Por Gonzalo Suli
Luego de ganar todas sus series el año anterior, el Xeneize venía de dos eliminaciones al hilo desde los doce pasos. La cronología de un momento único antes del respiro del triunfo.
Los benditos penales, esos que para la historia de Boca significaron tanto, volvieron a darle una alegría al Xeneize tras dos reveses fuertes como lo fueron las eliminaciones a manos de Estudiantes (por la Copa de la Liga) y de Cruzeiro (hace un par de semanas, por la Sudamericana).
No fue, sin embargo, una serie más esta que se transformó en la primera ganada desde que Diego Martínez es el entrenador: larga, sufrida, con la angustia de saberse match point en contra tras haber tenido la definición a mano. Definitivamente, no se pareció a ninguna de las que llevaron al equipo 2023 hasta la final de la Copa Libertadores.
En la memoria quedará ese 6-6 que se mantuvo durante cuatro ejecuciones y que rompió el debutante Juan Barinaga, y la oportuna aparición de Leandro Brey para meter el penal clave. Antes, mucho antes, más de 20 penales antes, el ritual fue más ágil que lo habitual: tal vez para no dramatizar por demás un momento clave para el equipo y por qué no para el ciclo, la reunión entre Pablo Campodónico y el arquero tuvo en Javier García a un suplente que tiene vasta experiencia en la materia.
En definitiva, fiel a una tradición que (para el folclore, sí, pero también para los números duros) asocia a Boca con triunfos por esta vía, otra vez los penales volvieron a darle un espaldarazo. Y fue una buena señal en un momento difícil, y encima sin Chiquito Romero.
Fuente OLE