Vivir implica tomar decisiones. Nos enfrentamos a ellas día a día. A cada instante. Esto genera un gran desgaste, así que nuestro cerebro ha aprendido a simplificar estos procesos mentales para encontrar soluciones más rápidas e intuitivas, provocando que, en ocasiones, interpretemos de manera errónea la realidad. Son los llamados sesgos, y también juegan un papel relevante en las inversiones.
Durante el quinto capítulo de la segunda temporada de Referentes de Inversión, un punto de encuentro impulsado por Deutsche Bank donde se analiza en formato vídeo-pódcast el mundo de las finanzas desde el prisma de la actualidad, Alejandro Vidal, Head Investment Manager de Deutsche Bank España, y Soledad Pellón, Relationship Manager en Deutsche Bank Wealth Management, explican cuáles son los sesgos y los errores más comunes que cometemos y, lo más importante, cómo conseguir que no intervengan en nuestras decisiones.
Para empezar, Alejandro Vidal se pregunta si somos completamente neutrales a la hora de buscar la información necesaria antes de tomar una decisión de inversión, o si ya incluso en este primer paso “nos hacemos “trampas en solitario”. Soledad considera que, normalmente, ya comenzamos sesgando: “Si quieres entrar en Nvidia, por ejemplo, de la que ahora se habla mucho, vas a acabar encontrando la información que te haga comprarla porque realmente lo estás deseando”.
Se trata del sesgo de confirmación, y nos conduce a buscar, interpretar y recordar más fácilmente aquello que confirmen nuestras creencias previas, ignorando o minimizando cualquier dato que lo contradiga.
El Head Investment Manager de la entidad añadió otro tipo, el sesgo de anclaje, en el que se ven inmersos muchos inversores: “Hay personas que cogen una filia o una fobia y da igual los argumentos que les des. Cuesta muchísimo sacarlos de ahí”. Bajo este condicionante, solemos dar un peso desproporcionado a la primera información que recibimos que actúa como “ancla” a la hora de tomar decisiones.
El sesgo conservador es otro de los más comunes, según la Relationship Manager en Deutsche Bank Wealth Management, y significa que, una vez que has tomado una decisión, te anclas en ella: “Imaginemos que compramos un activo a 100 euros y, con el tiempo, cae de precio. Tendemos a pensar que está barato porque ha caído un 20%, pero debemos preguntarnos si lo vemos así porque lo hemos comprado a 100 euros o si realmente hay fundamentos que nos corroboren que está a un precio bajo”.
Tras hacer un recorrido por el resto de los sesgos más comunes que interfieren en nuestras decisiones de inversión, los expertos profundizaron en los errores más típicos ofreciendo además herramientas para identificarlos y minimizarlos. Ambos consideran que asumir nuestros sesgos y tomar conciencia de ellos es un primer paso esencial para cualquier inversor que busque mejorar sus resultados. Porque, como dice Alejandro Vidal, “es más importante gestionar bien los errores que maximizar el número de aciertos”.
Fuente El Confidencial