Con un tuit escrito en mayúsculas Sergio Massa replicó una de las ‘verdades peronistas’ que el propio Juan Domingo Perón reformuló en los ‘70. “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino” posteó junto a la foto del abrazo entre el expresidente y su adversario radical Ricardo Balbín, una foto que tiene como cuadro en su sala de reuniones y con la que grafica el sentir de los que quieren buscar aliados en otros sectores sociales y políticos para enfrentar a Javier Milei.
Fue también el mensaje de Cristina Kirchner en la noche del domingo; el de su hijo Máximo Kirchner en el último discurso que pronunció en la Cámara de Diputados y también estuvieron en sintonía el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof y su par riojano Ricardo Quintela en el acto del 1° de Julio en la quinta de San Vicente donde se recordó la muerte del General.
La expresidenta y exvicepresidenta de la Nación dijo que últimamente está analizando las 20 verdades peronistas y que ahora cree que fue un error no haberse ocupado más de la número 5, esa que plantea que el trabajo es un derecho que crea la dignidad del hombre pero también que “es un deber, porque es justo que cada uno produzca al menos lo que consume”.
Traducido: la política de planes sociales debió haberse modificado hace mucho tiempo y también cada trabajador debe tener una remuneración que le permita su sustento. Eso no ocurrió en el gobierno que compartió con el expresidente Alberto Fernández. En parte esa autocrítica se oyó en campaña pero quizás ya era tarde.
Nuevo discurso
Ahora, aunque hay tensión interna, muchos dirigentes intentan reformular el discurso en busca de una reconciliación con la sociedad y en un marco de paz interna. Eso explica las coincidencias en las declaraciones de los principales dirigentes que no parecen una casualidad, pronunciadas justo en una semana donde hubo señales y advertencias para sostener la unidad del peronismo
“El único error que no puede cometer el peronismo es pelearse”, consideró Massa otra vez y en la línea con el reclamo público que hizo una de las vicepresidentas del PJ, Lucía Corpacci, a los más jóvenes del partido. Lo mismo dijo Quintela que sorprendió con su visita a Guillermo Francos en la Casa Rosada a pesar de ser uno de los más duros contra el Gobierno.
“Lo importante es no estar a los cascotazos”, se oyó cerca del exministro de Economía que vio con beneplácito cómo se bajaron las discusiones públicas aunque no hubo una foto conjunta entre Kicillof y Máximo Kirchner en el 50° aniversario de la muerte de Perón. Él mismo pidió al Frente Renovador no sumarse a ese acto -donde volvieron a mostrarse el gobernador y el titular del PJ bonaerense- para no ser parte y terminar la etapa de confrontación y tironeos.
Las intenciones de Massa
El excandidato, derrotado en la segunda vuelta, mira el panorama desde lejos aunque tiene reuniones quincenales con los principales dirigentes sindicales de la CGT, habla habitualmente con los Kirchner, Kicillof y los gobernadores de Unión por la Patria y durante el debate de la Ley Bases y el paquete fiscal analizó en sus oficinas de la avenida del Libertador la letra chica de ambas leyes con casi todos los senadores del interbloque opositor y gran parte de los diputados nacionales.
“No tengo interés electoral” desestima al ser consultado sobre todas esas reuniones y sus intenciones camino al 2025. También justifica con ese argumento la nueva postergación de su libro, “Querer la Argentina”, que recién sería presentado después de las vacaciones de invierno. Su prioridad, repite, es mantener competitivo al peronismo y unido, mirando hacia adelante y no solo con un discurso que reivindique logros del pasado.
En los últimos días -mientras se acordaba una postal de unidad entre Kicillof y Kirchner hijo- trascendió que Massa le habría dicho al gobernador bonaerense que se estaba apurando. Efectivamente admiten los renovadores que en el mes de marzo Massa manifestó que no es momento de dar una pelea en el peronismo de Buenos Aires ni profundizar una interna con Máximo Kirchner, su aliado.
Aclaran en el búnker massista que no fue con intención de limitarle las aspiraciones al gobernador. Todo lo contrario. Y agregan datos sobre aquella charla. “Axel es la figura política más importante que tiene el peronismo”, repite Massa a cada visitante. También ha dicho que le sugirió a Kicillof que espere “porque su proyecto es una fruta que tiene que madurar y cuando caiga, la agarra.”
Tanto en ese sentido como respecto al vínculo del peronismo con gobernadores que fueron aliados como el de Salta, Gustavo Sáenz, o el de Misiones, Hugo Passalacqua, el lema massista es el mismo: “En política hay que saber esperar”. Incluso plantea que cuanto más se espera, mejor. Y que al final “el peronismo siempre se ordena”.
“Dos días antes del cierre de listas yo no era candidato a Presidente”, le recordó sobre el turno electoral del año pasado en referencia a que se preveía una interna entre Daniel Scioli y Eduardo ‘Wado’ de Pedro hasta que se unificó la fórmula Sergio Massa-Agustín Rossi.
Contrario a los resquemores que se atribuían a principios del año, los renovadores alientan encuentros y acuerdos de Kicillof con otros gobernadores, tanto del peronismo como también de otras fuerzas políticas como Ignacio Torres del PRO (Chubut); Maximiliano Pullaro (UCR, Santa Fe) y Martín Llaryora de Hacemos por Córdoba. “Buenos Aires tiene que asumir el rol de hermana mayor”, grafica Massa desde su fundación y califica con un “rebien” el ajedrez político del gobernador.
Otros de sus interlocutores permanentes son los “muchachos de la CGT”. Unos días antes de la sanción de la Ley Bases y del Paquete Fiscal Massa volvió a almorzar con Gerardo Martínez de la Uocra -que lamentó la caída del empleo en la Construcción y el impacto sobre la obra social y los gastos corrientes del gremio; el camionero Pablo Moyano; el titular de la CGT, Héctor Daer; su amigo Carlos Acuña; Andrés Rodríguez (UPCN); Jorge Sola, de Seguros y Cristian Jerónimo de los empleados de la Industria del Vidrio.
En esa charla, también de frecuencia quincenal, los sindicalistas manifestaron que a nivel gremial y muchos trabajadores desde lo individual irán a la Justicia contra la vuelta de la cuarta categoría de Ganancias que repuso el Congreso. Una batalla en paralelo a las posibles negociaciones por la reforma laboral que algunos popes sindicales esperaban se ajustara en la reglamentación de la Casa Rosada. ¿Será?
Fuente El Cronista