Andrés y Carmen (nombres ficticios) empezaron a preocuparse cuando vieron cómo su hija «se aislaba de las compañías, de los amigos de clase, que pasaba muchas horas en casa metida en su habitación». Su inquietud fue en aumento cuando observaron que «estaba con el móvil desde que llegaba del colegio hasta la hora de acostarse»: «Estaba haciendo mal uso de las tecnologías, le cambió mucho la forma de ser y de pensar, le hacía enfrentarse a la amigas. Se estaba radicalizando». Estos fueron los primeros síntomas que el matrimonio detectó sobre el uso que hacía su hija de las tecnologías y que les hicieron tomar cartas en el asunto. Ella es una de las menores que fue atendida en el Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas (SAAT).
En 2019 se creó este centro de la Comunidad de Madrid, ante la necesidad de concienciación sobre las malas consecuencias del uso abusivo de las tecnologías en la salud, las relaciones y hábitos de los más jóvenes. Solo entre el 1 de enero y el 31 de abril de 2024, el SAAT atendió un total de 1.939 casos de los que 1.065 fueron adolescentes en las diferentes áreas que tiene el servicio para tratar una adicción a las tecnologías que es una realidad que afecta a los más jóvenes.
El objetivo de este servicio también es dar respuesta a una fuerte demanda social que existe en torno a la repercusión que, sobre las familias y sus hijos tiene el impacto de las tecnologías; muchos jóvenes pueden mostrar dificultades en las relaciones sociales con sus iguales, perder el interés por los estudios y otras actividades anteriormente estimulantes, establecer relaciones exclusivamente a través de las redes sociales o tener problemas en la convivencia familiar. Asimismo, este centro también está dirigido a profesionales educativos, sanitarios y sociales que trabajan con niños, adolescentes y familias en la región de Madrid.
«Lo que más usaba era el móvil, en la época del Covid-19 hubo que facilitarles a los jóvenes las tecnologías para que pudieran seguir sus clases por ahí. Como le gusta mucho la cultura oriental, le interesaba mucho lo que ocurría en China, en ese momento en que no sabíamos muy bien lo que estaba pasando. Todo lo que veía en el móvil influyó mucho en ella y le llevó a enfrentarse con algún compañero de clase que le discutió algunas de sus opiniones», relata Carmen.
Después de la terapia que la joven ha hecho con Cristina Pérez, una de las psicólogas del SAAT, sus padres reconocen que ha mejorado mucho el uso que su hija hace del móvil. «Se le ha notado una clara mejoría, ahora coge el móvil para lo necesario. Le ha hecho abstraerse de esa necesidad constante. Además, en los estudios –que cuando empezó con la terapia estaba repitiendo primero de Bachillerato–, ha conseguido aprobar primero y segundo», reconoce Andrés a este diario.
En el colegio, en el trabajo, en el transporte público, para nuestra vida social; en todos estos lugares es frecuente utilizar nuestros dispositivos –sobre todo el móvil– para entretenernos, trabajar o intercambiar mensajes con alguien. Hasta los más jóvenes han adquirido la costumbre de utilizar la tecnología como un elemento más de su vida, sin que muchas familias se paren a pensar los efectos que eso puede tener para su desarrollo, que muchas veces desemboca en una adicción a las nuevas tecnología y que afecta negativamente a los adolescentes.
Cómo es la terapia
«Lo más importante es tener una relación terapéutica segura y de confianza, porque muchas veces difiere lo que te cuentan los padres de lo que te cuentan los hijos. Hay que fijar una serie de objetivos pautados y consensuados, y además abordables, para que no haya frustración por parte del joven», relata Pedro Coba, coordinador del SAAT.
En este centro, aparte de tratar las adicciones de adolescentes de doce a diecisiete años, otras de sus líneas de actuación es la organización de charlas de concienciación con familias y centros educativos. «Es muy importante dar a conocer nuestro servicio y que haya coordinación entre otros ámbitos sanitarios para que podamos colaborar entre nosotros», añade Coba.
«Precisamente ahora, que se está haciendo más evidente el uso de pantallas, ha aumentado el interés de las familias por el uso que hacen sus hijos del móvil. Además, nos acompañan algunos cambios que se están dando en el panorama legislativo», concluye el coordinador.
Fuente ABC