Pasan los minutos en la negociación para la reducción de la jornada laboral y el campo de juego se empieza a inclinar cada vez más en favor de la patronal. Los empresarios jamás amenazaron con abandonar el partido, pero no tuvieron ninguna propuesta aparte de cortar constantemente el juego del Ministerio de Trabajo, que quería sentenciarlo cuanto antes. Ahora, el encuentro se juega en el campo del equipo dirigido por Yolanda Díaz, que ha hecho varios regalos a la CEOE. Entre ellos, parece que estará la prórroga que siempre habían pedido los empresarios.
Por primera vez desde que se inició la negociación, el pasado enero, surge la perspectiva de que el Gobierno no cumpla los tiempos que se había mercado en el propio acuerdo de investidura entre el PSOE y Sumar. El Ejecutivo quería reducir la jornada a 38 horas y media este año y a 37 horas y media el siguiente, desde las 40 actuales, sin que se produjese una merma salarial.
De cara a este año, los plazos se complican. El Gobierno y los sindicatos querían dejar cerrado el acuerdo en el diálogo social antes del verano, para que la reforma del Estatuto de los Trabajadores se pudiese llevar al Consejo de Ministros lo más pronto posible y seguir la tramitación parlamentaria, que no será fácil dada la debilidad del Ejecutivo. Sin embargo, la próxima reunión no será hasta el 29 de julio, y, de momento, los avances brillan por su ausencia. María Cruz Vicente, negociadora de CCOO, ha sido muy gráfica: “La negociación está en un bucle”.
En la mesa de este miércoles, el Gobierno no ha presentado ninguna propuesta concreta, y los sindicatos se empiezan a desesperar con la actitud de la patronal. Tanto, que ya preparan movilizaciones en septiembre si en la próxima reunión no se producen progresos relevantes. La jornada no se puede aprobar con carácter retroactivo, ha añadido Vicente, por lo que cada vez parece más complicado que las 38,5 horas se puedan llegar a aplicar en 2024. El secretario de Estado de Trabajo y número dos de Díaz, Joaquín Pérez Rey, ha llamado a la calma: “No vamos a dejar caer un acuerdo en un contexto de confianza y construcción recíproca por apurar unas semanas”.
CEOE aprovecha la debilidad de Díaz para lanzarle un órdago que por fin se puede permitir
Marcos Lema
Para 2025, lo más probable es que la reducción de jornada tampoco se produzca desde el primer día de forma generalizada. Para atraer el apoyo de los empresarios, el Ejecutivo está dispuesto a estudiar una implantación a la carta, que permita ir adaptando la jornada sector por sector a través de la negociación colectiva. Es, precisamente, lo que proponía la patronal, con el objetivo de que las compañías más afectadas tengan más margen de preparación para limitar el impacto de la nueva norma.
Transitoriedad, sí; aplazamiento, no
Pérez Rey ha explicado que en la próxima reunión se deberían concretar esos mecanismos de flexibilidad, entre los que ha citado las vacaciones o la concesión de permisos extraordinarios. Se trataría, por tanto, de que algunas empresas, especialmente en los sectores más afectados, puedan implantar progresivamente las 37,5 horas a lo largo de 2025, no desde el primer día. Los sindicatos no descartan esa idea de “transitoriedad”, pero en ningún caso puede significar el aplazamiento de la implantación de la jornada más allá del año que viene, según ha proclamado el representante de UGT, Fernando Luján.
Durante las últimas semanas, se ha especulado con que la patronal estaría intentando retrasar la reducción de jornada varios años, con el argumento de la vigencia de los actuales convenios colectivos. Sin embargo, Pérez Rey ha aclarado que lo que se está estudiando no es eso: “No se trata de diferir la jornada hasta 2030. La jornada se computa en módulo anual, Dentro de ese módulo anual hay capacidades para las empresas para adaptarse de manera más paulatina: no es lo mismo que tenga que estar incorporado a inicio de 2025 que se pueda contar con todo el colchón de 2025 para irla incorporando a través de medidas diversas”.
Trabajo ha puesto sobre la mesa profundizar las normas que regulan la desconexión digital
En cualquier caso, se trata de un cambio de posición relevante del Ejecutivo, igual que el que tuvo lugar la semana pasada con las llamadas bolsas de horas. Pérez Rey ha reiterado que Trabajo está dispuesto a que en aquellos ámbitos con una actividad muy estacional, como la agricultura o la hostelería, se pueda distribuir de forma irregular la reducción de la jornada a lo largo del año. Los sindicatos tampoco se oponen a esa idea, que en ningún caso, dicen el ministerio y las centrales, supondrá recuperar las horas reducidas con la posibilidad de realizar más horas extraordinarias, como pedía la CEOE. Los empresarios también demandan compensar a las contratistas públicas con el coste extra que suponga implantar la medida.
“No va a ser una reducción fake”, ha reiterado Pérez Rey, en uno de los mensajes más repetidos durante las últimas semanas. En ese sentido, el Gobierno ha puesto sobre la mesa una profundización de las normas que regulan la desconexión digital. El objetivo, ha finalizado el secretario de Estado, es que los trabajadores puedan mejorar realmente su bienestar, de tal manera que la reducción de jornada sea realmente efectiva. El problema es que, paradójicamente, el tiempo se echa encima.
Fuente El Confidencial