El primer ministro, Benjamín Netanyahu, se reunirá el martes por primera vez con familiares de las soldados de observación de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), quienes fueron asesinadas o secuestradas por efectivos del grupo terrorista islámico Hamás el 7 de octubre, después de que sus avisos sobre un inminente ataque fueran supuestamente ignorados por militares de alto rango meses antes.
La reunión, que se celebrará en la oficina de Netanyahu en Jerusalén, tendrá lugar después de que las familias crearan un foro llamado «Sus Voces» con el objetivo de presionar por una investigación sobre los acontecimientos el día del ataque en la base Nahal Oz, donde trabajaban las jóvenes soldados.
También piden que el Ejército publique las grabaciones de sus hijas hablando por radio durante sus últimos turnos.
La base Nahal Oz, ubicada a menos de un kilómetro de la Franja de Gaza, fue uno de los primeros blancos del ataque de Hamás el 7 de octubre, y que incluyó el lanzamiento de miles de cohetes y la infiltración de numerosos terroristas palestinos en territorio israelí.
Solo en esa base, 15 soldados de observación fueron asesinadas y otras seis fueron tomadas como rehenes. Además, 51 soldados que no eran de observación también fueron asesinados en Nahal Oz.
Las soldados de observación que trabajaban en esa base -ahora reducida a cenizas y escombros- y en otras alrededor de las fronteras de Israel son todas mujeres muy jóvenes, de unos 20 años, que no portan armas y a quienes se les conoce como «los ojos de Israel».
Su trabajo consiste en observar durante horas el terreno a través de cámaras de vigilancia y reportar a mandos superiores cualquier actividad sospechosa.
Algunas de las soldados que no murieron porque no les tocaba trabajar el día del ataque han informado a la prensa de que, desde meses antes, habían alertado a sus superiores sobre actividades irregulares en el lado gazatí de la frontera.
Aseguran haber denunciado simulacros de toma de rehenes, réplicas de vehículos militares o armas israelíes, la presencia de tropas de élite de Hamás portando sus uniformes y tomando fotografías al ras de la frontera, la instalación y detonación de explosivos cerca de la valla fronteriza, aparentemente para probar su resistencia, así como un número creciente de intentos de infiltración de efectivos de Hamás en territorio israelí.
En mayo, el Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas, que representa a muchos de los 251 secuestrados por Hamás el 7 de octubre, difundió un vídeo -grabado por los propios terroristas islámicos- que muestra el agresivo rapto que sufrieron las soldados de observación, muchas de las cuales estaban sangrando.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, aseguró ayer que considerará la posibilidad de su renuncia una vez que «las tareas (de la guerra) estén completadas».
De momento solo se han producido tres dimisiones de relevancia en Israel por los errores del 7 de octubre: la del jefe de la Inteligencia Militar, el general Aharon Haliva; la del general de brigada Avi Rosenfeld, comandante de la División de Gaza, y la del jefe para el Distrito Sur del Shabak -cuya identidad, como la de todos los trabajadores de esta agencia de inteligencia, no ha sido desvelada-.
Netanyahu no ha aceptado directamente la responsabilidad por el ataque de Hamás que desató la guerra y se ha reunido en muy pocas ocasiones con los familiares de los rehenes, quienes le recriminan una total falta de empatía.
Así, el primer ministro enfrenta un creciente movimiento de protesta con multitudinarias marchas para exigir su renuncia y presionar por un acuerdo de cese el fuego con Hamás que permita la liberación de los 116 rehenes que continúan cautivos en la Franja.
Estados Unidos, Qatar y Egipto se encuentran mediando para alcanzar un alto el fuego entre Israel y Hamás. EFE y Aurora
Fuente Aurora