Por Mariano Roa
José Glinski llegó a ser Diputado Nacional gracias a su amistad con el jefe del Consejo Federal de Inversiones, la multimillonaria caja que sigue manejando La Cámpora tras el triunfo de Javier Milei.
En lunfardo, topo es aquel que tropieza en cualquier cosa, por torpe o por falta de tino. En la cloaca de la contrainteligencia, se le llama topo al infiltrado, es decir, al traidor que se gana la amistad de alguien para vender intimidades al mejor postor.
José Glinski es un tipo misterioso. Los que lo frecuentan nunca supieron bien en qué andaba, ni con quiénes. Sí, que es un seductor nato. Entrador de sonrisa fácil. Y rapidito para los negocios.José Glinski habló por primera vez del video dónde su actual novia, Tamara Pettinato, le dice a Alberto Fernández que lo ama.
Su hermano de adulto es otro afortunado con la prosperidad económica: Ignacio Lamothe, jefe de la Confederación Federal de Inversiones (CFI), quizás la última y multimillonaria caja que le queda a La Cámpora desde que Javier Milei se sentó en el sillón de Rivadavia aunque en realidad el primero en usarlo fue Julio Argentino Roca.
¿Todo tiene que ver con todo? Justamente en esa butaca de 1885, de paño azul desgastado y madera de nogal dorada, la pareja de José Glinski, Tamara Pettinato, se acomodó en modo sexi para recordarle a Alberto Fernández lo mucho que lo amaba.Tamara Pettinato le ofreció su amor a Alberto Fernández, sentada en el sillón de Rivadavia de la Casa Rosada.
Todo fue registrado por el propio Fernández en su viejo celular Samsun Galaxy Z flip que luego regaló a su hijo Francisquito. Las imágenes que había en ese inocente obsequio generan un escándalo de magnitudes neutrónicas y consecuencias todavía desconocidas, nunca o casi nunca vistas en ningún país de la región.
Esta semana que arranca, Alberto Fernández cumplirá un mes encerrado en su casa, que en realidad no es su casa, sino la de su benefactor y millonario gracias a la cartelería pública, Enrique Albistur. La condena social siempre suele imponerse antes que la judicial. Hasta incluso llega a ser más dolorosa.
Retornando a las andanzas públicas en los lugares públicos de la hija del ex saxofonista de SUMO, Tamara Pettinato se habría aprovechado del poder de sus parejas: cuando le decía “te amo”al ex presidente consiguió ser contratada por el Gobierno. Y con Glinski, se divirtió en accesos VIP en todos los aeropuertos del país y trasladados en camionetas de Migraciones, dispuestos por ese novio oficial que manejaba la Policía Aeroportuaria.
Como informó Clarín, Tamara y Glinski también habrían pasado alterados fines de semana en una mansión de US$ 1.5 millón en una de la zonas más paquetas de San Isidro. La casa, sobre la calle Alvear, fue recuperada tras detener a una banda de narcotraficantes. Está a unos 2 km de de la Quinta Presidencial y fue el propio Alberto Fernández quien ordenó que el inmueble pase a manos de PSA, a cargo de Glinski.
Viernes y sábados de fiestas, gritos y mucha música que obligaron a que móviles del Comando de Patrullas municipal llegara en varias ocasiones por las denuncias de los vecinos.
El ascenso de Glinski
Hábil escalador, Glinski fue trepando en el poder. Su amigo del Consejo Federal de Inversiones, Nacho Lamothe, se lo presentó a Wado de Pedro, el verdadero mandamás del CFI. Por carácter transitivo, llegó a Máximo y tocó cima cuando lo bendijo Cristina para que siga teniendo trabajo, esta vez, con una banca como diputado nacional.
Junto con Máximo y Cristina, otro que no da señales de vida es Wado De Pedro, frustado candidato a Presidente de Unión por la Patria.
El progreso de un outsider en la estructura de poder camporista nunca es gratis. Y menos para recibir la atención y el beneplácito de Cristina. ¿Glinski debió entregar algo a cambio? Ligado a los Servicios de Inteligencia blue, varios apuntan que se formó con el prosperísimo empresario de las filmaciones, el ex montonero Mario Montoto, Glinski habría sido el que ofreció las escuchas ilegales del viaje de varios funcionarios judiciales y de la Ciudad a Lago Escondido, organizado por el Grupo Clarín.
Por interpósitas personas, siempre ligadas a la política, Glinski desmiente estos cargos que se le adjudican.
En el CFI de su amigo Lamothe, la gravedad se siente más pesada. Tiemblan cada vez que los periodistas recuerdan los casi $ 100.000 millones que manejarán este año. Casi la misma plata que, espantados, los kirchneristas, macristas, radicales, carrioistas y de izquierda, rechazaron para financiar a la renovada SIDE.Ignacio Lamothe y el resto de los jefes del Consejo Federal de Inversiones, un organismo financiado por la provincia que este año podría gastar $ 100.000 millones sin rendir cuentas.
No serán gastos reservados, pero esa montaña de recursos del CFI también es irrastreable y no rinde cuentas. Como ya se consignó, y aunque no firma ningún cheque, la batuta la maneja Wado de Pedro. La plata llega en un goteo diario de la coparticipación que deberían recibir las provincias.
Lo extraño, o no tanto, es que a diferencia de los últimos cuatro años del último gobierno kirchnerista, la mitad de las gobernaciones ahora está en manos de no peronistas. Aún así, las provincias siguen aprobando los giros al CFI.
Ante la consulta de Clarín, desde del CFI remiten al encargado de auditar los gastos. No tiene los mejores antecedentes: es Norberto Berner, el ex secretario de Comunicación de Cristina procesado por abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público debido a irregularidades en la adjudicación de las bandas 4G. Lo embargaron por $ 3 millones.
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Bases camporistas. Norberto Berner fue procesado y embargado por irregularidades en la adjudicación del 4D siendo funcionario de Cristina. No mueve un dedo sin la autorización de Wado de Pedro, quien lo puso como auditor de la Confederación General de inversiones de Ignacio Lamothe.
Supuestamente, el CFI debería destinar sus recursos para “generar un desarrollo armónico e integral de las economías regionales”, según le asegura una alta fuente del organismo.
Para eso, entre otros dispendios, se justificarían viajes en primera clase para supuestamente visitar diferentes lugares del mundo con el argumento de aprender sobre el funcionamiento de actividades productivas que nunca se terminan de implementar en el país. Un “curro all inclusive”.
Fuente Clarin