El torbellino mediático -y judicial- que provocó la denuncia de Fabiola Yañez por violencia de género al ex presidente Alberto Fernández puso en el foco de atención a un personaje inesperado: Tamara Pettinato, la hija del reconocido saxofonista de Sumo.
Y el video bromeando con una cerveza entre Tamara y Alberto generó tal indignación que la presentadora tuvo que salir a aclarar que “jamás se benefició” de su vínculo con el mandatario.
Y si bien es cierto que la hija de rockero sólo trabajó un día para el Estado como conductora en un evento de la Secretaria de Comercio a cargo de Matías Tombolini, su círculo íntimo fue beneficiado por la pauta multi – millonaria del kirchnerismo durante la época de la emisión del ciclo de 678 por la Tv Pública.
Su ex pareja es el -semi- desconocido productor Martin Moyano, con el que está separado y tiene un hijo. Con él fundó una productora recientemente en Marzo de 2024, denominada “A mi me gustó antes SRL”.
Moyano es un personaje que formó parte de la génesis del ciclo militante 678, ya que integró la firma PPT (Pensado para Televisión) junto a Diego Gvirtz, el otro cerebro mediático de la época, durante los años 2010 y 2015, donde recibió el grueso de la pauta pública.
También aparece otra figura clave del entramado de medios K: Fabián de Sousa, del grupo INDALO (C5N), investigado por millonaria evasión fiscal. Otra compañía canalizadora de pauta, en este caso online, fue Real Time Solutions SA. Los nombres se repiten: De Sousa, el clan Gvirtz y el ex de Tamara.
“Analizadas las órdenes de pago y las liquidaciones, y separando todo lo ingresado por la ANSES por publicidad entre marzo de 2010 y diciembre de 2015, se desprende que el canal le pagó a la productora la suma de $ 88.251.169”, plantea un informe de la Oficina Anticorrupción en relación a la jugosa publicidad estatal recibida por los empresarios. En los primeros meses de 2015 por ejemplo, 678 le costó al Estado Nacional $52.560.079.
La mecánica discrecional y sistemática de distribuición de publicidad de distintos organismos estatales para un grupo de empresarios recurrentes y aliados al poder político configuró un factor trascendente para mantener confundida a la opinión pública – por algún tiempo parcial – y apelando a la ilusión antigua del control de las sociedades por parte de la tv y radio. Aquellos años, y personajes, van quedando en el olvido.
Fuente Periodico Tribuna