El informe que los Mossos d’Esquadra han entregado al instructor del ‘procés’ en el Tribunal Supremo, el magistrado Pablo Llarena , sobre la segunda fuga del expresidente catalán Carles Puigdemont , detalla toda una cadena de «errores en el dispositivo» que le permitieron escurrirse a la vista de cuatro mil personas tras dar un discurso en Barcelona el pasado 8 de agosto. El relato, que incluye sombreros de paja, gorras de beisbol, bridas de plástico y un dron que no miraba hacia el lugar de los hechos, contiene un par de afirmaciones lapidarias: «En ningún caso se previó que el retorno del señor Puigdemont sería meramente fugaz. Que el señor Puigdemont regresara a España para después huir no se contempló como una posibilidad ». Los Mossos trabajaron desde finales de julio sólo con dos escenarios, que llegase a España «con la intención de acceder al Parlament días antes a la celebración de la investidura» o que regresara el mismo día, de nuevo «con la intención de acceder al Parlament». Y «todas las gestiones de coordinación y de obtención de información operativa realizadas por la Comisaría General de Información a través de todos los canales disponibles de la comunidad de inteligencia fueron infructuosas» al intentar esclarecer cuál de las dos opciones era la buena. Ninguna lo era. «En ningún momento de valoró como posible o probable que el señor Puigdemont pudiera regresar a Cataluña y no tuviera la determinación de acceder al Parlament», dice el informe a Llarena , para insistir en que un escenario en que regresara a España «para después huir no se contempló como una posibilidad». La razón se recoge en las conclusiones del informe, también en su introducción. Era « la finalidad anunciada » por el interesado en sus redes y lo contrario, escapaba «a toda lógica racional o política». Noticias Relacionadas estandar No Informe al juez Interior admite a Llarena que sólo activó «recursos extraordinarios» tras la fuga de Puigdemont Iuri Pereira estandar Si El dictamen de un experto policial «En la fuga de Puigdemont o hubo incompetencia o connivencia de Mossos» I. PereiraSin considerar esta posibilidad, se centraron en las prioridades, que empezaban por garantizar la celebración del pleno de investidura de Salvador Illa en condiciones de normalidad, mantener el orden público y la seguridad ciudadana y detener al prófugo «si aparecía» . El despliegue fue mayúsculo: en total se desplegaron alrededor de 600 efectivos policiales, según cifran los Mossos en el informe. Se había determinado riesgo alto de movilizaciones callejeras contrapuestas , incluyendo manifestaciones de «ultra izquierda marxista-leninista» y soberanistas. Durante la jornada previa, registraron el Parque de la Ciudadela y se movilizó a la Unidad Canina y la de Subsuelo, que registra el alcantarillado, para garantizar que «no había personas escondidas en la zona que pudieran afectar a la seguridad del debate de investidura, así como el propio Puigdemont». Quisieron registrar también las instalaciones del Parlament , ante la sospecha de que pudiera estar ya allí escondido, pero no se les permitió el acceso. Rull impidió que los Mossos registrasen antes el ParlamentLa entrada, dice el informe, les fue denegada por distintos motivos: el Parlament pidió primero que fuese el comisario jefe el que formalizara la petición por escrito, luego reclamaron que la comunicación se le entregara al presidente de la cámara, Jordi Rull , en persona. Por último, negaron el acceso «porque no había personal laboral adecuado» para el acompañamiento de los policías. «Estos hechos reforzaron las sospechas sobre un posible acceso del señor Puigdemont al Parlament de forma previa al debate», reconoce el informe. Noticia Relacionada estandar No Policía y Guardia Civil vigilaron por la tarde el Parlament por si volvía Puigdemont S.E El informe de Interior, de apenas cinco folios, acredita su reacción tardía ante la fugaMientras, se había previsto la detención a las puertas del Parlament y hasta dispuesto la flota de vehículos sin rotular con la que Puigdemont sería trasladado a la Ciudad de la Justicia, primero, y eventualmente a Madrid, al Tribunal Supremo. Destaca en este punto que los agentes ya contaban con autorización para portar armas fuera de