realidad. “Un caballero en Moscú”, la reciente producción de Paramount basada en la novela de Amor Towles, nos permite observar la meticulosa descomposición de la aristocracia rusa a través de los ojos de un conde condenado a arresto domiciliario en el lujoso Hotel Metropol de Moscú. Todo un espectáculo de decadencia y resistencia en una era en la que la verdad se convirtió en la primera víctima de la revolución.
El Conde Alexander Rostov, un hombre de refinada elegancia y estoica dignidad, se convierte en nuestro cicerone en este viaje por la historia reciente. Condenado en 1922, justo después de que los bolcheviques decidieran que lo mejor para el pueblo era prescindir de los servicios de la aristocracia, Rostov nos muestra cómo la alta sociedad rusa, con sus costumbres y valores, fue desmantelada para dar paso al “hombre nuevo soviético”. Lenin, Trotsky y Stalin, los grandes arquitectos del paraíso proletario, se encargaron de que la vieja guardia desapareciera de la faz de la Tierra, o al menos, de los libros de historia.
La Revolución Rusa de 1917 fue el punto de inflexión que marcó el fin de una era y el comienzo de otra. Lenin y sus camaradas no solo derrocaron al Zar, sino que también emprendieron una guerra civil para eliminar cualquier resistencia a su visión de una sociedad sin clases. Trotsky, con su Ejército Rojo, se aseguró de que los ideales revolucionarios se impusieran a fuerza de fusilamientos y purgas. Un espectáculo realmente inspirador para cualquiera que valore la uniformidad sobre la diversidad.
Y entonces llegó Stalin. Ah, Stalin, el maestro del terror. Bajo su reinado, millones fueron ejecutados o enviados a gulags. No contento con eliminar a sus enemigos, Stalin también decidió reescribir la historia, eliminando de los registros a aquellos que no le eran útiles. La verdad, esa molesta y caprichosa criatura, fue domesticada para servir a los intereses del Partido. Manual de procedimientos soviéticos.
Pero la tragedia rusa no se limitó a sus fronteras. El modelo soviético encontró adeptos en otras latitudes. Mao Zedong en China, por ejemplo, decidió que era una excelente idea adoptar las políticas de Stalin y llevarlas a nuevos extremos con su Revolución Cultural, asesinando más de 100 millones de ciudadanos chinos. Europa del Este también se alineó rápidamente con Moscú, estableciendo gobiernos que siguieron al pie de la letra el manual del terror comunista.
En América Latina, la fascinación por el totalitarismo se expresó a través de la Revolución Cubana de Fidel Castro. Nacionalizaciones, persecuciones y una buena dosis de reescritura histórica fueron las recetas del éxito en la isla caribeña. Más recientemente, el chavismo en Venezuela, con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, ha seguido el mismo libreto, utilizando la propaganda y la censura para mantener el control, aunque con resultados económicos desastrosos, tal cual imitó el rancio y delincuencial Kirchnerismo en Argentina entre 2003 y 2023.
La imposición de la ignorancia y el embrutecimiento social se convirtieron en las zanahorias que estos regímenes utilizaron para mantener a las masas en línea. La censura de la información y la educación manipulada fueron herramientas clave para asegurar la obediencia y prevenir la oposición. La historia se reescribía continuamente para justificar las acciones del régimen y mantener la ilusión de progreso y justicia.
Pero aquí estamos en 2024, y parece que el viento está cambiando. En gran parte del mundo, se observa un resurgimiento de movimientos cuyo norte es recuperar los valores, tradiciones, usos y costumbres guiados por la verdad histórica. En Europa central, países como Irlanda, Holanda, Italia y próximamente Alemania y Francia en suma más al este, Hungría, ha adoptado políticas más conservadoras, rechazando la influencia del globalismo y el progresismo radical “2030”. En Estados Unidos, asistimos al derrotero final de la patética gestión Biden a la espera de elecciones en Noviembre que depositen a Donald Trump nuevamente en la Casa Blanca. Se trata de un viraje enfatizado en la importancia de la libertad individual, la seguridad nacional y la LIBERTAD económica.
América Latina no se queda atrás. En El Salvador, Ecuador, Paraguay y Argentina, se están implementando reformas que buscan reducir la intervención estatal en la economía, combatir la corrupción y promover el crecimiento y la LIBERTAD económica. Estos cambios traen consigo una renovada esperanza de restaurar los valores, la libertad y la verdad en nuestras sociedades…hasta hoy pisoteadas por programas de gobierno cuyo norte siempre fue la ignorancia y mantener a los pobres, más pobres.
“Un caballero en Moscú” no solo ofrece una mirada retrospectiva a un período crucial de la historia rusa, sino que también nos recuerda las lecciones de los regímenes totalitarios y populistas del siglo XX. La manipulación de la verdad y la represión de la disidencia han tenido consecuencias devastadoras en la historia mundial. Sin embargo, el resurgimiento de movimientos “conservadores” en 2024, trae consigo una renovada esperanza de restaurar los valores, la libertad y la verdad en nuestras sociedades.
Así, mientras disfrutamos de las desventuras del conde Rostov en el Hotel Metropol, recordemos que la historia no es solo un relato del pasado, sino una lección continua para el presente y el futuro. Y quizás, con un poco de suerte, podamos evitar repetir los errores del pasado y construir un mundo donde la verdad y la libertad no sean solo palabras vacías, sino pilares fundamentales de nuestra sociedad.