¿Es posible pedir una hipoteca a cualquier edad? Los bancos responden

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En el ámbito financiero, la posibilidad de solicitar una hipoteca está directamente relacionada con varios factores. Entre ellos, la edad es uno de los aspectos más determinantes que el banco revisa a la hora de concederla. Aunque es común pensar que están destinadas a las personas sin importar sus años, la realidad es que cualquier individuo que se lo plantee debe asegurarse de cumplir con ciertos requisitos establecidos previamente.

La edad puede influir de manera significativa en las condiciones según las políticas de riesgo de las entidades, como el plazo de amortización y algunos de los requisitos adicionales. Esto se debe a que existe un periodo máximo para liquidar la hipoteca y, aunque no haya regulación como tal, si no existe solvencia, ingresos estables o capacidad de endeudamiento, es muy difícil que el banco acabe concediendo el préstamo. Por lo general, el término suele situarse entre los 70 y 80 años.

Esto significa que, si una persona de 60 años solicita una hipoteca, lo más probable es que el banco le ofrezca un plazo máximo de 10 a 15 años para amortizar el préstamo. Este plazo más corto puede resultar en cuotas mensuales más altas, lo que puede ser un factor limitante para muchos solicitantes. El motivo de esta condición es que las entidades bancarias quieren minimizar el riesgo de impago que aumenta con la edad. También habrá un menor porcentaje de tasación, nunca superior al 40-50% de la vivienda y habrá más probabilidades si los avalistas son jóvenes y acreditan su solvencia económica.

Un papel crucial

Para las personas mayores que desean acceder a una hipoteca, es crucial que evalúen cuidadosamente sus ingresos y su capacidad para asumir ciertas condiciones y cuotas más elevadas en un plazo de tiempo reducido. Si los otros requisitos no están muy fortalecidos, es común que se les deniegue el préstamo en la mayoría de las ocasiones. Además, las condiciones hipotecarias pueden endurecerse si se solicita para un inmueble que no vaya a ser la vivienda habitual.

Algunos bancos pueden exigir garantías adicionales para las personas de edad avanzada, como la contratación de un seguro de vida que cubra el saldo pendiente del préstamo en caso de fallecimiento. Esto se convierte en un requisito más estricto cuando el solicitante supera cierta edad, ya que el riesgo percibido por la entidad financiera es mayor.

La posibilidad de solicitar una hipoteca no está limitada exclusivamente por la edad, pero esta sí juega un papel crucial en las condiciones del préstamo. Tanto para jóvenes como para mayores, es fundamental evaluar cuidadosamente las ofertas de los bancos, considerando también otros factores como los ingresos, la estabilidad financiera y las necesidades personales a corto, medio y largo plazo. La decisión de solicitar una hipoteca es una de las más importantes en la vida financiera de una persona, y debe tomarse con un conocimiento claro de todas las implicaciones.

Fuente El Confidencial