territorio catalán y hasta con reserva de hotel en la capital para «descansar» una vez hubieran puesto al prófugo a disposición del propio juez Llarena. Pero nada de eso ocurrió. Lo que explica el informe es que el escenario que habían montado a los pies del Arco del Triunfo los fieles de Puigdemont para recibirle -y que creían que era para retransmitir el debate de investidura- estaba rodeado por unas vallas metálicas sujetas con bridas de plástico y un sólo acceso, custodiado con manifestantes con petos que parecían realizar labores de seguridad. Dentro había unas carpas y en la trasera del escenario, unas telas negras. Delante, dicen, «unas cuatro mil quinientas personas». La barrera y el dron que dejó de mirarEl expresidente llegó andando por una calle adyacente y en seguida fue rodeado por sus manifestantes, como en una « cápsula de seguridad », cuentan los agentes. Subió al escenario, dio su discurso y se bajó por detrás cuando sólo había un agente de información mirando. Fue él quien vio como mientras la megafonía invitaba a los asistentes a marchar hasta el Parlament siguiendo a los líderes catalanes que estaban allí (Artur Mas, Quim Torra, Laura Borrás…), tres personas se ponían junto a las vallas y rompían las bridas. Un coche blanco salido de un parking adyacente acababa de aparcar junto a la barrera metálica. «En esos momentos el plano del dron cambia de ubicación y se dirige a ofrecer imágenes de los políticos y autoridades que se están desplazando hacia el Parlament», dice el informe. Un minuto después, enfocó a la zona de las vallas. El coche blanco ya no estaba. El agente de paisano corría detrás del vehículo por Barcelona. Había visto sin lugar a dudas como Puigdemont, sin americana y con una gorra de beisbol igual a la que llevaba Turull, se subía con él a la parte trasera del coche, conducido por una mujer que llevaba en el asiento del copiloto una silla de ruedas plegada. «El resto de los policías que estaban desplegados en la vía pública y todos los efectivos que se encontraban en el Centro de Coordinación siguiendo las imágenes estaban convencidos de que el señor Puigdemont se encontraba entre los políticos y autoridades y que se estaba dirigiendo andando por el tronco central del paseo Lluis Companys» al Parlament, relata. La emisora policial, colapsadaAhí aparece el enésimo error. El agente intentó comunicar a los suyos lo que estaba viendo «pero no logró acceder al canal». «En esos momentos se estaban transmitiendo comunicaciones por parte de otros efectivos policiales y decidió llamar por teléfono a su superior para informar del desplazamiento del señor Puigdemont», concreta. El resto de efectivos, así, no tuvo conocimiento en tiempo real de lo que estaba pasando y el agente, que corría tras del coche, dio una marca de vehículo equivocada y sólo una parte de la matricula. Cuando un semáforo se puso en verde, lo perdió. El informe, que evidencia y detalla todas estas fallas, es también en parte exculpatorio. Señala a los líderes de Junts por su colaboración al crear la «confusión policial» que se describe y subraya que los Mossos no fueron los únicos en perderse la maniobra de escapismo. «Ninguna persona de los centenares que estaban en la zona y ningún medio de comunicación ha logrado obtener imágenes de ese momento. Tan sólo se ha podido localizar un video difundido por redes sociales en el cual se ve el acceso al vehículo blanco por parte del señor Turull y la marcha del mismo de la zona», aducen. Su conclusión es que el objetivo de garantizar el normal funcionamiento del debate de investidura «se logró», como también «el objetivo vinculado a la neutralización de la amenaza de las movilizaciones» en las calles, pero «el objetivo vinculado al previsible retorno del señor Puigdemont no se alcanzó dado que no se dispuso de la oportunidad policial para proceder a su detención (…) a pesar de la distribución de efectivos policiales». «La huida del señor Puigdemont gracias a una maniobra de distracción desarrollada con la cooperación involuntaria de miles de personas y la actividad organizada de sus colaboradores próximos, impidió que la PGME pudiera dar cumplimiento a la orden de detención emitida por el Tribunal Supremo a pesar de ser esta su voluntad», añade.
Fuente ABC