Si lo hubiéramos visto en un capítulo de “Los Simpson” hace veinte años nos hubiese parecido divertido, pero es la dura realidad argentina vista en forma de comedia, que nos encuentra entre las varias vueltas de Milei al mundo -sin otro resultado que sus premios “random”-, y en el “Acta de Mayo” convocada para Julio. Como un guiño a la cultura del “meme de Julio Iglesias”, pareciera que el mismo se apropió de este “Pacto” promovido por el gobierno.
Con una obsesión por la simbología, pero trucha, tal como el nuevo sello del gobierno, imitación del norteamericano, lo mismo que la cuenta “Oficina del Presidente” que no existe, porque no hay ningún área formal del gobierno con ese nombre. En ese mismo sentido encontramos en el “Acta”: copia de la forma de escritura del siglo XIX, la utilización del nombre “Provincias del Sud”, apelaciones al “Eterno” y en el cierre a “las Fuerzas del Cielo”. Todo esto buscando una solemnidad que, si no se tratara del gobierno argentino, parecería broma. Nunca fue usado el término de “el Eterno”, ni en los momentos más religiosos del Estado argentino, (que aclaramos es laico, aspecto superratificado por la Constitución de 1994); el cierre con “las Fuerzas del Cielo” entierra cualquier voluntad de ecumenismo o acuerdismo. Recordemos, por si acaso, que estamos frente a un gobierno civil, de los hombres y en el siglo XXI.
Pero toda esta truchada encaja perfectamente con los cartones que Milei se encarga de juntar por el mundo en sus varias vueltas, con muchos gastos y sin beneficios para Argentina. Todo en instituciones de muy dudoso prestigio o nulo conocimiento en el campo académico. Si Diego Maradona viviese no dudaría en sacarle el apodo de “Cartonero Báez” (aquel testigo decisivo del Caso Monzón) otorgado en su momento a Mauricio Macri, para rebautizar a Javier Milei, en este caso, por su obsesión por acumular cartones de dudosa procedencia académica.
Lo cierto que los puntos del Acta de Mayo son diez (10) e inmediatamente nos remiten al viejo y fracasado “Consenso de Washington” de 1989. Independientemente de la discusión punto por punto. Si la propiedad privada ya está en el art. 17 de la Constitución Nacional, si los artículos 2 y 3 del equilibrio fiscal y la reducción del gasto podrían ir en uno sólo.
La rediscusión de la coparticipación federal se puede poner, pero ya sabemos cómo termina esa historia si no están todas las provincias de acuerdo. Las reformas laboral, tributaria o previsional no son un fin en sí mismo, en la medida que no sepamos qué modelo de desarrollo y de sociedad pretendemos. El artículo 10, sobre comercio internacional; el único de los últimos gobiernos que lo ha dañado es el actual; con el ataque de Milei a nuestros principales socios comerciales
Argentina necesita un gran Acuerdo Nacional para salir adelante. Pero si no es consensuado tendrá la vida que tenga este gobierno. Lo que debiera ocurrir, en primer lugar, es que estén convocados todos los sectores, no sólo los políticos. A Tucumán llegaron pocos. En segundo lugar, que se haga en el marco de la convivencia democrática, no en la descalificación del otro, hostilidad o agravio. La idea de acuerdo o consenso va a contramano de la imposición, el dogmatismo, el odio, o el mesianismo mileísta. La cooperación y no el conflicto, la empatía, el afecto, la solidaridad y el encuentro, deben ser los valores que impulsen un camino común para Argentina.
Sobre la base de esos principios es mucho más sencillo construir consensos y no confundir medios con fines, o metas con objetivos. Los 10 puntos que plantea el gobierno son mayormente medios o metas (salvo el artículo de la educación). ¿Cuáles serían los fines perseguidos por Argentina sobre el cual giren ejes de acuerdos? 1. Democracia, sin concesiones. 2. Desarrollo integral, interno e integrado al mundo. 3. Combate a la pobreza. 4. Reducción de la desigualdad. 5. Aprovechamiento de los Recursos Naturales con sostenibilidad ambiental. 6. Nueva Política Industrial. 7. Desarrollo de la infraestructura e Inversión en ciencia y tecnología. 8. Educación en todos sus niveles. 9. Protección de derechos (niños, adultos mayores, grupos desaventajados). 10. Combate a la corrupción, a la inseguridad y al narcotráfico. Estos podrían ser objetivos o fines a grandes rasgos.
Queda claro entonces la diferencia entre medios y fines. El gobierno no puede definir fines porque no están claros -o son un poco turbios-, los intereses que se persiguen. Cuando lo vemos a Milei con Bolsonaro, ausente en la cumbre del Mercosur, en otra sintonía que el resto de los presidentes; viendo la tercera vuelta de Sturzenegger, o la ausencia de consenso en Tucumán, queda claro que esto es sólo una foto sin sustento. Ojalá llegue el momento que Argentina tenga un pacto verdadero, real, que comprometa y nos lleve al lugar que todos queremos. Mientras tanto, con este “Pacto Outlet de Mayo”, nos parecemos al “Meme de Julio”.
Fuente El Cronista