Por Jorge Liboreiro
La transferencia es la primera de este tipo en el marco del novedoso plan basado en los activos inmovilizados de Rusia, cuyo valor se estima en 210.000 millones de euros en todo el bloque.
La Unión Europea ha enviado 1.500 millones de euros a Ucrania utilizando los ingresos extraordinarios obtenidos de los activos del Banco Central ruso que permanecen inmovilizados como parte de las sanciones de gran alcance del bloque.
El 90% de la ayuda financiera servirá para que Kiev compre más armas, municiones y sistemas de defensa antiaérea, que el país necesita urgentemente para repeler los avances de las tropas invasoras en el este. El 10% restante contribuirá a los esfuerzos de reconstrucción, en particular de las infraestructuras energéticas, gravemente dañadas por los incesantes ataques rusos.
Bruselas teme que la destrucción generalizada de la red eléctrica ucraniana desencadene una crisis humanitaria y un nuevo éxodo migratorio en invierno.
“La UE está con Ucrania”, declaró el viernes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “No hay mejor símbolo ni mejor uso para el dinero del Kremlin que hacer de Ucrania y de toda Europa un lugar más seguro para vivir”.
El anuncio marca la primera transferencia de dinero en el marco del novedoso plan basado en los activos inmovilizados de Rusia, cuyo valor se calcula en unos 210.000 millones de euros en todo el bloque. Este proyecto sin precedentes se estuvo gestando durante muchos meses hasta que los Estados miembros alcanzaron un acuerdo sobre los textos legales en mayo.
Orbán se opone frontalmente al uso de fondos rusos
Hungría, firme opositora a la ayuda militar a Ucrania, amenazó inicialmente con ejercer su derecho de veto y bloquear toda la iniciativa. Pero el mes pasado, los Estados miembros encontraron una vía legal para sortear este obstáculo, argumentando que Hungría se había abstenido del acuerdo de mayo y, por tanto, carecía del derecho a participar en los pasos siguientes.
Entonces se anunció que la primera transferencia sería de 1.400 millones de euros. El viernes, la cantidad se actualizó a 1.500 millones de euros, probablemente debido a las variaciones de los tipos de interés.
El plan, que también cuenta con el respaldo del grupo de las siete principales democracias industrializadas, llega en un momento en que Ucrania necesita refuerzos para una campaña militar cada vez más desesperada, reforzada por los más de 57.000 millones de euros acordados recientemente por el Congreso y el Senado de Estados Unidos.
Los ingresos extraordinarios, que Moscú no tiene derecho a obtener debido a las sanciones adoptadas a principios de 2022, proceden de Euroclear, un depositario situado en Bruselas que posee la mayoría de los activos inmovilizados.
Una primera transferencia a la que seguirán otras
Un aspecto crucial es que los 1.500 millones de euros se transferirán directamente al presupuesto de Ucrania. Esto difiere de la anterior ayuda militar que el bloque ha encabezado en el marco del Fondo Europeo para la Paz, que reembolsa parcialmente a los Estados miembros por el armamento donado a Kiev.
La próxima transferencia tendrá lugar en marzo de 2025, según la Comisión.
El Fondo lleva más de un año bloqueado por Hungría, lo que ha provocado la paralización de 6.500 millones de euros y la exasperación del resto de capitales. A principios de semana, Josep Borrell, responsable de política exterior de la UE, calificó el bloqueo de “puramente vergonzoso”.
Con las esperanzas de resolución prácticamente perdidas, la UE se ha aliado con EE.UU. para establecer un préstamo de 50.000 millones de dólares a Ucrania utilizando como garantía los activos inmovilizados. El plan avanza, pero los detalles técnicos siguen sin resolverse.
La UE renueva las sanciones a Rusia cada seis meses
La Comisión ha propuesto dos opciones para cuadrar el círculo y garantizar una mayor previsibilidad: los activos permanecerán permanentemente inmovilizados hasta que Rusia acceda a compensar a Ucrania por los daños (una renovación indefinida) o las sanciones sobre los activos se renovarán por periodos más largos (por ejemplo, 18 meses en lugar de seis).
La UE, hasta ahora, renueva sus sanciones cada seis meses, lo que significa que, si Hungría u otro país impidiera la renovación en un momento dado, los activos se descongelarían y el préstamo se vendría abajo.
Los debates sobre estas opciones están en sus primeras fases y se espera que continúen tras las vacaciones de verano. Una vez más, será necesaria la unanimidad.
Fuente DW