Están a punto de dar las siete y cuarto de la tarde de un día de invierno despejado. En el camino del Salto del Grillo, en Sanlúcar de Barrameda , en una zona de casitas y chalés bastante alejada del centro de la localidad, no se ve un alma. Está la tarde muy tranquila. Entonces, aparece un coche blanco. Un Seat León. Y de él se bajan como con prisa cuatro hombres. Llevan puesta alguna ropa de Guardia Civil. Unas camisetas con distintivo. Pero pronto se ve que ni sus formas ni su intención tienen que ver con un operativo policial, según publica lavozdigital.Pero ellos siguen en el papel. Sacan una maza, revientan un cerrojo, escalan un muro de tres metros y ya están dentro. En el interior se encuentra una mujer con su hija. Al escuchar el ruido sale a ver qué pasa. Está temblando. Ellos le amenazan con pistolas y la acorralan. Le gritan : «¡Policía, policía, danos el dinero!» . Ella pide por favor que no le hagan nada a la niña. Sabe de inmediato que esos hombres no son precisamente policías. Sabe que podía pasar algo así. Saca su cartera y les da lo que tiene. Nada menos que 5.000 euros. Pero ellos van a buscar más. Ese es el plan porque no han entrado ahí por gusto. Alguien les ha enviado o chivado que en esa casa podían dar un buen ‘palo’, un posible ‘vuelco’, el robo entre gente que de una u otra forma tiene que ver con el narcotráfico y guarda droga o generosos fajos de billete en su casa. Están unos minutos, se mueven rápido por la vivienda y por su exterior, y se marchan. Algo se llevan pero nunca se sabrá exactamente cuánto y qué . La denuncia llegará pero quizá le falten datos. La ley del silencio, el miedo a denunciar -por uno y por los otros- y los ajustes de cuentas, lastran siempre estas investigaciones. Las hace casi imposibles porque la información en estos casos es bastante escasa y además se intenta entorpecer. Es lo que se encuentran los agentes de la Unidad de Delitos Especializados y Violentos (UDEV) de la Comisaría Provincial de Cádiz quienes, junto a los investigadores de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Sanlúcar de la Policía Nacional, tienen que encajar este puzzle con tan pocas piezas. Comienza entonces la ‘operación Alcalina’. Sobre la mesa solo hay un coche blanco (cuya matrícula ya saben que será seguramente falsa), unos individuos encapuchados vestidos de forma algo cutre de guardias civiles y el testimonio de la víctima que les encamina hacia un sitio que no es. Cree reconocerlos pero pronto sabrán que esos no son. La investigaciónEste nuevo episodio de violencia sucedido en Sanlúcar, en Cádiz, y de nuevo relacionado con lo mismo, ocurría hace más de un año, el 3 de marzo de 2023. Las enrevesadas y trabajosas gestiones e indagaciones que se han tenido que hacer han sido lentas y muy burocráticas. Aún así, estos agentes se propusieron conseguirlo y hace poco daban por fin con ellos. Cuatro individuos del barrio de Torreblanca de Sevilla . Ahí estaba la respuesta. Pero para llegar a ella las pesquisas fueron largas. Primero la matrícula del vehículo les condujo a Pilas (Sevilla). Allí se entrevistaron con el supuesto dueño del coche pero esta persona -‘limpia’- no sabía nada. Completamente creíble. Le habían doblado su matrícula y era una víctima más. Así que el siguiente eslabón era poder geolocalizarles. Teléfonos. Llamadas. Incluso redes sociales. Y así, poco a poco y sin querer entrar en mucho detalle más, se les fue identificando. El primero, el que apuntan como supuesto cabecilla de la banda. J. A. G., alias ‘El Tripi’. 36 años. Y tras él, se intentó dar con el resto. Algo que volvió a resultar muy complicado. Cambiaban de domicilio de manera habitual. Incluso llegaban a alojarse en pisos okupas. Pero fueron cayendo una vez que ya les pusieron cara y nombre, se les activó la busca y captura y se toparon con algún control o cuenta pendiente en otras investigaciones policiales. Y así se completó la lista: J. R. C, de 35 años, F. J. S., de 30 y J. C. A., de 40 años. Y una nota común a todos ellos: sus antecedentes. Un poco de todo: robos con violencia , robos con fuerza, delitos de tráfico, violencia doméstica, quebrantamientos, hurtos, lesiones… o incluso pertenencia a grupo criminal. Así, tras ser detenidos fueron pasando a disposición del Juzgado de Sanlúcar número 1 que instruye el caso donde se dictó la puesta en libertad con cargos para todos ellos a la espera de juicio.
Fuente ABC