Por Carlos Galván
Se está por llamar a la audiencia para tratar los pliegos del juez y de García-Mansilla. La puentearon a Villarruel.
“Los dos o ninguno”, fue la instrucción que bajaron en un principio desde la Casa Rosada para el tratamiento de los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, los candidatos de Javier Milei para ocupar dos sillones en la Corte Suprema de Justicia.
La directiva, sin embargo, pierde rigidez. Es más: justo cuando se acerca la fecha de la audiencia pública en el Senado, desde el Gobierno aclararon a importantes interlocutores que en realidad lo del “los dos o ninguno” era el plan A.
Sobre la mesa ya hay otras alternativas. La primera es que es si uno de los dos candidatos no consigue el acuerdo del Senado, se retiraría su pliego y se propondría otro, dijeron las fuentes consultadas.
Lo otro que se baraja es ampliar la Corte para poder negociar con las distintas fuerzas políticas los nombres de sus integrantes, pero siempre preservando el de Lijo.
Bajo el contexto actual, la especulación en medios políticos es que García-Mansilla podría quedar en el camino. Nadie admite que haya algo concreto en marcha, pero se espera una movida transversal entre senadoras de diferentes bloques para exigir que haya una candidata mujer, en caso de que la integración siga siendo de 5 miembros.
Javier Milei. Foto: AP.
La propia vicepresidenta Victoria Villarruel ya dijo que a su criterio una de las vacantes debería ser ocupada por una mujer.
En medio de la tensión que mantiene con el tándem Karina Milei-Santiago Caputo, Villarruel no tiene asignado ningún rol clave en el tratamiento de los pliegos.
Un dato lo ilustra: el viceministro de Justicia, Sebastián Amerio, puenteó a la presidente del Senado y contactó directamente a la titular de la comisión de Acuerdos, la larretista Guadalupe Tagliaferri, para interiorizarse sobre las audiencias públicas. Amerio es terminal de Santiago Caputo.
Hay acuerdo para que en breve se publiquen en el Boletín Oficial y en dos diarios de circulación nacional los edictos con la convocatoria a las audiencias en el Senado en las que se deberán presentar ambos postulantes.
No tienen aún fecha exacta, pero pretenden que sean en la primera quincena de agosto.
Por lo que se sabe, García-Mansilla no conoce a Milei. Sí tuvo contactos con el asesor estrella Caputo, dijeron las fuentes consultadas. Conoció, hace poco, a Lijo.
Amerio es quien empezó a moverse, aunque de manera sigilosa, para sumar las adhesiones necesarias para que los pliegos de ambos sean aprobados.
Otras dos personas están con la misma tarea. Una es el propio Lijo –“se autogestiona”, es el comentario que circula en el Senado- y la otra el juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, promotor de la candidatura del controvertido juez Federal.
Habría indicios de que Lijo empezó a tejer vínculos con senadores. Esta semana en un despacho de un senador recordaron a Clarín que el fallecido cortesano Enrique Petracchi decía que lo primero que debía hacer un juez tras ser nombrado es dar una señal de independencia a sus padrinos políticos. Sugestivamente es una frase que se le escucha a Lijo con regularidad.
Contactos de ese tipo son comunes. Un asesor de uno de los cuatro jueces de la Corte suele contar que cuando se trató el pliego de su jefe visitó de manera personal los despachos de los 72 senadores.
Autor intelectual
En el Consejo de la Magistratura y en ámbitos políticos se insiste con que el autor intelectual del plan de proponer a Lijo y a García-Mansilla es Lorenzetti. Su motivación primaria sería aislar en la eventual nueva configuración del máximo tribunal a su rival Horacio Rosatti. ¿La otra sería retornar a la presidencia de la Corte?
El ministro se muestra muy activo. En el Congreso aseguran, por ejemplo, que el senador libertario por Formosa Francisco Paoltroni fue invitado por Lorenzetti a una reunión.
Fue después de que el legislador asegurara que rechazaría el pliego de Lijo. Hasta ahora nada indica que haya cambiado su voto. Más aún: en el oficialismo aseguran que habría otro senador de La Libertad Avanza que votaría en contra de Lijo.
Para la aprobación de los pliegos se necesitan dos tercios del Senado, es decir 48 votos en caso de asistencia perfecta. Ya se sabe que dos senadores del PRO, los cordobeses Luis Juez y Carmén Álvarez Rivero rechazarán el pliego del juez Federal.
Lorenzetti, Maqueda, Ronsekrantz y Rosatti. Foto: AFP.
La radical Carolina Losada tampoco acompañará su candidatura.
