Mientras en el cierre del Congreso de Inversiones Inmobiliarias el presidente Javier Milei apelaba a metáforas amorosas justificadas en su promocionado romance con Yuyito González, su jefe de Gabinete Guillermo Francos protagonizaba un momento mucho menos cómodo en el Salón Retiro del Hotel Sheraton cuando lo fotografiaron conversando con el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, que acaba de ser procesado en una causa por abuso sexual. El jefe comunal, además presidente de la Federación Argentina de Municipios (FAM), no se presentó esta semana a una mediación con la mujer que lo denunció.
Varios -no todos- intentaron esquivar al matancero que pasó gran parte del acto parado en el ingreso del salón conversando animadamente. Fue difícil no toparse con él para un exfuncionario del gobierno de Alberto Fernández que apuró el paso y se retiró preocupado por apenas haber cruzado un saludo durante el ágape ofrecido en conmemoración del Día de la Independencia de la República de la India.
El escándalo de Alberto Fernández tiene sumido en el estupor al peronismo y pone la lupa sobre otros hechos que alcanzan a dirigentes del mismo espacio. Por eso Mariano Recalde, uno de los senadores más cristinistas y presidente del PJ porteño, intentó echar a Fernández antes de que sucediera lo que ocurrió, que presentara su renuncia a la jefatura del Consejo Nacional Justicialista declarando su inocencia en los hechos de violencia por los que lo denunció su exmujer Fabiola Yáñez. Tiemblan empresarios, dirigentes y mujeres de todos los sectores y colores políticos ahora que la Justicia tiene en su poder el celular del exjefe de Estado.
En el evento de la República de la India, que tuvo lugar el jueves entre las 18 y las 20, hubo justamente un amplio abanico de dirigentes de distintas fuerzas políticas, empresarios y referentes sociales. Desde su arribo al país el embajador Dinesh Bhatia, que también tiene a cargo la gestión en Uruguay, se ocupó de establecer lazos con gobernadores, intendentes y funcionarios del Poder Ejecutivo. En pleno proceso electoral buscó relacionarse con cada uno de los precandidatos, postura que quedó plasmada en lo variopinto de sus invitados.
Si hubiera habido un drone el salón hubiera mostrado un panorama acertado del presente argentino. La figura fue sin dudas la vicepresidenta Victoria Villarruel que se movía rodeada de colaboradores, periodistas y curiosos que querían una foto aunque más no fuera desde lejos. Su impecable presencia y sonrisa no doblegaron al exprecandidato a presidente Juan Grabois que emprendió la retirada al verla subirse al escenario, mucho más ‘mimada’ que en los actos del gobierno que integra.
Otra postal muestra lo que el escándalo albertista disiminula. Un rato antes la Vicepresidenta había pasado por la Universidad Nacional Tecnológica a retirar su título de Técnica en Seguridad Urbana y Portuaria, un pendiente de fines del 2015 cuando completó sus estudios. Sin embargo las fotos las compartió 24 hs después, en paralelo a la cena que en el edificio Libertad compartía Javier Milei con los jefes de las Fuerzas Armadas. Otra vez la dejaron afuera, en este caso no fue invitada nada menos que al acto de ascenso de las Fuerzas y entrega de sables.
A la Vicepresidenta le hubiera gustado estar, aunque el área corresponde al ministro de Defensa, Luis Petri. Lo admiten en su entorno desde donde trabajan fuertemente el vínculo y representación de los uniformados. Tal vez por eso Villarruel tuiteó -todos saben que se ocupa personalmente- en defensa de la universidad pública que estos días atraviesa un conflicto salarial -con paros y clases públicas en todo el país- por los recortes del Gobierno.
“Gracias UTN BA por formarme como profesional de la Seguridad y haberme albergado en sus aulas. Orgullosa egresada de la universidad pública”, escribió mencionando a sus profesores y manifestando con signos de exclamación su posición y su alegría.
La cuestión no es casual. Fue también esta semana en una maratónica sesión en Diputados donde el oficialismo de La Libertad Avanza tuvo que ceder ante la bancada radical. Si a último momento no hubieran incluido en el temario el proyecto de Ley de Financiamiento de las Universidades no hubiera habido quórum. Una parte de los radicales está rebelde. Pactaron quórum con Martín Menem pero los votos los acordaron para el proyecto de financiamiento con Unión por la Patria, el Encuentro Federal de Miguel Pichetto, la izquierda y los lilitos de la Coalición Cívica.
Desde el Senado llegan otras malas noticias para el Gobierno -también para el pichettismo- porque Martín Lousteau está a punto de convertirse en presidente de la comisión Bicameral de Seguimiento de la Secretaría de Inteligencia. No queda claro si la designación de Lousteau le conviene al Gobierno o al peronismo pero lo cierto es que Karina Milei quería a otro senador en ese lugar. Lousteau además puede ser una sorpresa inmanejable.
La tensión radical se respira en todos lados. Entre bocado y bocado de comida hindú el exdiputado Diego Mestre, hermano del exintendente cordobés Ramón Mestre e hijo del exgobernador homónimo, contaba la división de su partido y la puja por la presidencia cordobesa. A punto de renovar autoridades, a Rodrigo De Loredo, jefe del bloque nacional, lo torean en su terruño. A De Loredo le sucede lo mismo que a los dirigentes del PRO: es fuertemente cuestionado, como Mauricio Macri, por su acercamiento a Milei. A Patricia Bullrich ya la dan pasada de bando.
Justamente por el salón del Sheraton apareció Horacio Rodríguez Larreta ya cuando la fiesta estaba terminando y casi todos los invitados habían partido. Se lo vio cómodo y tranquilo. El exprecandidato a Presidente asegura que habla con todos pero no se alinea con ningún dirigente político y niega haber vuelto a hablar con Sergio Massa. Está seguro de que no es tiempo de fotos políticas.
En pos de un proyecto desarrollista Rodríguez Larreta recorre al menos dos veces por semana la provincia de Buenos Aires y se reparte el resto entre visitas a alguna provincia, recorridas por la Capital -que no descuida- y al estudio de la economía o disertaciones en el exterior. Proyecta más el 2027 que la legislativa del próximo año en la que no ve conveniente participar. “No estoy de acuerdo en entregarle el PRO a Milei”, repite en la intimidad aunque en su paso fugaz por el brindis se ocupó de las relaciones sociales sin dejar máximas políticas.
Por el hotel pasaron el vocero Manuel Adorni, otro superstar, Petri y el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Además volvió a mostrarse el exjefe de gabinete, Nicolás Posse, visiblemente repuesto del sacudón que le propinó Milei al echarlo. Otro requerido fue Daniel Neiffert, titular de la nueva SIDE, que negó haber ejecutado el 80% del presupuesto ampliado en $100000 millones como denunció la Coalición Cívica en el Congreso.
Metros más allá el diputado puntano Alejandro Cacace contaba que gran parte de la UCR quiere rechazar el DNU con el que Milei subió las partidas para los espías. Y subrayaba además que esta administración invirtió la discrecionalidad. Ahora, curiosamente, el 90% de esos fondos se pueden gastar sin explicación y en absoluto secreto.
Fuente El Cronista