Este martes, ciudadanos mendocinos marcharán para exigir justicia en torno a la muerte de Osvaldo Rofrano, el hombre que apareció muerto en la piscina de su casa cuatro días después de decir que no se suicidaría.
El empresario venía denunciando una mafia que vinculaba a presuntos testaferros de Juan Manzur en negocios relacionados con el narcotráfico y el lavado de dinero en Mendoza, lo cual le mereció fuertes amenazas.
En tal contexto, los mismos colegas que jamás quisieron escucharlo, salieron rápidamente a tratarlo de “fabulador” y desacreditar sus dichos. ¿A pedido de quién lo hicieron? ¿Quién se encuentra tan preocupado por aquellos señalamientos?
A esta altura, más allá de aquellos interrogantes, hay que avanzar en la pregunta más inquietante: ¿Cuánto de lo que dijo Rofrano es verdad y comprobable?
Para responderlo, este cronista retomó una vieja investigación sobre Manzur, con el pertinente contacto a viejas fuentes de información y documentos ad hoc. El resultado sorprenderá.
La trama arranca bien cerca de Mendoza, en un emprendimiento olivícola llamado Halpern, ubicado en Campogrande del Acequión, de San Juan, donde se proyecta un polo olivícola que contará con alta tecnificación. Un proyecto “llave en mano”. Ideal para lavar dinero. Manzur intenta no aparecer allí, pero no logra evitarlo: se deja ver la sombra de su contador, Rubén Oscar Aguilar.
La “ruta de las aceitunas” deriva a otra empresa, también creada por el otrora gobernador tucumano, Agro Aceitunera do Brasil Ltda, ubicada en fértil terruño brasileño. Entre una y otra firma hay movimientos de dinero que denotan subfacturación. Es la punta del ovillo.
Ello puede comprobarlo cualquier funcionario de Aduana al comparar mercaderías similares comercializadas entre Argentina y Brasil. Allí aparecen delitos como el blanqueo de capitales y la evasión impositiva, de envergadura internacional.
No es todo: Manzur adquirió un predio enorme en El Palomar, Buenos Aires. No se sabe para qué fines, aunque se presume. La sombra del narcotráfico abreva allí.
La manera de enmascarar el ilícito es a través de una empresa dedicada a envasar y vender legumbres y porotos, también adquirida por Manzur. Su nombre se mantiene en reserva porque la AFIP la está investigando en estas horas. Los sabuesos sospechan de la gran inyección de dinero que viene recibiendo.
Para lograr su objetivo deberían apuntar sus cañones al estudio del referido contador Aguilar, en San Juan. Allí encontrarán todas las inconsistencias. La clave es lo impositivo.
El resto de la historia ya la reveló en exclusiva Mendoza Today el pasado 27 de enero, referida a la adquisición de la firma Nucete y todo lo que ello trajo derivado. Más lavado y evasión impositiva. Y más narcotráfico.
Respecto de este último punto, basta poner el foco en los negocios de Manzur y el empresario Hugo Sigman, a quien “embocaron” en dos oportunidades con sendos containers plagados de toneladas y toneladas de efedrina, en 2008 y 2016. En uno de los casos, el empresario decidió no reclamar lo incautado. No es complicado imaginar por qué.
Quién le facilitó los negocios a Sigman, siempre sospechado de narco, fue Manzur, particularmente cuando estuvo al frente del Ministerio de Salud de la Nación. Uno de los curros que le regaló en bandeja fue el de las vacunas obligatorias en el calendario.
En realidad, no se lo regaló. Siempre aparece la oportuna contraprestación dineraria. Millonaria y en dólares. Ello explica la fortuna de Manzur, a quien Cristina Kirchner definió como el ministro más rico de su gobierno.
Basta ver la declaración jurada del tucumano, que no cierra por ningún lado. O sea, no le cierra ni el “blanco”. No hay manera de imaginar el “negro”.
Así y todo, el insaciable Manzur persiste en avanzar en sus negocios, como viene revelando Mendoza Today. San Juan le quedó “chico”. Por eso el interés en la firma de Rofrano, Gases Aconcagua, la cual intentó quedarse a través de puntuales testaferros, con la presión de políticos locales que ahora han optado por el silencio. Hay audios y mensajes que la familia dará a conocer oportunamente y escandalizarán a propios y ajenos.
Entretanto, para encontrar los rastros de aquellos negocios ilícitos que ya asoman en Mendoza debe investigarse una empresa productora de gases industriales llamada Cascia SA, no casualmente manejada por testaferros de Manzur (Continuará).
Fuente Periodico Tribuna