En el PRO no descartan que Mauricio Macri se meta en la pulseada y se pronuncie en contra de Lijo. La bancada amarilla cuenta con 6 senadores en total. No todos responden directamente al ex presidente, pero sí es un hecho que ninguno es bullrichista.
La mayor incógnita es qué hará la bancada de Unión por la Patria, la más numerosa, con 33 senadores. Uno de sus miembros ya anticipó a Clarín que votará en contra de Lijo.
Pero desde el bloque peronista surgen señales sugestivas. Días atrás el senador cristinista Oscar Parrilli pareció respaldar al polémico magistrado.
: “Que Clarín y La Nación estén criticando a Lijo es como que le otorguen una medalla”, dijo a una radio. La bancada, donde Cristina Kirchner tiene al menos 13 senadores que le responden, debe aún reunirse para fijar una posición.
Pero en el Senado -y también en medios judiciales y en el Consejo de la Magistratura- palpan que Lijo conseguirá finalmente el acuerdo. El propio magistrado así se lo hace saber a sus interlocutores, según pudo reconstruir Clarín. Les dice, incluso, que trabaja para juntar los votos de él y los de García Mansilla.
Pese a las controversias que genera su postulación, senadores clave entienden que su pliego avanzará pero no por tratarse de un postulante de Milei sino del propio sistema.
“Los gobernadores, los senadores, el sistema político quiere que Lijo llegue a la Corte”, apunta un integrante de la comisión de Acuerdos de la Cámara alta. De ser así, suena a paradoja: en vez de candidato de Milei, sería el candidato de la casta.
Ese sistema está integrado por los senadores que aportan sus votos y gobernadores, varios de ellos jefes en los hechos de esos legisladores.
En el Consejo de la Magistratura y en el Congreso dicen que más que con la designación de Lijo, los mandatarios provinciales y muchos de los senadores están pendientes de la designación de cargos vacantes clave en la Justicia Federal del Interior.
En una de sus primeras medidas tras asumir, Javier Milei ordenó el retiro del Senado de 62 pliegos enviados por Alberto Fernández para cubrir juzgados y fiscalías federales.
Oscar Parrilli. Foto: Juano Tesone.
Esos pliegos aún están pisados por el Poder Ejecutivo. La promesa es que se enviarán recién tras el tratamiento de los pliegos de la Corte. ¿Se trata del más típico toma y daca?
Dato extra: en la Justicia Federal y Nacional hay en total 116 cargos vacantes, según datos que provienen del Consejo de la Magistratura.
Las controversias por la nominación de Lijo son públicas. Pero ya se empezó a poner también la lupa en García-Mansilla.
Circula entre senadores un paper publicado por el abogado en 2014 en el que, en sus conclusiones, plantea: “No existen ‘ineludibles razones normativas’ que obliguen a un juez federal a renunciar a los 75 años, o a requerir un nuevo nombramiento y acuerdo para mantenerse en el cargo”.
Victoria Villarruel. Foto: Prensa Senado.
Y completa, en relación a las jubilaciones de los entonces jueces Eugenio Zaffaroni y Elena Highton: “Esa limitación en la duración en el cargo de los jueces federales, que ahora se pretende cumplir, resulta jurídicamente inexistente y, por ende, inaplicable”.
La Constitución de 1994 establece que al llegar a los 75, los magistrados precisan de un nuevo acuerdo del Senado.
García-Mansilla es autoridad de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral. Senadores de la comisión de Acuerdos repararon en que hizo su doctorado en la misma facultad de la que era y es decano. Alguien observó: “Suena feo”, aunque aclaró que no tiene nada de objetable.
¿Y el rol de la vice?
Victoria Villarruel ya dijo públicamente que no avalaba la candidatura de Lijo -objeta su desempeño en la causa por el crimen del cegetista José Ignacio Rucci- y también que le gustaría que uno de los asientos en juego en la Corte sea para una mujer.
Para el oficialismo, está más claro que el agua que la vice no cumplirá con el papel de salir a buscar votos para los candidatos. Tiene las herramientas para demorar su tratamiento e, incluso, para pisarlo.
Fue lo que hizo Cristina Kirchner con el pliego de Daniel Rafecas, candidato de Alberto Fernández para la Procuración General de la Nación.
Guadalupe Tagliaferri, titular de la comisión de Acuerdos. Foto: German Garcia Adrasti
En cuatro años, CFK ni siquiera habilitó una audiencia para tratar su postulación. Eso sí: en el Senado no observan que la actual vice vaya a jugar en contra de los planes de la Rosada.
Pero una duda: el día que se trate su pliego en el recinto, ¿Villarruel presidirá la sesión o optará por delegar la tarea para no quedar asociada con la eventual designación de Lijo?
Fuente Clarin