Tras haber corrido de la negociación con la Argentina a un importante funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno insistirá en avanzar en un nuevo acuerdo, el tercero en 6 años.
Desde Washington, el mercado especula que será uno de facilidades extendidas (EFF por sus siglas en inglés) y que involucrará dinero “fresco” para reforzar las reservas negativas del Banco Central.
Sin embargo, antes de avanzar en la negociación, hay tres fechas clave. Por un lado, la presentación del Presupuesto, que tanto el FMI como el gobierno de Estados Unidos observan de cerca. Más allá del apoyo al rumbo de Milei y la confianza que tienen en su equipo económico, la principal duda es si el programa cuenta con apoyo político y social. Y la forma más concreta de conocer en detalle el futuro del plan económico y si la política lo apoya es ver si el presupuesto tiene respaldo.
Expectativa en la baja de la tasa de interés
El otro punto clave es el debate de los sobrecargos, una tasa de interés mayor que paga Argentina por tener un préstamo tan grande y durante tantos años. En poco tiempo, en el FMI analizarán esa política, y la expectativa en Washington es que bajen esos sobrecargos debido a los buenos ingresos que tuvo el Fondo con las subas en las tasas de interés de los últimos años.
El tema de los sobrecargos es clave porque, de bajar, Argentina podría ahorrarse unos u$s 1000 millones por año en intereses. Pero lo cierto es que, a nivel global, en Estados Unidos aseguran que Argentina es el único país en el que este tema está en agenda, dado que justamente un aumento de tasas en el tiempo actúa como incentivo para que los países cierren rápidamente sus acuerdos con el FMI.
Lo cierto es que el tema es clave en la negociación. La pregunta que se hacen en el mercado es: ¿Por qué Argentina cerraría un acuerdo hoy, con las actuales políticas de sobrecargos, pudiendo esperar y cerrarlo cuando hayan bajado estas tasas? Para que se apruebe, se necesita el 70% de los votos del Board.
Más allá de los nombres propios, la discusión entre Argentina y el FMI no era personal con Rodrigo Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental que acaba de correrse de supervisar el caso argentino, luego de recibir fuertes críticas de Milei. La discusión es por el programa.
Las dudas del FMI
Las dudas del FMI sobre el programa económico argentino podrían resumirse en tres puntos: que la política monetaria y cambiaria sea consistente con la acumulación de reservas, para que pueda reducirse la inflación, bajar el riesgo país y que se pueda reacceder a los mercados internacionales para refinanciar las deudas.
Otro punto es el fiscal: cómo se podrá mantener ese ancla con la baja del impuesto PAIS y con el fin de la “licuadora” que significó la alta inflación para licuar gastos. Y, en tercer lugar, qué políticas van a aplicarse para que el país salga de la recesión.
En Estados Unidos consideran que las reformas están a mitad de camino, y todavía faltan cambios estructurales que mejoren la productividad y la competitividad.
En Washington, el apoyo al rumbo de Milei es total. Hablan de que Argentina es un país “amigo y aliado”. Además, de los países más importantes a nivel económico en América Latina, hoy Argentina es el único más alineado políticamente a Estados Unidos, en posicionamientos respecto a China, Rusia, Irán y Venezuela. No es el caso de otras potencias como Brasil o México.
En tanto, del ministro de Economía, Luis Caputo, consideran que hizo un trabajo “impresionante”. Pero también creen que la gente no sigue apoyando a un presidente por sí solo: en algún momento, para revalidar el apoyo, querrán ver si hubo mejoras en el salario y el empleo.
El apoyo de Estados Unidos
Si hay acuerdo entre Argentina y el FMI en el programa, el gobierno de Estados Unidos apoyará para que haya “dinero fresco”. La silla del gobierno de Joe Biden es clave para que se tomen las decisiones en el organismo. Tiene poder de veto, con el 16% de las acciones, pero además las alianzas geopolíticas con otras naciones en el Board hacen que otros países irremediablemente acompañen a Argentina. El encuentro entre Caputo y la titular del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, hace menos de dos meses, fue todo un mensaje de apoyo.
Si cambiara el Gobierno, con una nueva presidencia de Donald Trump, la influencia podría ser aún mayor. Pero más allá de los partidos, en las instituciones hay una mirada favorable hacia Argentina, un país que podría convertirse en un proveedor confiable de energía y alimentos en un mundo de creciente conflictividad. Dos temas que se resaltan y en Argentina se suelen dar por sentados: se trata de un territorio de paz, con una democracia consolidada.
Sobre el cepo, si bien en el mercado consideran que es importante que se levante para la llegada de inversiones, también las instituciones en Washington creen que no están dadas las condiciones. Hay confianza en las decisiones del equipo económico.
Las discusiones sobre un nuevo programa están por darse en breve, pero posiblemente esperen a que termine el programa actual, al cual le quedan dos revisiones. Lo que se espera es que el dinero “fresco” llegue durante el primer año del programa, y que en algún momento el FMI pueda ir reduciendo su exposición a Argentina, cuando el país recupere el acceso a los mercados internacionales.
Se espera además que Argentina aplique una especie de “fase 2” en su programa, con mayor fomento a los sectores transables, para que se pueda producir un salto exportador que permita mayor acumulación de reservas.
El compromiso de ayuda a Argentina está, y la expectativa de que el programa sea exitoso, también. Pero también, cualquier financiamiento externo tendrá que pasar por el Congreso, con los libertarios en minoría.
Fuente El Cronista